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junio 10, 2017

Antonio Gamoneda / Poeta “La poesía no es un proyecto deliberado”

10 de Mayo de 2017- Enrique G. Pozo http://ctxt.es/es/20170510/Culturas/12646/antonio-gamoneda-descripcion-de-la-mentira.htm

Aprieta el bastón, de elegancia antigua y regia, en el que más que apoyarse parece arrastrar como un testimonio indiferente al óxido de los años, y señala una puerta de cristal. Tras ella, un pequeño patio, unas sillas, zarzas que se muerden: "Podemos hablar allí. Hoy hace buen día y así podré fumar un par de pitillos". Acaba de salir el sol en una mañana fría en un céntrico hotel de Madrid. Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) se sienta, coloca su portátil en la mesa, sus notas, un paquete de tabaco de liar, un periódico. "Hoy me he equivocado y me he llevado al desayuno un diario que detesto", explica con cierto enfado infantil, acaso militante. "Aunque también es importante saber qué dice el enemigo, ¿no?". Gamoneda lía el pitillo con una agilidad profesa y automática. Ordena los papeles y se estira con la confianza manifiesta de quien ha encontrado en la libertad su forma de patria. Lleva días sin pasar por León, el feudo elegido en el que lleva toda su vida y donde ha celebrado todas sus victorias. Porque Gamoneda ha saboreado el Premio Cervantes, el Reina Sofía de Poesía y, sobre todo, la fidelidad de un séquito de lectores exigente y el abrazo siempre de la crítica. Acaba de llegar de Nicaragua a Madrid para participar en una charla sobre Descripción de la mentira, su obra decisiva, el comienzo de tanto, que este año cumple cuarenta años desde su publicación.
Usted publicó Descripción de la mentira en 1977, después de muchos años sin escribir nada ¿Qué importancia tiene el silencio en esta obra?
Los largos silencios tienen que ver normalmente con situaciones existenciales que suelen coincidir con momentos históricos muy concretos. Yo era un muchacho mayor durante los últimos años del franquismo. Y era muy consciente del tiempo que vivía. Entre 1960 y 1975, no publiqué nada. Y lo poco que escribí se topó con la censura. Estos largos silencios se corresponden con circunstancias en las que no liberas la ocupación subjetiva de tu conciencia y no liberas tus impulsos poéticos. Esa fue mi forma de silencio. Mi tiempo me impedía liberarme. Hasta que estallé coincidiendo con la muerte del dictador y de ahí surgió este poemario.
Muchos se abrazaron a una lectura muy situada históricamente, identificando la mentira del título de su libro con la que la dictadura había impuesto de alguna forma durante años. 
Y siempre he compartido esa lectura. Aunque, más allá de posibles simplificaciones, para mí este poemario, como todos, se sitúa en un espacio que intenta huir de cualquier circunstancia previa al poema. Yo defiendo cierto estado de inocencia a la hora de escribir. Y ello siempre viene de una especie de vaciamiento del pensamiento, de un alejamiento de cualquier juicio anterior a la palabra. El poemario está situado históricamente, pero no necesariamente la palabra está situada en ese contexto histórico.  
Estos largos silencios se corresponden con circunstancias en las que no liberas la ocupación subjetiva de tu conciencia y no liberas tus impulsos poéticos
Atendiendo a la crítica, suele haber cierto consenso sobre que su tarea poética es una especie de desocupación, de deconstrucción. Quería preguntarle si comparte eso.
Sí. Aunque prefiero llamarlo liberación. Hay en ti algo que desconoces pero que te desazona o te angustia. Al convertir ese malestar, esa forma de pensamiento, en objeto estético, en palabra, hay una liberación. Aunque sea transitoria. Es una especie de transformación, siempre entre comillas, de la naturaleza del pensamiento. Y que te sacia. Y eso me ocurrió con Descripción de la mentira
Para usted la palabra es algo que se revela.
La poesía que yo pienso que merece la pena es un acto de revelación, o al menos de descubrimiento. 
¿Hay algo que de alguna forma sienta que no haya podido revelar con la palabra en todos estos años? 
Aunque de forma puntual, hay muchas cosas que nunca he conseguido decir. Aunque es cierto que con la edad esa despensa de pensamiento impensado es menor: la actividad de hacer del pensamiento palabra decrece. Es así, y quizás esto es lo que puede agotar la posibilidad de ser poeta en la ancianidad. Claudio Rodríguez, mi gran poeta de la segunda mitad del siglo XX, decía que los poetas somos como los yogures, tenemos fecha de caducidad. Puede que esa caducidad consista en que tal vez se han producido todas las objetivaciones de aquello que el poeta lleva consigo. Y cabe que eso suponga un agotamiento de sus posibilidades verdaderas como poeta. Cuando ya has escrito demasiado, puede que acabes acudiendo a lo evidente, a deliberaciones previas.Y yo he percibido algo de todo esto durante la escritura de mi último libro.
Claudio Rodríguez, mi gran poeta de la segunda mitad del siglo XX, decía que los poetas somos como los yogures, tenemos fecha de caducidad
¿De ese agotamiento?
Sí. Aunque yo quisiera pensar que sea algo transitorio y que, bueno... ahora entro en otro espacio existencial al que no termino de acostumbrarme. Aún no he configurado mi subjetividad con la vejez. Pero también puede que, efectivamente, mis posibilidades se hayan agotado.
¿La poesía le ha ayudado a comprender la vejez?
Ciertamente. Me ha permitido objetivarla, y eso es muy importante. 
Algo que preguntamos siempre los periodistas es la supuesta relación entre la biografía del autor y la propia trayectoria poética. Que creo que es algo, una relación, que usted siempre ha intentado no establecer. Pero quería preguntarle si sus obras, sus poemas de los últimos años tienen más de su propia biografía que en su trayectoria anterior. ¿O sigue sin estar cómodo con esa relación?.
Sí creo que tienen mucha relación, no me incomoda establecer este tipo de nexos. Pero actualmente tengo cierta perplejidad porque noto que las vivencias acumuladas en mi memoria y que son mías en cierto modo ya no están en mi perspectiva existencial. Noto que muchos recuerdos ya no me pertenecen. Y eso puede ser otra señal de agotamiento, claro.
También la crítica ha hablado de su poesía como fragmentación. ¿El conjunto de su obra permite establecer cierta línea narrativa o un relato que pueda vertebrar todo su contenido? No sé si esta pregunta es contradictoria si comienzo afirmándole que precisamente su poesía podría caracterizarse por su carácter fragmentario...
Se podría establecer cierta continuidad narrativa, pero solo en cuanto a la estructura poemática. Creo que pesa la fragmentación. No obstante, podría intuirse una continuidad no declarada entre el curso poético de mi escritura y mi propia vida a lo largo de estos casi setenta años. Aunque esto es algo que pueden decir mejor los críticos y que a mí no me interesa nombrar. 
Usted, si se ha movido en algún ámbito, ha sido precisamente en el de las fronteras, el del extrarradio o las afueras, por no terminar nunca de encajar en ningún grupo o generación.
Yo no me he sentido nunca muy inclinado a estar en una tendencia o grupo definido ¿Cómo puedo acomodarme a un proyecto que ni siquiera es mío si yo me ignoro a mí mismo como proyecto?
