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abril 19, 2014

Vídeo: Cómo los lobos son capaces de cambiar el curso de un río

Publicado por Antonio Sevilla
 en Ciencia y tecnología el 18 febrero, 2014
http://lavozdelmuro.com/asombroso-como-unos-lobos-son-capaces-de-cambiar-el-curso-de-un-rio/

Cuando los lobos fueron reintroducidos en el parque nacional de Yellowstone en los Estados Unidos después de haber estado ausentes casi 70 años, ocurrió una “cascada trófica”.
¿Qué es una cascada trófica?
¿Cómo pueden transformar los lobos el curso de un río
George Monbiot te lo explica (y nosotros lo hemos traducido) en este vídeo.

La búsqueda de Dios es una ocupación inútil, ...


LA IGLESIA ES LA MAYOR SECTA DE LA HISTORIA
... pues no hay nada que buscar donde nada existe.
A los dioses no se les busca, se les inventa.
Máximo Gorki

Como tú (Roque Dalton)

COPIADO a  Rafa León pág. de fb el 28/3/2014
Yo, como tú,
amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.
También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
Roque Dalton continuó la estirpe de poetas como Oswaldo Escobar Velado y Pedro Geoffroy Rivas, quienes impulsaron años antes una literatura de denuncia, que describía con cruda realidad la situación económica y social del país.

abril 18, 2014

Expos. “2ª República, Esperanza de un pueblo” 1 al 30 Abril. Biblioteca Pública “Ángel González”









Exposición “2ª República, Esperanza de un pueblo”


1 al 30 de abril

Biblioteca Pública “Ángel González”. 

Campamento (Madrid)

18 de abril DÍA EUROPEO DE LOS DERECHOS DE LOS PACIENTES


Derecho a Morir Dignamente - España

Hoy 18 de abril es el DÍA EUROPEO DE LOS DERECHOS DE LOS PACIENTES. Aquí tenéis los que nosotros consideramos más importantes y los que deberíais reclamar en todo momento como pacientes.

El 18 de abril de 1991 fallecía, arropado por la pobreza, Gabriel Celaya. HOMENAJE



El 18 de abril de 1991 fallecía, arropado por la pobreza, Gabriel Celaya, el ingeniero del verso, 

el máximo representante de la poesía social, el hombre comprometido, el poeta de la sonrisa fácil.
Queremos recordar, hoy en el aniversario de su muerte, sus palabras de compromiso que podréis leer en el siguiente enlace
http://buscameenelciclodelavida.blogspot.com.es/2013/04/190-gabriel-celaya-in-memoriam.html


Canto a la libertad, de José Antonio Labordeta (38.13)

COPIADO  de la pág. de fb de Mateo Santamarta día 3/4/2014
https://www.youtube.com/watch?v=i15eFc_BCu4

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.
Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.
Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

abril 17, 2014

Exposición: “Madrid 1910-1935: Fragmentos visuales... Conde Duque - Madrid. Hasta 20 abril.



Búscame en el ciclo de la vida

Una selección de 2.000 imágenes conservadas por la Hemeroteca Municipal de Madrid y el Museo de Historia de Madrid.

Exposición: “Madrid 1910-1935: Fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación”

Hasta el 20 de abril
Conde Duque - Madrid.
Martes - Sábados: De 10 a 14 horas y de 17.30 a 21 horas
Domingos y festivos: 10.30 - 14h.
Lunes: cerrado


Las nuevas amenazas a la diversidad de Latinoamérica, de Nazaret Castro

La Marea está editada por una cooperativa de periodistas y lectores Suscríbete aquí para ayudarnos a hacer sostenible este proyecto ------- Publicado en 15 de abril de 2014
http://www.lamarea.com/2014/04/15/las-nuevas-amenazas-la-diversidad-de-latinoamerica/

