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julio 15, 2023

CTXT. Elogio al escritor y su cómplice, de Liliana David

 Liliana David 5/01/2023 

Los lectores somos amos de nuestro tiempo, seres humanos libres para cultivar ese afecto por los libros del que se privan quienes son esclavos de un trabajo carente de significado para sí mismos

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Mujer leyendo. Barbour, 1910.

Elogio al escritor y su cómplice - Ctxt.es 



Durante muchos años he albergado la idea de que los grandes escritores, desde su infancia, han sido precoces y avezados lectores. Su encuentro con la literatura, los libros, imagino que debió de realizarse en circunstancias únicas, en remotos tiempos en que no había ni televisión ni otras distracciones de naturaleza semejante, como las que, por el contrario, rodean hoy nuestra cotidianidad. Repentinamente, mi memoria trata de articular y recordar, en torno a esta idea que permea mi cabeza, aquellas palabras que escribió el poeta Novalis dirigiéndose a todo aquel que emprende el ritual iniciático, la aventura, la hazaña de escribir. Así que, para mayor precisión de mi recuerdo, busco entre los títulos de mi biblioteca el libro donde el autor describió las condiciones que, en su visión, son indispensables para que la imaginación del escritor se eleve: “El poeta necesita de una mente serena y atenta, ideas o inclinaciones que le alejen del ajetreo mundano y de asuntos mezquinos, una situación despreocupada, viajes, relaciones con hombres de toda condición, opiniones diversas, frivolidad, memoria, don de la palabra, ningún apego a una cosa determinada, ninguna pasión en su pleno sentido, una amplia susceptibilidad”. Desde luego, no he encontrado una descripción más idílica y exquisita respecto a este asunto que la escrita por el poeta romántico. Se trata de la aspiración con la que generalmente soñamos quienes nos adentramos en el universo de la escritura. Pero la realidad es que, si este fuese un formulario aplicable a pies juntillas como requisito necesario para escribir, o bien, si imaginamos por un momento a Novalis como reclutador del área de recursos literarios de una gran empresa llamada Mundo Editorial, les aseguro que no habría tantos escritores ni publicaciones. 

Caminar entre montañas por primera vez: lo que debes saber antes de iniciarte en el senderismo, de Jara B. Gavín

 Jara B. Gavín    8 de junio de 2023

julio 14, 2023

Julián Grimau, hermano, te asesinaron, te asesinaron

 14 ene 2015


"He conocido el crimen una mañana,

El Salto. LA VIDA Y YA. Sin pedir permiso, de María González Reyes

María González Reyes   14 MAY 2023

 Entender la muerte es comprender, de alguna manera, que este planeta tiene límites, que los recursos son finitos y que los seres vivos formamos parte de los ciclos de la materia.


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Mi abuela se murió en la habitación que está justo al lado de la que estoy ahora. Pasó tres días tumbada. En su cama. Sin hablar ni abrir los ojos. Quizás fueron más, o menos, no lo recuerdo bien. Nos cogía la mano, primero con fuerza, luego cada vez más suave. Poco a poco dejó de respirar. Tuvo una mano tocando la suya todo el tiempo.

A la otra persona que he visto morir fue a una tía abuela, muy mayor y que también murió en su cama rodeada de personas que la queríamos mucho.

Soy profesora de biología. A menudo contamos que en biología aprendemos cómo funciona la vida. Una alumna me preguntó hace tiempo por qué en las clases hablábamos de la vida y no de la muerte si forman parte del mismo proceso. Me hizo pensar esa pregunta (se la agradecí muchas veces) y, a partir de ahí, comencé a trabajar en clase algunos otros aspectos. Primero sobre cómo asumen el duelo otros animales. Después, sobre cuál es el sentido de que los seres vivos muramos. De qué implican los ciclos de la vida en los ecosistemas.