Nunca  ha dado mucha importancia a esos grupos.
Jamás. Eso no quita que entre los poetas podamos ser amigos y solidarios.
¿Cómo le gustaría que la Historia defina el relato de su condición de poeta?
(Piensa unos minutos. Cierra los ojos con fuerza. Duda).
Aunque la definición es inalcanzable para mí, me gusta pensarme como un poeta que está en la expectativa de descubrirse a sí mismo para que se produzca una siempre esperada revelación. Me gustaría que se me recordase como un poeta que quiso estar atento a eso y a las posibilidades de convertirlo en objeto estético. Esto lleva a una cierta veracidad con la vida, con tu propia historia y con la vida histórica tal como es recibida o subjetivada por ti. No sé mucho más de mí. 
Me gusta pensarme como un poeta que está en la expectativa de descubrirse a sí mismo para que se produzca una siempre esperada revelación
En cuanto a la utilidad social de la poesía, en un período concreto del siglo XX la crítica ha establecido diferencias entre generaciones según el supuesto compromiso o voluntad de responsabilidad más o menos explícita para con la realidad social. Intuyo y veo que puede existir cierto compromiso también en su poesía con la realidad que lo rodea, aunque de otra forma.
Sin duda. Pero la crítica siempre ha dado por hecho que para ser poeta ese compromiso debe ser de una naturaleza muy concreta. Y yo discrepo. Naturalmente, además de poeta, soy ciudadano. Y de paso comparto la conciencia histórica con aquellos ciudadanos que la tienen. Pero el compromiso explícito, en tanto poeta, no me parece algo legítimo porque esto supone la anulación de esas posibilidades relacionadas con la inocencia inicial de la que antes hablaba. Ser explícitamente comprometido con la experiencia es un proyecto ya en sí mismo. Yo niego que la poesía pueda sujetarse a proyectos premeditados. Entiendo que algo pueda ser entendido como proyecto por la sucesiva acumulación de actitudes, de averiguaciones del propio poeta. Pero no es un proyecto deliberado. La deliberación, la afiliación explícita a un modo, a una significación o tendencia anula la veracidad poética que se da en la inocencia. Y eso lleva a  una poesía utilitaria, que efectivamente nace de la explicitación siempre. Y la explicitación exige un lenguaje no ya realista, sino convencional. Y ese lenguaje convencional es idéntico al lenguaje convencional del poder opresor. En ese sentido, optar por un lenguaje convencional o cotidiano que no se opone al lenguaje del poder me parece una postura reaccionaria. El filósofo José Luis Pardo escribe al respecto y afirma, refiriéndose al lenguaje, que aquella poesía cuyo lenguaje difiere del lenguaje del poder ya es una forma de resistencia y de oposición por la naturaleza de su lenguaje. Mientras que si adoptas el mismo lenguaje que el del poder siempre acabas pactando con él. Y esta postura me vale algunas discusiones. Hay quien no me lo perdona. 
¿La poesía realista siempre acaba, entonces, estableciendo complicidades con el poder?
La poesía realista acabó con el Renacimiento, al menos en la lengua y en la historia españolas. Tenían la premisa de "no vamos a razonar demasiado, vamos a observar simplemente", lo que llevó a un vaciamiento poético de España que tiene su apogeo en los siglos XVIII y XIX con la poesía realista. Para mí este vaciamiento permanece en casi todas las manifestaciones realistas posteriores !porque la poesía no es realista, es real! Que no es lo mismo. El realismo es una opción estilística e ideológica, pero no es una opción poética. Hasta que llega la generación del 98 --que sí tiene posibilidades de ser una generación--, ¿qué hay en la poesía española? !Absolutamente nada! Y de la Guerra Civil hasta la actualidad, las propuestas realistas han predominado. Y he encontrado a muy buenas personas. Pero no a muy buenos poetas entre las propuestas más realistas.
El realismo es una opción estilística e ideológica, pero no es una opción poética
En su poesía lo simbólico casi siempre pasa por lo material y lo carnal ¿Convertir lo material en símbolo de sí mismo es una forma de objetivar ese pensamiento impensado del que nace la palabra?
Te lo aclaro rotundamente: yo soy un materialista. Que sea un materialista visionario, eso ya no lo sé. Pero originalmente soy un materialista. Para mí unas manos pueden valer como símbolo, pero ese símbolo lo es de sí mismo, de su carnalidad, de su materialidad. 
Escribe en Descripción de la mentira: "Ahora mi paz está en avergonzarme de la esperanza" ¿Llega un momento en la vida en el que inevitablemente hay que avergonzarse de la esperanza?
Quizás, en sentido literal, avergonzarse sería una afirmación excesiva. Al referirme a la esperanza, prefiero otros versos que pueden ayudarme a explicar lo que pienso de ella. Al final de un poema escribo "ahora no tengo miedo ni esperanza", y "me preparo o nos preparamos para una fraternidad sin esperanzas". La esperanza es un bien, pero difícilmente disponible.
¿Y la esperanza en la fraternidad? ¿Está disponible?
Para mí está disponible la fraternidad, pero sin esperanza. Aunque quisiera pensar que siempre hay gente que tiene esperanza. Pero a mí eso no me va a tocar. No voy a razonar la esperanza ni a usarla, no puedo hacerlo. Deseo que exista y persista, y si alguna vez deja de existir es porque se ha realizado.
Al hilo de sus versos: "de la verdad no ha quedado más que una fetidez de notarios / una liendre lasciva, lágrimas, orinales / y la liturgia de la traición (...) / ¿Qué lugar es éste, qué lugar es éste?" ¿Qué lugar es esta España en la que sobrevivimos?
Entiende esos versos como la perplejidad del que llega a un lugar y comienzan a desaparecer las perspectivas y se pregunta de alguna manera qué esquina existencial es ésta. Esa perplejidad no me ha abandonado todavía. Si me preguntas sobre la actualidad de esa pregunta, te diría que cuando lo escribí entreveía lo que podía pasar con este país. Veníamos de una dictadura, se perfilaba una democracia, pero no era la que nosotros esperábamos. Era una democracia falsificada. Me pregunto ahora a qué hemos llegado. Tengo muchos amigos activos en las nuevas formaciones políticas. Y tengo la sensación de que estas formaciones, cuando han dejado de ser un movimiento ciudadano, cuando se alejan de la calle, adquieren el lenguaje del poder. Y eso tiene sus privilegios. En política, y no solo en España, creo que si hay algún tipo de revolución, pasará por acabar con el consumo. Es necesaria una vuelta a lo primigenio. 
Usted lleva toda su vida en León. Permítame terminar pidiéndole una descripción de sus atardeceres. 
No todos los atardeceres son iguales. Pero en los mejores atardeceres hay algo que se parece a un silencio. Se pacifica la ciudad y en sus líneas exteriores, sobre todo las occidentales, se advierte una especie de peso de la cortina atmosférica que a su vez está incendiada. Hay un peso de ese bloque luminoso que ahora aparece incendiado. Pero no de una manera violenta. A lo mejor esto lo veo yo por la necesidad de hacer simbología de la realidad. 
¿El significado de los atardeceres cambia también a lo largo de la vida?
Claro. Más cuando no sabes cuál será el definitivo.