En Las venas abiertas de América Latina, escrito en 1971, el uruguayo Eduardo Galeano repasaba el saqueo y los desastres humanos y ambientales provocados por la extracción a gran escala del oro y la plata, pero también por los monocultivos del rey azúcar, el cacao y otros “monarcas agrícolas” que condenaron al hambre a las poblaciones originarias de las tierras más fértiles del planeta. Cinco siglos después de la llegada de los europeos, los países de América Latina siguen dependiendo de la exportación de oro, petróleo y de los nuevos monarcas agrícolas: soja, eucalipto para celulosa, la caña revalorizada por el auge de los agrocombustibles. Tal vez siempre fue así, pero hace 40 años, cuando Galeano escribía su célebre ensayo, muchos gobiernos de la región apostaban por la industrialización para escapar de la dependencia neocolonial.
El modelo extractivista implica que cada país, en función de su riqueza natural, se concentra en dos o tres sectores. Así, Chile es una potencia pesquera, forestal y minera, mientras los países del Cono Sur plantan soja y la minería se extiende por todo el continente. Con las minas y la extracción de hidrocarburos aparecen a su vez dos problemas: la sobreexplotación de los recursos hídricos y el aumento desmesurado de las necesidades energéticas, que, entre otras vías, se intenta solventar con la construcción de represas. Unas 60 en la Amazonia brasileña, una decena sobre el río Magdalena, la arteria fluvial que recorre Colombia de sur a norte, y cinco en la gélida Patagonia chilena.
La extracción intensiva de recursos naturales vuelve a ser incuestionable. Pareciera que, en tiempos de la globalización que deslocaliza su producción hacia Asia, el lugar de América Latina volviera a ser, indefectiblemente, el de proveer a los países del Primer Mundo —o, mejor, a las corporaciones— de materias primas con escaso o nulo valor agregado. Y, sin embargo, esos países tan ricos en recursos no consiguen salir de la miseria, es la maldición de la abundancia a la que se refiere el economista ecuatoriano Alberto Acosta, para quien su país no es pobre a pesar de sus riquezas naturales, sino precisamente por causa de éstas.
La nueva fiebre del oro es un ejemplo de libro. Ya no es rentable explotar los socavones mineros, así que se impone en todo el continente el modelo de las minas a cielo abierto. Mediante colosales explosiones, se detonan los cerros; después, la roca se sumerge en una mezcla de agua y cianuro para separar el oro de la tierra. Es el llamado proceso de lixiviación. El impacto ambiental de una técnica tan agresiva y contaminante, comenzando por el ingente gasto de agua —cifrado en millones de litros de agua por día y mina— en regiones semidesérticas como el norte de Argentina y Chile, ha puesto en guardia a las comunidades locales. La minería es, seguramente, el motivo de los mayores conflictos sociales en América Latina. Las rebeliones populares recorren el continente, algunas con éxito. En Famatina, los vecinos de Esquel, una provincia al sur de Argentina, lograron expulsar a tres empresas mineras. Otros proyectos emblemáticos, como el de Veladero, de la canadiense Barrick Gold, amenazan la biodiversidad de la Biosfera de San Guillermo, en el noreste argentino.
Mayor y más polémico es el megaproyecto de Pascua Lama. Sus obras, también a cargo de Barrick Gold, siguen adelante pese a la fuerte oposición de las comunidades afectadas, cuya presión ha derivado en fallos judiciales que llegaron a suspenderlas temporalmente. La enorme mina a cielo abierto está en plena cordillera andina, en el terreno fronterizo de Chile y Argentina, una región semidesértica donde, según los opositores al proyecto, dejará sin agua a miles de agricultores del Valle del Huasco. No obstante, la multinacional canadiense, líder mundial en la extracción de oro, se ha ganado el apoyo de alcaldes y gobernadores con su promesa de crear 6.500 empleos directos durante la etapa de construcción y otros 1.660 puestos de trabajo durante los más de 20 años que se espera que la mina esté operativa. Prometen planes asistenciales para los agricultores afectados y millones en infraestructuras que dinamizarán la zona. Pero esas cuentas no incluyen los miles de agricultores que se quedarán sin su modo de sustento, ni qué será de la zona cuando, 20 años después, la Barrick Gold se vaya del Valle del Huasco y Pascua Lama se convierta en un monumental vertedero.

“Mina es muerte”

Los opositores a la megaminería, que son muchos en Argentina, más en las calles que en las cámaras legislativas, denuncian que el Gobierno vende baratos los recursos, gracias a un marco legislativo de ensueño para las empresas. Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández han mantenido con mínimos cambios la legislación minera que dejó el gobierno neoliberal de Carlos Menem. Bajas regalías, exenciones fiscales, subsidios a las empresas, nula fiscalización e incluso el compromiso de que el Estado se hará cargo de los costos ambientales. A cambio, un mantra mil veces repetido, que las industrias extractivas llevarán a regiones empobrecidas desarrollo, empleo y progreso. Un discurso que, aunque amplificado por los medios de comunicación, es cada vez más cuestionado por la población. En todo el noreste argentino, en provincias mineras como San Juan, Catamarca o La Rioja, las calles y las carreteras están inundadas de mensajes como “Mina es muerte”, “El agua vale más que el oro”, “No a la mina”. La megaminería se ha convertido en el principal foco de las resistencias sociales no sólo en Argentina, sino en toda la región porque, como afirma la investigadora Mariela Svampa, “plantea un conflicto territorial, compite por recursos, como la tierra y el agua, y reestructura e influye la forma de vida de los pueblos”.
Los monocultivos son la otra gran pata del modelo extractivista. Si la caña de azúcar, el cacao, el café o el caucho eran ayer los “monarcas agrícolas” que dominaban los latifundios y a sus habitantes sin tierra, hoy la reina es la soja, aunque también la caña viveun nuevo momento de esplendor gracias al auge de los biocombustibles. El nuevo oro verde avanza sobre todo en el Cono Sur. La soja ocupa un 66% de la tierra cultivada en Paraguay, un 59% en Argentina y un 35% en Brasil, según un estudio de 2012 del Centro para la Bioseguridad de Noruega. La inmensa mayoría de esa superficie se dedica a la soja transgénica —la patentada por la multinacional estadounidense Monsanto o bien ciertas variedades locales—, que multiplica su rentabilidad por su resistencia a fuertes herbicidas y plaguicidas, como el glifosato.
La soja transgénica ha sido modificada genéticamente para resistir al glifosato, pero no así los seres humanos. En Ituzaingó Anexo, un barrio periférico de la ciudad argentina de Córdoba, los vecinos comprobaron que se habían multiplicado los casos de cáncer, malformaciones genéticas y fetos muertos al nacer. Las Madres de Ituzaingó se organizaron para pedir a Monsanto que se fuera de sus territorios y consiguieron, en 2012, en un juicio histórico, sentar en el banquillo a tres responsables directos de las fumigaciones con glifosato. Hoy, los cordobeses mantienen su lucha, con un nuevo objetivo: evitar la construcción de la que sería la mayor planta de maíz transgénico que Monsanto tiene en Suramérica.

