Páginas

marzo 16, 2007

Me gusta la playa... (+ kepacastro)

Estaba ayer pensándome ¿cuanto tiempo sin leer algo de montaña ? y con las mismas me dirijo directamente a Kepa que sé que relata bien y cuelga unas fotos requeteguapas, o sea que es de los más completos que veo en temas de montaña, mi gran pasión, y mira por donde me encuentro con unas fotos preciosas de salamandras, otras de prímulas -eso creo, que son prímulas- y ... este relato que me deja patitiesa ... patitiesa de ... la emoción, llamémoslo así.
Lo publicó el sábado 10 de marzo. Su blog se llama: Diario de un montañero paparazzi y la dirección es: http://kepacastro.blogspot.com/ ya recomendado por mí hace poco tiempo.
El título: Me gusta la playa....

Mientras caminaba pensaba en esa puesta de sol tan bella que se contemplaba desde la orilla de la playa, en la tranquilidad, en la soledad…Como ella ya se lo imaginaba, la playa estaba desierta. Algunas pequeñas barcas visibles a lo lejos se dedicaban al arte de la pesca. Demasiado lejos para distinguir personas, rostros, manos…Poco a poco fue quitándose la ropa. Primero la fina camiseta blanca de tirantes que dejaba entrever el color oscuro de sus pezones, luego el pareo, y finalmente se quedó completamente desnuda. Esa era una de las cosas que más le gustaba, sentir la arena húmeda en todo su cuerpo mientras el sol acariciaba hasta el último rincón de su piel. Sacó la crema del sol y comenzó a extendérsela suavemente por su cuerpo. Primero una pierna, luego la otra, el ritual de todos los días… sin embargo, hoy era diferente, un aroma flotaba en el aire, un olor dulce que no le era familiar. De repente percibió un suave aliento junto a su nuca, y una tenue voz le susurró:- A partir de aquí, seguiré yo…Ella se quedó paralizada. Su cuerpo se estremeció y pudo sentir como su piel se erizaba. El extraño cogió con su mano la crema y comenzó a echársela por el cuerpo, mientras con la otra mano apartaba suavemente su morena melena rizada, y unos labios húmedos besaban suavemente su cuello. El extraño continuó susurrándole al oído:- Te he observado durante varios días. Como te desnudabas, como con tus manos te ponías la crema, como te bañabas, como las gotas de agua de mar recorrían tus rincones más secretos…tengo envidia de tus manos. Las manos del extraño acariciaban lentamente su cuerpo, entreteniéndose a ratos en sus pezones, ahora duros y excitados, y prestando una constante atención a su sexo, suave y rasurado, donde un piercing sobresalía por encima de sus labios.- También he visto como algunas veces juegas con tus dedos entre las piernas….tengo envidia de tus dedos. El extraño comenzó a introducir suavemente el dedo índice a la vez que le mordisqueaba el cuello. Ella confundida y terriblemente excitada dijo con la voz entrecortada:- Mete otro. Me gusta. El extraño metió el segundo y notó como ella los apretaba, con movimientos rítmicos y acompasados.- Más. Más. Metió otro más. Dentro. Fuera. Comenzó a acariciarla suavemente con su lengua. Gemidos. Ella ya tenía el primero…e instintivamente se dio media vuelta y sin mirar al extraño tan siquiera a la cara, buscó su sexo y se lo metió a la boca, lamiéndolo suavemente. Pudo notar como crecía a cada movimiento de su lengua. Él respiró hondo. Ella sabía hacerlo muy bien… la lengua… lamía suavemente la punta a la vez que era acompañada por movimientos suaves con la mano.- Llevo días soñando este momento – Susurró él. En un rápido movimiento, el extraño la tumbó boca abajo sobre la arena y comenzó a lamerle la espalda a la vez que con sus manos le obligaba a abrir las piernas. Continuó su viaje con la lengua, hombros, brazos, …lentamente… espalda, …lentamente… muslos, mientras poco a poco iba acercándose a su sexo. Ella se incorporó ligeramente y se apoyó sobre sus rodillas mientras el resto del cuerpo seguía sobre la arena húmeda para que él pudiera llegar a su sexo. Notaba como la lengua lo lamía lenta y suavemente. Era algo que le volvía loca…- No pares, no pares….Ella se puso sobre él y comenzó a moverse con ritmos suaves y rítmicos, mientras poco a poco iban siendo más y más rápidos, más y más salvajes. Al cabo de un rato ella se giró. Siguió moviéndose de forma salvaje. Ahora estaba dándole la espalda, y él podía pellizcarle los pezones.- Frota mi clítoris con el dedo mientras te estoy follando, eso me gusta. - ¡Más rápido!. Durante varios minutos estuvieron dando vueltas sobre la arena mientras el agua mojaba sus cuerpos entrelazados en una espiral de sexo y hambre carnal. Embargada por el placer pudo notar como él se corría con un largo y profundo gemido…Ella había perdido la cuenta….

Y es que Kepa es mucho más que un montañero paparazzi, ahí están sus artículos sobre ciudades, sobre la fauna y la flora, y reflexiones ... como la de arriba, que a mí ... a mí me ha gustado ¿será que soy una guarra?

2 comentarios:

  1. Pasa, tan solo, que una no es de piedra.
    Epv

    ResponderEliminar
  2. gracias por haber linkado mi relato, y por los "piropos" jejejej

    ResponderEliminar