Esteban Fernández- Hinojosa. Médico: La prosa del mundo

Aunque el Estado de bienestar ignoró a la familia como fuente radical de bienestar, los sistemas sanitarios comienzan una apuesta de colaboración con el entorno familiar. 10 Mayo, 2017
http://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/prosa-mundo_0_1134487001.html

   Cualquier modo realista de pensar al ser humano pasa por considerar su constitución corporal. En el dualismo cartesiano el cuerpo quedó cautivo de la res extensa, de materia desprovista de fines y cualidades intrínsecas, reducido a un objeto más de la naturaleza mecanizada. Y andando el tiempo en simple material biológico al socaire de los caprichos del mercadeo rampante.

Pero la comprensión humana implica, asimismo, atender nuestra condición de seres necesitados. La constitución corporal nos torna indigentes. En el ocaso de nuestra cultura, permeada aún por la lógica de lo útil y de la analgesia, el viejo pragmatismo triunfante hizo depender nuestra dignidad de las capacidades racionales y de la calidad de vida, confusión que ha representado una sutil pero descomunal negligencia. Todo hombre y mujer pasa por situaciones de profunda dependencia, mayormente en los primeros y en los últimos años de la vida. Olvidado de esta causa, el paradigma racionalista ha arrojado un saldo irracional en la deshumanización de nuestros vínculos (y de la sociedad).
Rehabilitar actitudes como la capacidad de servir y atender al otro ilumina la compresión de las complejas y dramáticas circunstancias en las que se desenvuelve toda experiencia vital. Meditar seriamente sobre el sentido de la vida, del dolor o de la muerte, abre perspectivas novedosas en la dimensión de nuestras relaciones interpersonales. Estamos unidos por el dolor y no hay modo de soportar las durezas de este mundo si no es creciendo y caminando juntos. La amistad no es sólo una fuente de consuelo, puede ser también su resultado. Pero en la cultura analgésica, cuanto más incapaces hemos sido de soportar el padecimiento propio, más insoportable se ha vuelto el sufrimiento ajeno.
Desde Descartes se ha perseguido una perniciosa ficción: que cada cual llegara a bastarse a sí mismo, que desde sus propios límites consiguiera ser principio y fuente de conocimiento, de realidad y de moralidad. La modernidad erró su tiro cuando perdió de vista que los demás no son completamente otros, distintos y rivales de la propia subjetividad, sino que de alguna manera nos estructuran. Necesitamos de los otros para construirnos. También para apearnos de este mundo. Los otros no son óbice sino fuente de autorrealización. Siendo diferentes, cuando nos vinculamos a ellos posibilitan que se amplíen nuestros horizontes. Sin ellos no hay posibilidad de plenitud. Además de animales racionales y dependientes -en palabras de MacIntyre-, somos seres vinculados a otros, y ello fundamenta la amistad, la benevolencia y la empatía con su humanidad. Es del mundo de la vida, del ámbito de las relaciones, del fluir cotidiano, con sus amistades y ayudas, de donde mana todo significado y brota la posibilidad de gozar la vida con consciencia y dignidad a pesar de la dureza de su prosa. Reivindico la energía que emerge de las relaciones basadas en el servicio, la confianza y la compasión. Cuando muchos creyeron que se trataba de una abstracción engañosa, un rumor de aguas subterráneas vino a sugerir que, más allá del poder o del dinero, hay un medio de intercambio más fecundo para ese mundo vital: la marginada generosidad, que de hecho rige la reciprocidad de las relaciones auténticas. Hay verbos que expresan los valores emergentes de esta nueva sensibilidad. Y el verbo cuidar posee suficiente riqueza antropológica para atender, respetar y ayudar sin molestar, sin irrupción agreste en la realidad del otro.
Aunque el Estado de bienestar ignoró a la familia como fuente radical de bienestar humano, los sistemas sanitarios comienzan -no sin cierta ironía sofoclea- una apuesta de colaboración con el entorno familiar como espacio idóneo para los cuidados del final de la vida. Como botón sirva la muestra del semanario británico The Economist sobre este capítulo en su última edición digital de marzo que, no exenta de polémica, constituye un excelente texto de partida para el debate.
La tecnología sanitaria se ofrece a superar el hospitalocentrismo en patologías crónicas. Algunos servicios médicos se tornarán remotos -a través de videoconferencia o chat- o asíncronos -mediante intercambios de mensajes por correo electrónico o por redes sociales-. La digitalización es un imperativo en sanidad que, sin embargo, puede contemplarse como una oportunidad. Las nuevas tecnologías de monitorización remota enriquecerán el arsenal médico, facilitarán las interacciones con el enfermo o las personas a su cuidado, quienes dispondrán de mayor diversidad de servicios. Pero más allá de ofertas tecnológicas, lo que para entonces tal vez colme de sentido un corazón que pierde su latido sea la compañía y el cuidado de aquellos que otrora entretejieron la urdimbre de su vida. 
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Combatientes británicos de las YPG emiten un comunicado público sobre los ataques en Londres




junio 09, 2017

Primero nos prepararon un golpe de estado violento y sangriento en el que sacaron de sus casas a los que según sus listas eran "peligrosos" y los fusilaron o encerraron, de Marisa Peña

COPIADO de la pág. de fb de Marisa Peña el 9/5/2017
Mientras en este país haya personas que crean firmemente que la II República fue un período histórico que condujo irrevocablemente a la guerra civil, que hubo dos bandos igualmente culpables y violentos, y que el franquismo nacionalcatólico fue el mal necesario tras los desmanes republicanos que puso en orden a las hordas rojas, todo lo que intentemos explicar las víctimas y los familiares de aquella dictadura caerá en el sacó roto de la ignorancia y la desmemoria programada. 
Mi tío abuelo Rafael Martín Gago, comandante de estado mayor del ejército republicano (cuya vida y memorias darían para una novela) nos lo explicaba más o menos así cuando los más jóvenes le preguntábamos: " primero nos prepararon un golpe de estado violento y sangriento en el que sacaron de sus casas a los que según sus listas eran "peligrosos" y los fusilaron o encerraron, y luego se sorprendieron cuando respondimos violentamente contra su ataque y lo repelimos con todas nuestras fuerzas en algunas capitales importantes. Después nos hostigaron con un ejército más preparado y con la ayuda de dos poderosísimos aliados militares como eran la Alemania nazi y la Italia fascista. Nos acorralaron sin tregua hasta la derrota, nos cazaron como a ratas, nos castigaron, nos arrebataron nuestras posesiones, nuestros trabajos, hasta nuestra identidad. Y además, no contentos con ello, nos condenaron por rebeldía y nos llamaron asesinos..." Pues eso es lo que hay. Cuarenta años de mentiras y otros tantos de olvido dan como resultado lo que tenemos: ellos se crecen y nadie ve nada raro en sus conductas de vencedores impunes. Por eso su caudillo victorioso descansa en paz en un mausoleo que construyeron sus víctimas y que pagamos todos, por eso nunca se hará justicia, y por eso nunca, nunca callaremos los familiares de las víctimas, por mucho que insistan en sus mentiras y sus infamias, mientras nos quede voz... 
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: El 3% que acerca a Madrid y Cataluña: mismos testaferros, marisquerías, cotos de caza y palcos de fútbol

 

Soy Lola y soy intersexual, de María Gómez

Nos han enseñado que hay hombres (con pene, testículos y cromosomas XY) y mujeres (vulva, útero, ovarios y cromosomas XX), ¿pero por qué no sabemos que también hay algunas personas que nacen con características sexuales que no encajan dentro de ese binario?