Acoso al indígena

Pese a la innegable oposición popular, el Gobierno de Cristina Fernández mantiene una apuesta firme por el modelo agroexportador, tal vez porque la maltrecha economía argentina depende cada vez más de los 23.200 millones de dólares que el sector aportó en 2013. La Casa Rosada asegura que la biotecnología posibilitará dar alimento a una población mundial creciente y desoye las voces de alarma que recuerdan que el monocultivo es la causa principal de la desertificación de la tierra, que amenaza ya, según la ONU, al 70% de las tierras secas.
Argentina quiere ser el granero del mundo: el problema es que si dedica toda su tierra a cultivar soja para alimentar a los cerdos chinos y maíz para producir bioetanol, se quedará sin tierra para producir alimentos para los argentinos. Es la paradoja del agronegocio, que en su expansión expulsa a comunidades campesinas, que siguen produciendo la mayor parte de los alimentos para el consumo humano. Las comunidades indígenas se llevan la peor parte. En el norte de Argentina, en las provincias de Chaco y Formosa, el pueblo Qom ha denunciado que lleva años sufriendo amenazas y agresiones para obligarlos a desplazarse de sus territorios, apetecidos por los empresarios sojeros. Al sur de Brasil, los guaraní-kawowá se enfrentan al avance de la soja y la caña.
Los pequeños campesinos también sufren el acoso. En Brasil, se han articulado en torno al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que recientemente cumplió 35 años, consolidado como uno de los movimientos sociales más importantes del continente. Su táctica ha sido la ocupación de terrenos baldíos, donde se asientan y producen alimentos mientras presionan al Gobierno para que ponga en marcha la tantas veces postergada reforma agraria, en un país que sigue estando entre los más latifundistas del planeta.
Fue lo que sucedió en el campamento de San Antonio, al sur del estado de Bahía. En esa región, todas las tierras cultivables fueron acaparadas por el eucalipto que demanda la industria de la celulosa, el monocultivo más rentable junto a la soja y la caña de azúcar. “Dicen que estas tierras son demasiado caras para la agricultura familiar. Todo es para la exportación. La mayoría de los trabajadores los traen de fuera, así que la gente del lugar debe migrar a las favelas de Salvador de Bahía”, explica Lucas, uno de los fundadores del campamento, cuya ocupación comenzó en 2009. Con la llegada del MST, el sur de Bahía volvió a producir alimentos básicos, como el maíz o el frijol, que antes tenía que importar.
Si el modelo extractivista avanza con voracidad, también se organizan y fortalecen las resistencias. Lo ha comprobado Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), que tiene sede en Santiago de Chile y alcance regional. Sólo en Chile, el Instituto de Derechos Humanos ha detectado 99 conflictos entre 2010 y 2012. Y, si hay algo que tienen en común estas luchas, señala, es la defensa del agua como bien común. El director del OLCA ha detectado en los últimos cinco años “una toma de conciencia, una revalorización del territorio y una transferencia del aprendizaje” de unos movimientos a otros.
Cuenca aprecia un giro fundamental desde 2005, la transversalización de los movimientos sociales, que salen de la vanguardia ecologista a tomar las comunidades. Y el empoderamiento que surge de comprobar que, aunque estas resistencias se sientan como David frente a un Goliat armado con todo un engranaje de abogados, grupos mediáticos y lobbistas, las batallas a veces se ganan e inspiran futuras resistencias. Como Famatina; como las guerras del agua y del gas en Bolivia, que expulsaron a un presidente neoliberal para impulsar hasta la presidencia del país a un líder de la los indígenas, Evo Morales.
Los pueblos indígenas saben mucho de una resistencia que cuenta con 500 años de historia. Su situación se agravó con los descubrimientos de yacimientos petrolíferos en sus territorios. En los años 70, los hallazgos en la Amazonia peruana y ecuatoriana comenzaron a amenazar a las tribus indígenas. En Colombia, en Los Llanos, una vasta región que abarca desde el departamento del Meta hasta el Arauca, ya en la frontera con Venezuela, las compañías petrolíferas llegaron en los años 80. Así lo describe Víctor, líder de una comunidad Uwa en el Arauca y testigo directo del desembarco de las petroleras en sus tierras ancestrales: “Antes, nuestra vida era más organizada y productiva: sembrábamos mucha yuca y maíz. Llegó la Oxy [multinacional estadounidense petrolera] y rellenó nuestra laguna sagrada, hizo dragados, construyó campamentos. La vida en la laguna acabó: murieron los peces que nos alimentaban, desaparecieron aves y mamíferos, y también plantas medicinales y árboles sagrados. Bajó el nivel del río. Después, desplazaron a las comunidades”.
En paralelo, los territorios comenzaron a militarizarse: “Los paramilitares entraron a matar compañeros, dirigentes, trabajadores humildes. Éramos un estorbo”, relata Víctor, que acusa al Estado colombiano de complicidad. Documentados informes, como los del Observatorio de Multinacionales de América Latina (OMAL) apuntan que compañías como Oxy, Pacific Rubiales y Repsol se beneficiaron de la violencia que el Ejército y los paramilitares desplegaron contra la población indígena en el Arauca, si bien no se han verificado lazos entre los grupos ilícitos y las empresas.

Armas al servicio del modelo económico

En toda Colombia, la violencia paramilitar favoreció los intereses del modelo extractivo. “Empresarios y latifundistas requerían de un nuevo ciclo de violencia para posibilitar la apropiación del territorio y sus recursos”, resume el politólogo Carlos Medina Gallego, profesor de la Universidad Nacional de Colombia. El resultado fue dramático. En la década 2000-2010 los desplazados aumentaron hasta cerca de los cinco millones, la mayor parte pequeños campesinos. Colombia es un caso extremo pero, en mayor o menor medida, el modelo extractivista suele implicar ciertas dosis de violencia. Los Qom de Formosa o las tribus indígenas afectadas por la represa de Belo Monte lo conocen de primera mano.
Esta represa, en el corazón de la Amazonia brasileña, está llamada a ser la tercera mayor del mundo, por detrás de la china Tres Gargantas y de Itaipú, en la frontera entre Paraguay y Brasil. La construcción de esta central hidroeléctrica sobre el río Xingú corre a cargo del Consorcio Constructor Belo Monte (CCBM), formado por una veintena de empresas entre las que figura la española Iberdrola, y con financiación del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y la banca privada brasileña. El proyecto data de la década de 1970, y la polémica también. Hace 40 años, las protestas de los pueblos indígenas afectados y los grupos ecologistas dentro y fuera del país lograron paralizarlo, hasta que el Gobierno de Lula da Silva lo retomó. Dilma Rousseff, su sucesora, mantuvo un firme apoyo que ha permitido que las obras, que se iniciaron en 2011, saliesen adelante pese a la movilización indígena, la presión de los ecologistas, los sucesivos fallos judiciales que han suspendido las obras por su impacto y la opinión de los técnicos que cuestionan el proyecto por considerarlo caro e ineficiente.
Pese a todo, Belo Monte sigue adelante y los mayores perjudicados serán los pueblos indígenas de la zona, los kayapó, arara, juruna y araweté. Además, los ecologistas advierten de que Belo Monte necesitará para ser viable de otras represas aguas arriba para garantizar un año de flujo circulante, lo que significará la inundación de más selva. Otro de los peligros de los que alertan organizaciones como Survival International es que las obras atraerán a decenas de miles de trabajadores migrantes, lo que provocará acelerados cambios sociales y afectará principalmente a pueblos no contactados, muy susceptibles de ser contagiados con enfermedades infecciosas. Los kayapó, que llevan más de 20 años protestando contra la represa, han advertido repetidamente de que se opondrán a Belo Monte por todos los medios y, si no consiguen parar el proyecto, el río Xingú se teñirá de sangre. El mensaje que le mandaron hace unos años al presidente Lula bien podrían suscribirlo otros muchos pueblos indígenas del continente: “No queremos que esta presa destruya los ecosistemas y la biodiversidad que nosotros hemos cuidado durante milenios y que aún podemos preservar”.
Este reportaje fue publicado en el número de abril de La Marea, a la venta en quioscos y aquí