Ilustración: V. Rico
Ilustración: V. Rico - 

Nota: La historia de Lola y las otras historias que se mencionan en este artículo hablan de experiencias de personas reales. Para proteger la identidad de las mismas se han cambiado sus nombres.

«Soy Lola, soy intersexual, y os voy a contar mi historia». Esas fueron las primeras palabras que aquella mujer, de cabello largo y pañuelo violeta, pronunció antes de contar su historia. Vestía camiseta ancha de tirante, y un pantalón negro ajustado que permitía ver los deditos que asomaban por sus sandalias. Era menuda y bonita. Y tenía una enorme sonrisa que llenaba de alegría toda la sala. Se llamaba Lola, estaba nerviosa, y acababa de decir que era intersexual. ¿Qué significa?, ¿tendrá que ver con la biología, con la identidad de género o con la orientación sexual?
«Lo primero que le dijeron a mi madre en el hospital donde nací fue: tiene vulva, es una niña. A partir de ahí comenzó todo ese proceso de socialización en la feminidad: asignarme un nombre de niña, educarme como a una niña, ponerme ropa y vestidos de niña, comprarme juguetes de niña, etc. Así durante toda mi infancia. Crecí siendo una niña normal, como cualquier otra. Pero el conflicto llegó en la adolescencia. Cuando cumplí los catorce estaba muy preocupada, todas mis amigas tenían ya la regla y estaban totalmente desarrolladas, pero yo no. Mis pechos eran pequeños, era más alta que las demás, y no tenía apenas vello ni en las axilas ni en la vulva. Fue entonces cuando mamá me llevó al endocrino y empezaron las pruebas. Unos días después nos dijeron que yo, que hasta ese momento había sido socializada como cualquier otra niña normal, tenía unos cromosomas XY, como los de un niño».
El silencio era absoluto. Nadie se movía. Todas mirábamos a una tímida Lola sin pestañear, sin entender, pero con muchas ganas de seguir escuchando su historia. ¿Qué raro, eh?, ¿una niña (XX) que tiene cromosomas de niño (XY)?, ¿será más habitual de lo que pensamos?
«Siguieron las pruebas y ahora además de ser Lola, físicamente una mujer, pero XY, también me dijeron que no tenía útero, ni tampoco trompas. Sí tenía vagina pero era más corta de lo habitual y también tenía unas gónadas que no se habían llegado a desarrollar ni como ovarios ni como testículos. Por eso no me bajaba la regla, y por eso también soy estéril».
¿Cómo?, ¿no se han formado ovarios pero si tienes gónadas?, ¿y tampoco tienes útero?, o sea, ¿no puedes tener bebés? Había expresiones de todo tipo entre las personas que estábamos allí, escuchando atentamente. Mientras que algunas personas asentían con firmeza otras estaban totalmente bloqueadas. Nos hacíamos millones de preguntas. Y aquella valiente joven, cada vez menos nerviosa, nos estaba ayudando a encontrar todas las respuestas.
«Según los médicos yo tenía un síndrome (el de un tal Morris), también se conoce como insensibilidad a los andrógenos (SIA). Me dijeron que había muy pocas personas como yo y me pusieron de ejemplo a una preciosa actriz de cine, supongo que para hacerme sentir mejor. En definitiva, que no teníamos que preocuparnos. Según ellos estos eran los pasos que había que dar: extirpar las gónadas cuanto antes porque es probable que en el futuro puedan desarrollar un tumor, alargar la vagina para poder tener relaciones sexuales normales y placenteras, y empezar a medicar con estrógenos (hormonas femeninas) de por vida».
Se notaba la ironía en el tono de voz de Lola, y su cara reflejaba frustración y montones de dudas. Las mismas que tuve yo al escuchar aquellas últimas palabras. ¿Es necesario extirpar esas gónadas o tienen alguna función?, ¿cuánta probabilidad hay de que se genere un tumor?, ¿por qué no pueden revisarse cada cierto tiempo si ya lleva catorce años con ellas en su cuerpo? Y en cuánto a la vagina, ¿es necesaria una cirugía?, ¿quién da por hecho que necesites una cavidad vaginal mayor para tener relaciones sexuales placenteras?, ¿qué alternativas hay?
«Fue entonces cuando mi familia y yo, totalmente perdidos, por algo que jamás habíamos oído, nos encontramos sin más información que la que nos dieron los médicos, y seguimos sus pasos porque la palabra tumor nos asustaba y no teníamos otros puntos de vista diferentes ni conocíamos a otras familias. Y así de fácil, con unas “simples” operaciones, se solucionaba el problema. Pero eso sí, por si acaso mejor mantenerlo en secreto, no vaya a ser que la gente de mi entorno empezara a pensar que ya no era una chica normal. Como me sintiera yo poco importaba. ¿Sabéis qué es lo más duro?, el silencio. Ese maldito silencio que nos hizo vivir todo esto como un drama: con angustia, con dolor, y lo más triste, en soledad».
Ahora lo recuerdo, Lola. Estaba tan absorta escuchándote que no había caído. Hace unos años vi una película que hablaba de una historia parecida: ‘XXY‘. Aquel largometraje argentino me ayudó a entender que la diversidad de nuestros cuerpos es inmensa y que la idea de corregirlos para encajarlos dentro de este sistema binario significa no aceptar la diferencia. Nos han enseñado que hay personas que tienen pene y testículos, con cromosomas XY, socializadas como hombres, y que otras a las que llamamos mujeres tienen vulva, útero, ovarios y mamas, con cromosomas XX, ¿pero por qué no sabemos que también hay algunas personas que nacen con características sexuales (gónadas, cromosomas o genitales) que no encajan dentro de ese binarismo masculino o femenino?
«Y así fue, desde mi adolescencia y hasta hoy. Y resulta que unos años después empecé a conocer a más personas como yo, con historias similares a la mía y con experiencias muy diversas. Personas como María, que vivió sesenta años en silencio, sin decirle nada a nadie. Otras como Ángela, que al llegar a la adolescencia su clítoris se agrandó y con la excusa de que tenía cáncer de ovario (era mentira) fue intervenida en diferentes ocasiones. También conocí a personas como Laia, que nació con los labios fusionados y ya tendrá elección sobre su cuerpo cuando sea mayor. A algunas, como a Gaby, la cirugía les ayudó a sentirse mejor y a llevar una vida feliz, pero a Leo, que nació con el agujero de la uretra en un sitio diferente al normativo, la cirugía le dejó múltiples cicatrices y eliminó su capacidad para sentir placer sexual. Conocí a personas como Cova, una atleta a la que le prohibieron competir cuando se enteraron que sus cromosomas eran XY, a pesar de ser insensible a los andrógenos, y otras, como Álex, XXY, que hizo hasta un documental de su vida. Y muchas otras a las que seguiré conociendo porque además ahora sé que también hay un grupo de apoyo».
Mientras escuchábamos a Lola hablar sobre otras experiencias, una amiga que estaba sentada a mi lado, me contó en voz baja que hacía tan solo unos días leyó que una top model belga, Hanne Gaby, había hecho pública su intersexualidad. Mi amiga, que era de esas personas que no había parado de asentir con la cabeza desde que Lola empezó a contar su historia, también había leído ‘Cuerpos Sexuados’, de la bióloga feminista Anne Fausto-Sterling y había conocido hace años en una charla en Barcelona al activista intersex argentino, Mauro Cabral.
«Nos definimos de diferentes formas: como intersexuales, mujeres XY, hermafroditas, no binarias, con los diagnósticos clínicos… y otras prefieren no hablar de ello porque, en definitiva, todas somos personas. Aún con opiniones diferentes y experiencias muy diversas, estamos trabajando para empezar a tener más información antes de tomar decisiones, para que los y las médicos trabajen junto a las familias y no lleven a cabo cirugías si no es necesario dándonos siempre elección sobre nuestros cuerpos, para que empiece a haber más conocimiento sobre estas realidades y para que se empiecen a respetar nuestros derechos como personas».
Aquella Lola sonriente e insegura que desde su banqueta empezó a contar su historia tenía poco que ver con la Lola empoderada que estaba a punto de abandonar la sala. Había dejado atrás la timidez y aquellos ojos vidriosos para empezar a regalarnos palabras cargadas de fuerza y de esperanza. Has conseguido atraparnos, Lola.
«Ahora ya no me da miedo a contar mi historia cuándo quiera y a quién quiera porque ahora sé que no tengo ni un problema ni una enfermedad. Igual es este sistema conservador, patriarcal y binario el que está enfermo, el que no quiere abrir los ojos a la diversidad. Y somos conscientes, sabemos que el camino es muy largo y aún hay que dar grandes pasos, pero gracias al trabajo y al respeto entre las diferentes realidades ya empieza a haber más apoyo, más información, y más alternativas».
Es importante que empecemos a entender que el género es una construcción social y que esa socialización, a través de la cultura, es la fuente de todas las diferencias; que las personas que se desvían de las normas heteropatriarcales y que no encajan en ellas son excluidas, corregidas, o estigmatizadas, como decía Foucault. Si aceptamos que el orden social es injusto empezaremos a apostar por un futuro más diverso y equitativo que haga todas las vidas posibles.
«Por eso hoy estoy aquí, por eso os cuento mi historia, por eso me atrevo a decir que yo soy Lola, que soy una mujer intersexual, que me gustan y me enamoro de las personas independientemente de sus genitales y cromosomas (como lo hice con mi actual compañero de vida), que aunque mi vagina fuera más corta tengo un clítoris superplacentero; y que cuento con una familia estupenda que siempre ha estado a mi lado».
Gracias, por haberte atrevido a hablar de tu realidad, por ser la voz de otras Lolas que hoy se podrán sentir identificadas.
*María Gómez es escritora de vocación, graduada en Periodismo e investigadora en Estudios de Paz y Género. En 2016 publicó el trabajo final de máster ‘Intersexualidades. Entender los cuerpos más allá de las categorías binarias’.