abril 16, 2014

Pacto de Silencio 2, de Luis Pueyo

Publicado por  el mar 16th, 2014 en Colectivo Burbuja
Estamos hoy plenamente inmersos en un nuevo pacto de silencio, podríamos decir que la segunda parte, la reedición del primero. Hablando en términos cinematográficos, en una mala versión de una película, cuya primera parte era deleznable, cuanto más la segunda porque ya sabemos que segundas partes nunca son buenas, más si la primera se basaba en la contención de un hedor descomunal, el que sirvió para llegar hasta donde hemos llegado, a una España poco o nada democrática, corrupta hasta la médula, con una estructura territorial mal diseñada y algo para nada baladí: más desunida que nunca. Han tocado a rebato y, hasta cierto punto, era esperable. Sucede siempre que un régimen político entra en proceso de descomposición.
   Cuando esto ocurre, porque ocurre y nadie con dos dedos de frente lo puede negar, las fuerzas vivas del régimen se reúnen actuando a la desesperada, como ese mal equipo de fútbol que, en los minutos finales del encuentro, trata alocadamente de empatar para forzar la prórroga después de un deplorable partido. Pues aquí el partido fue la Transición que se acabó de precipitar por el camino más abyecto con el llamado Felipismo y el conocido por un historiador del régimen como Aznarato. Ambos pusieron las bases, quizás más el primero, de un gol histórico que remató a puerta vacía el ínclito Zapatero al que podríamos llamar por analogía el zapatazo. No hay más que escuchar al expresidente para entender la perversidad de un sistema que es capaz de aupar al poder a un mediocre de ese calibre.
   Durante aquella etapa en la que todo valía, hacerse rico a cualquier precio ( ya han robado demasiado, nos toca ahora robar a nosotros) se sentaron unas sólidas bases que procedían del pacto del consenso entre exfranquistas y una oposición que sólo buscaba tocar pelo, tener la posibilidad de introducirse en el sistema no para trasformarlo sino para trasformarse a sí misma, es decir, engordar,  sentarse en mullidos sillones y con suculentos sueldos y al pueblo que le den. Para que ello no condujese a escándalo nacional había que consolidar un potente pacto de silencio. Sí, es cierto que parece el título de una película, pero no se podría definir mejor a un régimen corrupto que compra al cuarto poder para perpetuarse en el poder. Asi, las principales cabeceras del país, radios y televisiones (al principio solo había una) pusieron toda su maquinaria a funcionar para maquillar un rostro picado por la viruela, que era el rostro del poder. El político por supuesto, encarnado en ese camaleón carismático llamado popularmente como “Felipe” y en ese monarca campechano y fiel. Pero también el financiero y las grandes fortunas de este país, ese poder que siempre estuvo en la sombra y que de vez en cuando asoma la patita.
   Podemos decir que el punto de inflexión en esa etapa fue la aparición de la telebasura, de la radiobasura  y de la basura en general, a partir del crimen de Alcasser aproximadamente, en aquel programa nefasto de Nieves Herrero, en el que metía el micrófono en la boca del padre de una de las niñas brutalmente asesinadas. Aquello fue un exceso, convenía suavizar el mensaje y tomó el testigo el programa “Tómbola” pergeñado por otro de los símbolos de una época: Zaplana y su régimen en la Comunidad Valenciana.
   Después llegó la caída del muro de la vergüenza del ocultismo, la opacidad y la manipulación aunque siempre bajo el control de los grandes grupos mediáticos que controlaban prensa, televisiones y radios de máxima difusión. La mierda era tal que las alcantarillas del estado supuraban, como una herida, su pus maloliente. Algo cambió con aquel pacto para derribar a Felipe, alias Isidoro aunque durante el reinado aznarista las cotas de manipulación continuaron escalando, como digo, la coordillera de la indignidad.  El crimen de estado acabó emergiendo, las corruptelas de los ministros también pero Mr. X, ya como expresidente, quedó limpio de polvo y paja gracias al señor del bigote, que se negó a entregar a la justicia los papeles del CESID. Sin embargo, en el campo mediático, el cambio real se produjo después del 11-M y la llegada al poder de Mr. Chance (ver la recomendable película de Peter Sellers) un personaje que creyó ser el elegido por el karma universal para arreglar todos los problemas sin darse cuenta que con buenismo no se arregla nada.
  Quizás la ruptura sucedió en esa etapa, al socaire de la irrupción de internet y de nuevos medios de radiodifusión. Sorprendentemente nada era como nos lo habían contado. ¿Qué había pasado?.¿Había sido posible que nos tomaran a todos el pelo tantos años?. Sí, así era, así había sido. Comenzábamos a saber ciertas verdades incómodas entre las cuales estaba que la monarquía no era esa especie de lugar sagrado e impoluto que la revista Hola se encargaba de retratar machaconamente. El rey además de putero e infiel ( menudo papelón para la Reina, ahí, aguantantando los cuernos, la que decían que era la mejor valorada de la institución, no divorciándose para seguir en el candelero) había cobrado suculentas comisiones durante décadas y diarios extranjeros lo citaban como una de las fortunas más importantes de Europa, algo todavía desconococido para la gran mayoría. Aquel pacto de silencio parecía haber quedado hecho añicos, nada era ya intocable, los españoles por fin sabíamos la verdad.
   En aquella etapa apareció el caso Urdangarín, un escándalo que judicializó para siempre a la monarquía y a todo el régimen en general, salpicado de innumerables casos de indignidad y latrocinio organizado a todos los niveles de la administración política, transversal a todos los partidos, algo que todos sospechábamos pero que ahora se demostraba real y palpable. Muchos ya nos preguntábamos si el diseño del sistema político, la falta de separación de poderes, tenía algo que ver con todo lo que estaba empezando a emerger. Y así era. Pero todo tiene un límite para la oligarquía. Esta no iba a permitir que toda la verdad emergiese. Ya tenían controlado el poder judicial, podían dilatar eternamente los procesos para que estos prescribieran y después blanquearlos con sus periodistas a suelo pululando aquí y allá en tertulias y artículos de opinión sesgada.
   El 15-M fue un grito de indignación que hizo saltar muchas alarmas. Por suerte para los ciudadanos que siempre son los grandes beneficiados de la libertad de información hasta los medios tradicionales se atrevían a destapar más y más escándalos de corrupción, abuso de poder, estafa generalizada y cohechos varios. Incluso algo tan sagrado, aquello a lo que se habían comprometido a proteger en el primer pacto de silencio, la monarquía, sufrió los embates de una prensa capaz de plantarle cara y romper con esa censura dirigida desde la jefatura del estado. Pero todo tenía un límite. La cosa se había ido de  las manos y había que volver a atar en corto a la prensa y la televisión. Aprovechando la voraz crisis que ha castigado como a nadie a los medios de comunicación un grave ataque a la libertad de expresión se ha vuelto a perpretar en este país, en lo que yo llamo el pacto de silencio 2, la segunda edición de aquel nefasto pacto de la transición. Y no crean que han disimulado. Hemos sabido de reuniones en Zarzuela con los editores más importantes del país, hemos visto también la ayuda del gobierno popular a un medio tradicionalmente contrario a sus intereses y, finalmente, a cara descubierta, hemos visto la destitución fulminante de los directores de tres de los medios de comunicación más importantes de España, curiosamente los más críticos, aunque sin pasarse, con el poder establecido.    Primero fue La Vanguardia, después El Mundo y ahora El País, todo ello en el breve espacio de unos cuantos meses. Indecente pero real. Volvemos a un nuevo pacto de silencio, que es muy conveniente a los que nos han robado y nos seguirán robando. Ellos ya se han preparado para un retorno a su impunidad, un mayor control del poder judicial y el control total de la prensa escrita y las televisiones, con tertulias cada día más infiltradas de sus esbirros, cuando no directamente reuniones de peperos con algún pelele al que atizarle. Así se blindan y nos hunden. Y ojo, como siempre las segundas partes suelen ser peores que las primeras.