Fuente: Pikara Magazine

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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Arabia Saudí. 14 jóvenes sentenciados a muerte, por participar en manifestaciones

 


junio 08, 2017

La cooperativa que se reinventó con éxito tras los recortes de Botella en educación infantil

En 2014 la cooperativa de profesores que coordinaba la escuela pública Las Nubes perdió la gestión tras una subasta a la baja efectuada por el Gobierno municipal
Tres meses después abrieron una nueva escuela privada, se quedaron sin plazas libres en pocos días. / Marcos Servera 
http://www.eldiario.es/madrid/educacion_infantil-las_nubes-recortes_0_628187742.html
La cooperativa de profesores que dirigió durante diez años la escuela infantil Las Nubes, la única pública del barrio de Retiro en el centro de la capital, perdió la gestión en julio del 2014 después de una subasta a la baja efectuada por el Gobierno de Ana Botella.



"Estábamos dispuestos a aceptar una bajada de sueldo, pero no íbamos a hacer una oferta como la que se presentó, un 25% de rebaja, que ha tenido consecuencias para el funcionamiento del centro", recuerda Pilar García, directora de esta cooperativa sin ánimo de lucro. Muchas de las escuelas municipales pasaron a ser gestionadas por empresas de servicios.
Una vez que la pérdida de la gestión de esta escuela pública fue una realidad, familias y docentes crearon una nueva cooperativa, No me bajo de Las Nubes. En tres meses consiguieron abrir de nuevo un centro educativo privado en el barrio de Arganzuela, Los 100 Lenguajes. Tras un mes de funcionamiento se quedaron sin plazas libres.
Con la llegada de Ahora Madrid al Gobierno municipal, se eliminó el criterio económico en la adjudicación de estos centros educativos y esta cooperativa recuperó a comienzos de este curso la gestión de la escuela pública situada en el Retiro. 
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8 de marzo, de Laura Gómez Recas

COPIADO de la pág. de Laura Gómez Recas el 8/3/2017

8 de marzo
Tengo una amiga. Es una de mis mejores amigas. Es licenciada, cursó un postgrado, trabaja en casa y fuera de casa, gana menos que sus compañeros hombres y es, como ellos, qué ironía esta apreciación, cabeza de familia. Está sola para educar a sus hijos. Tuvo que renunciar a su carrera profesional por la maternidad porque tuvo que elegir ante la ausencia de facilidades para la conciliación y su precario sueldo. Renunció a su carrera, pero se formó con varios cursos durante esos años y estudió idiomas, después se asentó en una empresa que ofertaba un trabajo no cualificado con un horario adecuado para poder estar con sus hijos. Nunca se rindió y promocionó, pero siempre se le negó su derecho a una revisión salarial, pese a ocupar al poco tiempo tareas cualificadas por las que sus compañeros hombres ganaban más. A duras penas le reconocieron sus estudios universitarios y, aún así, su salario siguió siendo pequeño. Ha hecho muchas entrevistas para poder mejorar y, curiosamente, por ser mujer, en ellas ha tenido que escuchar preguntas sobre su compromiso como madre; cuando tenía treinta, si quería tener más hijos, cuando tenía cuarenta, si los hijos, al ser menores, le restaban compromiso laboral y, ahora, que tiene casi cincuenta, si al depender de ella suponen una rémora en los horarios o si tiene mayores a su cargo. Siempre contestó lo mismo: nunca falté por culpa de mis hijos a mi puesto de trabajo. Su escaso poder adquisitivo no le permite pagar a alguien que le ayude con el trabajo de su casa. De modo que cuando termina su jornada laboral, trabaja en el hogar y, ahora, tiene también una persona mayor que depende de ella. Tiene inquietudes no profesionales, pero toda inquietud equivale a un gasto que la limita y sus hijos, universitarios hoy, desgravan menos de la mitad en su declaración de hacienda y tienen más gastos que nunca.
Ella está cerca de los cincuenta. Sentimentalmente feliz después de un divorcio que le supuso tener que poner una denuncia por acoso, ha intentado rehacer su vida, pero los hombres a su edad son como las empresas, sospechan de cualquier intento de estabilidad.
Hoy, mi amiga celebra el Día de la Mujer Trabajadora con un desánimo que le viene acuciando desde hace mucho tiempo. Lo celebra trabajando, luchando contra los muros que encuentra cada día, contra la soledad de su sexo que es como un marchamo de precaución para su desarrollo, lucha por su dignidad, por el reconocimiento profesional, por su valía. Pero me asegura que a su edad el tiempo se agota y sus posibilidades para ser tenida en cuenta en el mundo profesional también. La promoción profesional es la única posibilidad que tiene para solicitar más salario.
Desesperada, ahora está estudiando otra vez, que por ella no quede porque le encanta trabajar, le encanta ser mujer y le encanta caminar. Mi amiga, a veces, se siente como un árbol erguido, sano, fuerte, lleno de frutos que mueren secos a sus pies en un desierto infinito.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Lo que las "espartanas" de Coca-Cola destapan 