Madrid, ciudad insostenible, de David Losa

http://blogs.publico.es/numeros-rojos/2014/04/26/madrid-ciudad-fracasada-ii/

Una vez analizada la “construcción” del modelo neoliberal de ciudad en Madrid en nuestra anterior entrada, abordamos aquí algunas de las consecuencias que ha provocado la apuesta decidida de los Gobiernos local y regional por “vender” la capital a los grandes capitales, sin tener en cuenta las necesidades básicas de la mayoría de la población.
Texto: David Losa (@deividlost). Publicado en 26/4/2014
Madrid, ciudad insostenible (así fracasa)
Como describe el Observatorio Metropolitano en sus libros “Del Madrid global a la crisis urbana” o “Madrid ¿la suma de todos?”, Madrid no solo no ha sido ajena al fenómeno de polarización social que ha afectado a otras grandes ciudades, sino que al asumir voluntariamente un nuevo rol de “ciudad global” –donde numerosas multinacionales han instalado oficinas centrales o centros estratégicos– ha permitido que se genere una gran brecha social. En este sentido, resaltan dos figuras sociales “relativamente novedosas”, la emergente global class, vinculada a los aparatos de dirección financiera de esas multinacionales, la gestión financiera o los servicios de alta cualificación y valor añadido; y el cada vez más numeroso proletariado de servicios.
En términos cuantitativos, según los estudios del propio Observatorio, esa global class coparía el segmento de los súper-asalariados, con remuneraciones de 60.000 a 80.000 euros anuales como mínimo, alcanzando en ocasiones cifras 20 o incluso 100 veces mayores, y que en la estructura laboral de la ciudad no representan más del 15 % de la población activa. Pero en ese pujante “Madrid global” viven “más de un millón de personas que no alcanzan los 15.000 euros de salario bruto al año, que trabajan especialmente en la hostelería, los servicios personales, la limpieza y el empleo doméstico, o como peones en la construcción y la industria”. Así, la Comunidad de Madrid, según el informe “La desigualdad en crisis: hombre rico, hombre pobre”, elaborado por los Técnicos de Hacienda,ostenta el dudoso honor de liderar el ranking de la desigualdad social de todo el país con un sonrojante 0,43 en el índice Gini (el más aceptado para medir la distribución de la riqueza y la igualdad social). En otras palabras, los niveles de cohesión social están al nivel de países del Tercer Mundo como Ghana o Madagascar.
Por supuesto, si la precarización del empleo genera pobreza, qué decir del desempleo, que alcanza un 18% en la ciudad de Madrid (EPA de marzo de 2014), con bolsas de más de 20.000 parados en distritos como Latina, Carabanchel o Puente de Vallecas. En este último, el más desfavorecido, con un 21,7% de paro total y un 60% de paro juvenil, el 51,93% de los desempleados no recibe ya prestación por desempleo alguna. Desde ahí, una línea lógica de miseria nos llevaría a recordar que solo en 2012 se ejecutaron 14.250 desahucios en la Comunidad de Madrid, un 225% más que en 2008, según un informe de CCOO Madrid que también afirma que uno de cada cinco madrileños, un 20%, está en riesgo de exclusión social.
No queremos acabar este epígrafe sin mencionar el estado de la salud madrileña, cuyo mapa también expresa, desde hace años, la desigualdad social existente. “No tenemos los datos de mortalidad por enfermedades de estos últimos años de crisis, ya que los actuales reflejan la realidad de hace 10 o 15 años, pero sabemos que el gradiente norte-sur en Madrid es permanente, y tenemos argumentos para sospechar que es muy posible que haya aumentado”, explica Javier Segura, médico salubrista y autor del blog Salud pública y otras dudas. Además, Segura afirma que “sí hay varios estudios que apuntan a una mayor demanda de asistencia en enfermedades mentales y en el consumo de psicofármacos, y podemos prever agravamientos en temas como el VIH o la dependencia debido a la retirada de subvenciones. Sin olvidar todas las patologías derivadas del desempleo, que afectan en mayor medida a las zonas tradicionalmente pobres”.
Se vende ciudad
No es materia de este reportaje profundizar en la política de privatizaciones que se ha llevado a cabo en Madrid, aunque es necesario recordar que las autoridades regionales y municipales nunca han escondido su predilección por este modelo de gestión, alegando una mayor “rentabilidad” y “eficiencia”. Así, tanto la sanidad como la educación han visto en estos años como se ha privilegiado descaradamente al sector privado, con la construcción de ocho nuevos hospitales de gestión privada y el proceso de privatización de otros seis (tumbado judicialmente), por un lado, o la reducción de la oferta en escuelas públicas hasta el 52%, potenciando la escuela concertada, mayoritariamente católica, mediante fondos públicos, hasta el punto de que ya supone un tercio de la oferta total. La situación en la enseñanza superior es similar, mientras la universidad pública languidece por falta de recursos, se potencia a la privada con subvenciones que buscan mitigar la caída de facturación de esta, cuya oferta es imposible de cubrir en la actualidad.
Más allá de Sanidad y Educación, las políticas llevadas a cabo en casi todos los ámbitos han ido por el mismo camino, el de externalizar la gestión o, directamente vender los recursos públicos. Limpieza de las calles, gestión de residuos, servicios sociales, transporte, cultura –ya se habla de gestión privada en los teatros municipales– o incluso las donaciones de sangre. Todo es privatizable. “La peatonalización de las calles no se ha hecho para el peatón ciudadano, sino para el peatón consumidor. Además, los nuevos espacios ‘lisos’ están prestos a ser alquilados a ferias de todo tipo, mercadillos de artesanía, campañas publicitarias… Mención aparte merecen las terrazas de los bares, cuya superficie, sobre todo del centro, es el doble que hace unos años. Mientras, los peatones nos apretujamos en el borde de las aceras y tenemos que bordear una plaza porque han puesto una pista de patinaje”, lamenta la arquitecta Eva García, de Contested Cities. Como sacado de un siniestro manual, la liberalización total de horarios, que entró en vigor hace un año, ha herido de muerte al pequeño comercio y empeorado las condiciones laborales de miles de empleados, mientras que, según la Confederación Española de Comercio, no consiguió en el año 2013 sus objetivos ni de facturación ni de creación de empleo: bajada de afiliaciones a la Seguridad Social del 2,5% (frente al 0,7% de media en España), de ocupación (3,3% frente a 1,9%) y de ventas (4,2% frente 3,9%). Lo único que ha logrado, de hecho, es un aumento de la precariedad laboral, especialmente en las grandes cadenas y centros comerciales, los más beneficiados con esta normativa.
Próxima entrega: Se busca futuro, Madrid resiste (y 3).

La gran estafa ¿quién paga las deudas de los equipos de fútbol españoles? de Alberto Martínez

Alberto Martínez – ATTAC Castilla–La Mancha
Me gusta el fútbol, tengo que reconocerlo. También reconozco que el fútbol es movilizacion. Consigue movilizar a tantas personas como ningún otro movimiento,injusticia o denuncia social.
Al gobierno también le gusta el fútbol. Aunque eso del fin social del fútbol es más que discutible. Reconozco que las personas tenemos necesidad de distraernos, de disfrutar de las cosas que nos gustan y que entre ellas, esta el fútbol. Un deporte, mucho menos salvaje que aquellos “espectáculos” que utilizan animales como divertimento.
El fútbol al servicio de la sociedad y no para adoctrinar y aborregar  a las personas. Ojalá cunda el ejemplo y cada evento UEFA, FIFA o LFP sea el altavoz para lo que casi nunca se quiere oír, esas situaciones en el que este deporte perjudica a cientos de personas, y que los organizadores se afanan en tapar tras los cartelones de las empresas multinacionales.
El fútbol es un bien publico, mientras tanto la sanidad y la educación estn pasando a ser bienes privados.
Amparados en ese supuesto bien social que se le supone al fútbol, los gestores de equipos y federaciones han creído que estaban por encima de la ley, han considerado que ellos no están obligados a pagar impuestos o que podían buscar fórmulas para evadirlos, se han beneficiado de ayudas públicas, han aprovechado sus cargos para hacer negocios particulares, han utilizado esos clubes como plataforma de blanqueo de dinero.Las administraciones han colaborado en ello. Ayuntamientos endeudados han pagado deudas para salvar a su equipo de fútbol o para construir un estadio, administraciones como la Hacienda o la Seguridad Social han hecho la vista gorda  durante muchos años a  millonarias deudas , obligaciones de pago en concepto de  impuestos, recalificaciones de terrenos o  planes urbanísticos.
El futbol es espectaculo,pero revisando las cuentas, es algo mas que es o, porque lo equipos españoles deben a la Agencia Tributaria mas de 673 millones de euros. Una cifra a la que hay que añadir la deuda acumulada de los equipos de Primera División al conjunto de acreedores que supera los 3.500 millones de euros.
 ¿Pasa esto en Europa?
No. Por este motivo la Comisión Europea ha abierto una investigación formal sobre siete clubes de fútbol españoles por haber recibido presuntamente ayudas públicas ilegales.
La situación adoptada en España con los clubes es excepcional y en el resto de países de nuestro entorno no se permiten acuerdos con la Agencia Tributaria. Es el caso del histórico Glasgow Rangers de escocia. El equipo se encuentra en concurso de acreedores por deber 93 millones de euros en impuestos. A esto hay que añadir las quejas que han llegado de otros equipos como el del Bayern de Munich que lamenta la impunidad que existe en el fútbol español. Desde la UEFA se están introduciendo además nuevas reglas financieras para no permitir que los clubes tengan unan unas pérdidas de más de 45 millones de euros a lo largo de tres temporadas, aunque esas normas no se aplicarían a los retrasos ya existentes en el pago de impuestos.
Pidamos al gobierno que exija el pago inmediato de los equipos de fútbol.
Gran parte de la ciudadanía esta callada. Cualquier cosa con tal de que nuestro gane,suba a primera división, mantenga la categoría o fiche al futbolista revelación. Esta es una situación que entre todos y todas debemos cambiar. Los ciudadanos venimos sufriendo en los últimos dos años recortes en sanidad y educación unido a  subidas de impuestos y de servicios básicos. Sin embargo las cifras astronómicas de los clubes de fútbol son asimiladas con normalidad.  El gobierno apela al esfuerzo  y repite una y otra vez que debemos apretarnos el cinturón , pero el gobierno no ejemplariza con un control fiscal a los equipos de fútbol de una industria multimillonaria en España.
El gobierno tímidamente insta a los clubes a pagar su deuda , mientras desahucia y recorta en educación y sanidad sin contemplaciones.
 El Congreso de los Diputados aprobó a finales de marzo una nueva instancia para que se siga persiguiendo a los clubes “morosos”, y que se regulen ajustes presupuestarios de estas entidades “en el plazo más breve posible”. 

La Liga de Fútbol Profesional (LFP) y el Consejo Superior de Deportes (CSD) puesto sobre la mesa un proyecto para  de desarrollar un “plan” para que los equipos de fútbol que no liquiden su deuda con Hacienda en tres años no puedan seguir compitiendo.

Pero un texto que “inste a perseguir” no es suficiente. Ni un calendario de pagos a tres años vista (mínimo) para estas sociedades. Debemos exigir que los clubes de fútbol salden sus cuentas con las arcas públicas del Estado de inmediato.
El fútbol es un negocio muy rentable pero lo es a costa de los derechos de las personas. Después de estos datos, parece que hasta ahora, Hacienda no somos todos.