junio 07, 2017

A ELLAS, de Ángeles Fernangómez

COPIADO de la pág. de fb de  Ángeles Fernangómez  el 8/4/2017
Había una vez una mujer valiente, hermosa, inteligente...
La vida no trató muy bien su cuerpo de apariencia frágil, pero ella optó por refugiarse en la Palabra.
Había una vez una mujer que conseguía dar expresión corporal a los fonemas. Su cuerpo estilizado elevaba el verbo a las alturas con la yema de sus dedos, mientras su perfil de diosa griega miraba al cielo para verlo conjugarse.
Allende las cosas, ella se consiguió mujer que hizo florecer a otra mujer, una vida diminuta en la que el futuro hace su casa.
La hija de Mujer. Mujer hija de la vida y de su madre.

A ELLAS

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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Mujeres rebeldes zapatistas

 
 

 

La muerte, el asesinato, de Ignacio Echeverría nos muestra de nuevo lo que son los héroes, de Fernando Broncano R

COPIADO de la PÁG. de FB de Fernando Broncano R ·  el 7/6/2017
La muerte, el asesinato, de Ignacio Echeverría nos muestra de nuevo lo que son los héroes: gente normal a quienes un día el destino les pone frente a una decisión que va más allá de lo que exigiría el sentido de autoprotección. Y aceptan este destino con una fuerza de obediencia a sus impulsos de humanidad que nos hace a los demás sentir orgullo por pertenecer a la misma especie que ellos. Y la esperanza de que, si algún día nos viésemos en esa situación, la fuerza de la gracia fuese en nosotros mayor que la de la gravedad, para usar las palabras de Simone Weil.

Entrevista | María Jesús Izquierdo "El poder de los hombres es generado por el trabajo de las mujeres"

María Jesús Izquierdo, socióloga feminista, habla sobre la división sexual del trabajo y reivindica que recae sobre las mujeres el peso de romper con el modelo
"Como producto patriarcal, una tarea que es la central de la sociedad, que es cuidar de la gente, que es la más importante, se vuelve instrumental"
"La expresión de amor por excelencia es la reciprocidad, que indica que estoy contigo porque te quiero, no porque te necesito"
  7/03/2016 http://www.eldiario.es/catalunya/poder-hombres-generado-trabajo-mujeres_0_492051644.html

María Jesus Izquierdo
María Jesus Izquierdo en su casa en Sant Cugat SANDRA LÁZARO
María Jesús Izquierdo, profesora jubilada de Teoría Sociológica de la UAB, ha dedicado muchos años al estudio de la división sexual del trabajo. El modelo patriarcal asigna a los hombres el trabajo productivo, en el mercado, y a las mujeres el trabajo reproductivo, de cuidados. Hablamos con Izquierdo con motivo del día de la mujer para conocer qué relaciones de poder rodean este modelo. La socióloga asegura que si alguien tiene que hacer cambiar esta división clásica del trabajo son las mujeres: "a los hombres les sale a cuenta oprimir".
El 8 de marzo se celebra el día de la mujer trabajadora. ¿Hacemos una diferencia entre la mujer trabajadora y la mujer no trabajadora?
Sí, está claro. En origen era el día de la mujer obrera, y se entendía por mujer trabajadora aquella que tenía un trabajo asalariado, no aquella que trabajaba, porque el trabajo doméstico también es trabajo. Después se ha extendido a otros tipos de actividades distintas de las de producción directa, pero hay una visión de clase en el día de la mujer trabajadora. No tanto referido a las amas de casa, sino a las mujeres de la burguesía.
¿Entonces son las mujeres de la burguesía las que no son consideradas trabajadoras?
Yo lo discutiría. No niego obviamente que tienen privilegios, pero a veces menospreciamos las tareas de trabajo doméstico que realizan. Puede parecer una tontería, pero tener que cuidar el aspecto físico porque haces una tarea de representación del marido es un trabajo y requiere una dedicación. ¿Que es más agradable que trabajar en la cadena de montaje? No lo dudo, pero yo no diría que no trabajan, sino que hacen un tipo de trabajo diferente de lo que hacen las amas de casa de otros niveles económicos.
¿La incorporación en las últimas décadas de las mujeres al trabajo asalariado ha roto desigualdades?
No es válido decir rotundamente que no, pero yo creo que las cuestiones de raíz no se han modificado. La cuestión de raíz asociada directamente a la situación de las mujeres es el cuidado de las personas dependientes, y eso no está enfrentado con seriedad. Mientras esto no se resuelva y la ideología del amor filial-materno funcione, no habrá igualdad entre hombres y mujeres, porque las mujeres priorizan el cuidado de las personas respecto a su promoción profesional, mientras que los hombres tienen todo un cojín de apoyo que les ahorra tener que cuidar de la familia.
¿Este modelo de relación materno-filial es una forma de opresión?
Sí, pero además es como una carrera de relevos, porque tu madre se sacrifica por ti y eso hace que estés en deuda con ella, y la forma en que satisfaces la deuda es obedeciendo a los mandatos de género y ocupándote de ella cuando se hace mayor. Por tanto diríamos que la opresora facilita el proceso de opresión en una carrera de relevo, que se basa en la gratitud y en la identificación con la figura materna.
Ha escrito que la mujer no es el objeto del sexismo, sino que éste atraviesa tanto a hombres como a mujeres.
Se tiende a construir una especie de mito fundador del sexismo asociándolo a una supuesta dependencia de las mujeres respecto de los hombres, con una imaginario de hombres cazadores que van por la estepa arriesgando su vida para conseguir alimentos. Esto es un imaginario de una persona dependiente. Si nos basamos en este imaginario, nos movilizamos de cara a acusar a los hombres de nuestra situación y esperar que los hombres cambien. Es esperar que la situación sea diferente en función de la modificación de las conductas de los hombres, pero si oprimir sale a cuenta es difícil contestar porque tienes que dejar de oprimir. Entonces se cae en una visión religiosa, que eres un pecador si oprimes a las mujeres, eres malo. No se hace un análisis en términos de intereses sino de moralina, y por ahí no vamos a ninguna parte
¿Cómo debe ser el análisis?
Este mito fundador de la desigualdad de las mujeres es ventajoso para el patriarcado, porque refuerza a la mujer en una posición pasiva. Yo soy tributaria de Marx, y su concepto de explotación me parece genial. A partir de esto podemos pensar en otros términos: los hombres organizan estados, conquistan territorios, desarrollan la tecnología, porque hay una situación de explotación entre hombres y mujeres. El mito fundador es el del hombre cazador, pero las evidencias que conocemos desde hace 30 o 40 años nos dicen que el ser humano era carroñero, no cazador. En muchas culturas se ha constatado, con formas de vida de recolección similares a las del proceso de hominización, que las mujeres son las que aportan la alimentación para ellas mismas y para las criaturas. ¿Esto qué significa cogiendo el conjunto de una sociedad? Que las mujeres transfieren recursos de tiempo a los hombres, porque los hombres no deben ocuparse de alimentar a los niños, se ocupan las mujeres. ¿Esto qué nos dice? Que el poder de los hombres es generado por el trabajo de las mujeres. Y que si alguien tiene que cambiar son las mujeres, no los hombres.
¿Y cómo se hace este cambio?
Es difícil, porque es un papel muy gratificante. En este imaginario se transmite una idea omnipotente a la mujer, la idea de que sin ella las cosas no funcionan. Y los hombres, de buena fe o de mala fe, se encargan de confirmarlo. "Es que sin mi mujer no valgo nada", esto se dice bastante. Entonces la mujer vive todo el trabajo que traspasa al marido y a los hijos como una inversión. Si el papa es el vicario de dios en la tierra, el hombre es el vicario de la mujer en la sociedad. La mujer siente el hombre como su instrumento para triunfar en la vida, tener dinero, prestigio. No siente que lo que consigue el hombre sea resultado del trabajo del hombre, sino que es gracias a ella, que sin ella no podría. Se siente omnipotente y eso es muy gratificante. Además el patriarcado genera una situación de explotación invertida. Los hombres explotan a las mujeres desde el punto de vista económico material y las mujeres explotan a los hombres desde el punto de vista libidinal.
Estoy diciendo "hombre" y "mujer" pero quiero que se me entienda, no hablo de personas concretas sino de un tipo ideal, de unas características que nos permiten entender la sociedad, pero no en absoluto que todo el mundo sea así o lo sea todo el tiempo.
Son categorías que se podrían aplicar a parejas del mismo sexo, por ejemplo.
Claro, porque estamos hablando de una cuestión de género. Sin ir más lejos, en la serie Modern Family, vemos claramente que desde el punto de vista de género, en una pareja homosexual, uno tiene el rol dicho femenino y el otro el masculino, muy claramente.
Estaba hablando de una explotación invertida.
La inversión en la explotación tiene un efecto compensatorio y estabilizador en el patriarcado. La mujer se relaciona con el hombre para que él la quiera a ella, no para amarle a él. Lo típico es que ella pregunte si él la quiere. Desde el punto de vista psíquico podríamos decir que cuando una persona adopta la posición narcisista, de que el objeto del amor por excelencia soy yo misma, quiere hacer lo necesario para que la amen, y absorbe la energía de aquellas personas que aman a la otra. Como la mujer chupa la energía del hombre, la utiliza para sus hijos, no se siente explotada, porque lo que siente es que el hombre es su instrumento. El sistema funciona mientras el tío está vinculado emocionalmente a la tía, pero los triunfos, las conquistas, el dinero, el poder son de él. Si deja de querer estar con ella, acaba absolutamente. Por lo tanto la de la mujer es una situación de un poder falso, precario, cuya continuidad no puedes controlar.
Vista así parece una situación de difícil salida.
Da un gran placer sentir que tú eres capaz de hacerlo todo, y ahora además ganamos dinero, y que los tíos en cambio son idiotas. Incluso existe el planteamiento de no exigir la supresión de la división sexual del trabajo porque no podemos más, sino decir que es porque tenemos derecho. Esto es decir que podrías pero no te da la gana. No es lo mismo que reclamar una modificación porque no puedes vivir las cosas como son. Hay un trasfondo omnipotente que hace que las mujeres no quieran salir de esta situación. Las cosas no cambian no porque no quieren los hombres, sino porque no quieren las mujeres, aunque no digo que los hombres tengan ganas.
¿Entonces como se rompe con este modelo?
Siguiendo a Marx: cuando se agudizan las contradicciones. El modelo se puede ir poniendo en crisis por diversos motivos. Uno de ellos es que en este momento ha desaparecido la noción de salario familiar y se romperá la idea de que en la familia debe haber un hombre que lleve el dinero en casa, aunque la mujer ayude. Quedará clarísimo que el salario cumple las necesidades individuales. Por otro lado, los hombres han descubierto que entran en el matrimonio como los reyes del mambo y salen con una mano delante y otra detrás. Cuando entran en el matrimonio tienen una mujer que se ocupa de ellos, de las criaturas, que los apoya emocionalmente. Y en cambio cuando se divorcian es muy habitual pagar pensión compensatoria, pensión de alimentos y que se quede la casa, de la que estás pagando la hipoteca, la persona que se queda con las criaturas. Con la aparición del divorcio los reyes del mambo se quedan hechos una piltrafa, y generalmente son las mujeres las que piden el divorcio. Esto puede generar que a los hombres ya no les interese tener una ama de casa, y que por tanto el modelo se rompa no por las mujeres, sino porque a los hombres no les interesa.
Si la división sexual del trabajo genera estos roles, ¿cómo se deben abordar estos trabajos, productivos y reproductivos?
En este momento funciona en base a una relación de complementariedad, tú haces una cosa y yo otra, y entre los dos hacemos todo lo que hay que hacer. Hay que cambiar a una relación de reciprocidad, que significaría que entendemos que el trabajo es cosa de todos, y que tú no das al otro lo que no tiene, le das lo mismo que te ha dado. Ahora es: yo te hago la comida, tú llevas dinero en casa. Reciprocidad es: tú me das besos y yo te los devuelvo, tú lavas los platos y yo los lavo. La expresión de amor por excelencia es la reciprocidad, que indica que estoy contigo porque te quiero. La complementariedad indica que estoy contigo porque te necesito. Si tú no llevas el dinero en casa, lo tengo chungo, si tú no me planchas las camisas, lo tengo chungo. En cambio la relación de reciprocidad crea las condiciones materiales del amor.
¿Esta idea nos hace replantear el modelo de pareja o la monogamia?
Es difícil de contestar. También es cierto que cuando quieres a mucha gente no quieres a nadie, cuando te pone cachonda mucha gente, no te pones cachonda de verdad. Con esto quiero decir que se disuelve el deseo o el amor cuando se reparte mucho, y en cambio cuando se concentra, es más intenso. ¿Es bueno o es malo? La verdad es que no lo sé. Sospecho que la eliminación de la división sexual del trabajo generará una sociedad desexualizada, donde la sexualidad sea tibia, un ejercicio higiénico más que expresión de pasión.
¿Por qué?
El deseo se alimenta de la diferencia, y si eliminamos la diferencia está chungo el deseo, a menos que creamos en relaciones narcisistas, pero esto es destructor de la sociedad. Porque en las relaciones narcisistas no reconoces al otro como otro. El narcisista busca uno como él para poder besarse, no besarlo. Una relación de carácter narcisista es incompatible con la vida social, porque la vida social exige reconocimiento del otro, y el narcisismo ignora al otro, lo toma como una extensión. La eliminación de la división sexual del trabajo yo sospecho que da como resultado una moderación del deseo sexual y de las emociones. ¿Es bueno o malo? Pasaríamos de una vida emocionante a una vida segura. Cada uno que conteste, no hay una sola respuesta.
¿El deseo sostiene estas relaciones de dependencia?
Es muy importante. El deseo de ser amada por parte de la mujer y el deseo de poseer a la mujer por parte del hombre. Siempre hablando de una situación que es muy general pero no tiene porque suceder en cada persona. Se sostiene por un lado en el deseo, clarísimamente, y por otra parte en el interés. ¿Cómo y cuándo cambiará? Si hay división sexual del trabajo es porque sale a cuenta. Y como decía antes, yo sospecho que empieza a no salir a cuenta a los hombres tener una ama de casa, y pienso que las cosas cambiarán por ellos y no por ellas. Si cambian por ellos es una tragedia, porque indicaría que vamos hacia un modelo de sociedad individualista, con un gran aislamiento emocional, mientras que si cambiara por la lucha feminista podríamos vivir en una sociedad de reciprocidades, más igualitaria, más solidaria. Pero no vamos hacia aquí, no lo veo así.
Entonces estamos yendo hacia cambiar este modelo de relación manteniendo el rol de poder de los hombres...
Dentro de las corrientes feministas un feminismo radical ofrece una solución radical. La cuestión sería: si los hombres nos oprimen, ¿por qué vivimos con ellos? Y defienden la idea de que las mujeres sean lesbianas no como opción sexual sino como opción política, mientras haya relaciones de explotación, no tener relaciones sexuales con los hombres. Sería muy eficaz. De la misma manera que todo el choriceo que estamos viviendo se acabaría, con el poder y ruina que están teniendo las entidades financieras, el día que hiciéramos una huelga general indefinida. Habría varios muertos entre nosotros, no lo dudéis, pero acabaría. Porque el mundo existe porque lo producimos nosotros con nuestro trabajo. Si dejamos de trabajar se ha acabado el negocio. El dinero no es sólo papeles o anotaciones en el banco, debe tener algún apoyo material, y si no producimos el apoyo material se acabó la historia. Ahora, es muy difícil conseguir que la gente haga este acto de solidaridad y de confianza. Hacer una huelga general implica que creas que el otro está dispuesto a correr tu suerte, que no se aprovechará, y eso es muy difícil de conseguir. Intelectualmente la solución es fácil, y emocionalmente muy difícil, porque hay un nivel de confianza y respeto al otro. Siempre pongo de ejemplo el anuncio de "yo no soy tonto". ¿Qué quiere decir esto? Que yo me libraré y a los demás que les den. Hacer una huelga general y hacer una caja de resistencia para garantizar que o come todo el mundo o no come nadie, requiere decir que soy tonto uno a uno y que somos listos juntos. Requiere darse cuenta de la fuerza que tienes cuando te juntas con los que son como tú y la debilidad que tienes cuando estás solo. Y la gente no está de este palo.
Ahora se habla mucho de feminizar la política.
Yo no soy partidaria de feminizar la política. Si las mujeres y los hombres son producto del patriarcado, no hay calidad buena ni en las mujeres ni en los hombres. Son dos seres degradados moral e intelectualmente por una relación de explotación. Pensamos que feminizar la política sería como decir que las mujeres tienen cualidades buenas pero no son tenidas en cuentas. El problema no es que tengan cualidades buenas, es que estamos dañadas por el patriarcado, y como producto patriarcal, una tarea que es la central de la sociedad, que es cuidar de la gente, que es la más importante, se vuelve instrumental. Las mujeres obtienen su reconocimiento de cuidar de la gente. El patriarcado nos estructura de esta manera, en la necesidad de ser amadas y es lo que buscamos en todo lo que hacemos. Por eso hemos de sospechar que cuando cuidamos de la gente, más que estar interesados por el bienestar de la gente que cuidamos, estamos interesados para conseguir que nos quieran y nos admiren y respeten. Y esto significa instrumentalizar a la gente de la que nos hacemos cargo, utilizar el otro para tus fines, y no ponerte al servicio del otro.
¿Qué consecuencias tiene esto?
Vivimos en una sociedad que se funda políticamente bajo la idea de la autonomía de las personas y el pacto social que se hace en la democracia se basa en que sale a cuenta colaborar y no podemos ir matándonos por la calle. Yo sugeriría como propuesta feminista una sociedad basada en la necesidad, no en la libertad y en la autonomía, y partir de la base que quisiéramos ser autónomos pero somos dependientes. No hubiéramos nacido y sobrevivido si no nos hubieran cuidado. En cualquier momento podemos tener un accidente y necesitar que los demás nos atiendan, es incontrolable. Tal como está organizado el trabajo de cuidado en la actualidad existe una relación de poder.
¿Por qué?
La mujer tiene el poder de cuidar a la persona dependiente y la persona dependiente rechaza la relación de poder. Pretende que no necesita los cuidados de quien la cuida, no admite que es dependiente. En cambio le dice que "no vale para nada" o "no sabe hacer las cosas" y por extensión hace que se rechace la tarea de cuidar de dependientes, porque se rechaza la relación de poder en la que te ves sometido cuando estás en situación de dependencia. Por tanto políticamente no defiendes unas condiciones adecuadas para cuidar de las personas dependientes. En cambio si la posición de dependiente y cuidador fuese intercambiable no se viviría con el rencor y la animadversión que se vive la relación de dependencia, sino con agradecimiento. Cuando alguien te cuida y tú has cuidado, valoras mucho mejor. Nos jugamos mucho en suprimir la división entre persona cuidada y persona cuidadora, y esto requiere eliminar la división sexual del trabajo. Esto es la base de una democracia viable, no de "listillos" sino de "tontillos", de gente que sabe que sola no puede. Es lo contrario del modelo americano del "self-made man", es decir: "no me he hecho sola, suerte que me han hecho, porque yo sola no hubiera podido hacerme".
¿Entonces no se trataría de romper con las relaciones de dependencia sino replantearlas?
Es hacerlas recíprocas. Si se concibe que yo cuido y tú cuidas, cuando yo necesito que me lleves la comida a la cama porque no me puedo mover, yo no te pido las cosas de una en una y espero que te hayas ido para que vuelvas, sino que te lo pido todo de golpe. Y eso significa adoptar una posición de cuidadora, no sólo de cuidada.
Cuidar a quien te cuida.
Claro. Si yo no te cuido, tu vida es insoportable, y por lo tanto yo tengo mucho poder sobre ti cuidándote. Establecer relaciones de reciprocidad nos pondría en contacto con la precariedad y no nos daría miedo reconocerla, porque reconocer la precariedad no sería asumir relaciones de poder, sino reconocer que en ciertos aspectos somos precarios y en otros no.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Entrevista | Jesús Cintora "Felipe González llamó a Sánchez 'Pedro El Cruel' y le reprochó sus declaraciones públicas sobre las puertas giratorias"