En realidad no hay nada como la muerte para entender los límites y la finitud. Entender la muerte es comprender, de alguna manera, que este planeta tiene límites, que los recursos son finitos y que los seres vivos formamos parte de los ciclos de la materia. Que las plantas para crecer necesitan que haya seres vivos que mueran y sean descompuestos por otros que aportarán a la tierra lo necesario para que la fotosíntesis pueda ocurrir.

A veces hay ideas que se asocian y te llevan irremediablemente a personas en concreto. A mí pensar en la muerte y en la finitud de los bienes naturales me llevó a Ramón. El 10 de mayo hizo doce años que murió.

Ramón Fernández Durán, compañero de Ecologistas en Acción, referente en tantas cosas, escribió una carta de despedida cuando decidió dejar el tratamiento contra el cáncer y asumir su muerte. En su carta contaba, entre otras cosas, cómo quería hacer ese proceso de fin de su vida.

La he vuelto a leer después de mucho tiempo. Sigo aprendiendo de Ramón.

La carta comenzaba con una cita de Fernando Marín, médico de la Asociación por el Derecho a una Muerte Digna, que decía:

“Morir no es sólo un instante, el cese de las funciones vitales sobre el que no podemos actuar, sino un proceso de afrontamiento de la finitud y de la fragilidad de la vida, de adaptación a la vulnerabilidad, de desapego de este mundo, al fin y al cabo el único que conocemos. Para morir en paz es necesario transitar este duro camino con tranquilidad. Es difícil, pero es posible. No se trata de pelearse contra el destino, ni de resignarse sin más a «lo que tenga que ser», sino de trascender, vivir conscientes el tiempo de vida que queda” (...)



julio 13, 2023

Poema: La vida sencilla, de Octavio Paz

 21/4/23

Literatura 451     La vida sencilla


Llamar al pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño
y al breve paraíso y al infierno

y al cuerpo y al minuto lo que piden;
reír como el mar ríe, el viento ríe,
sin que la risa suene a vidrios rotos;
beber y en la embriaguez asir la vida,
bailar el baile sin perder el paso,
tocar la mano de un desconocido
en un día de piedra y agonía
y que esa mano tenga la firmeza
que no tuvo la mano del amigo;
probar la soledad sin que el vinagre
haga torcer mi boca, ni repita
mis muecas el espejo, ni el silencio
se erice con los dientes que rechinan:
estas cuatro paredes, papel, yeso,
alfombra rala y foco amarillento
no son aún el prometido infierno;
que no me duela más aquel deseo,
helado por el miedo, llaga fría,
quemadura de labios no besados:
el agua clara nunca se detiene
y hay frutas que se caen de maduras;
saber partir el pan y repartirlo,
el pan de una verdad común a todos,
verdad de pan que a todos nos sustenta,
por cuya levadura soy un hombre,
un semejante entre mis semejantes;
pelear por la vida de los vivos,
dar la vida a los vivos, a la vida,
y enterrar a los muertos y olvidarlos
como la tierra los olvida: en frutos...
Y que a la hora de mi muerte logre
morir como los hombres y me alcance
el perdón y la vida perdurable
del polvo, de los frutos y del polvo.


CTXT. “Cuando te dicen que tu tierra no vale nada, te están diciendo que tú no vales nada”, de Diego Delgado

 Diego Delgado Guadalajara , 13/05/2023

La estrategia especulativa de las grandes eléctricas en el ‘boom’ de las energías renovables está dinamitando la convivencia en la España rural


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La segunda sensación queda rápidamente confirmada por César Sanz, que observa el paisaje con los ojos expertos de quien lleva años dialogando con esas tierras hoy mudas, inertes: “Podían haber sido más considerados con los agricultores, por lo menos facilitando el trabajo y quedando bien con nosotros”. Son varios los ejemplos que llaman la atención por lo errático de la planificación, con grandes extensiones de tierra que han quedado dentro de las vallas pero no van a ser utilizadas para generar energía. “Hay zonas en las que incluso hay terreno labrado dentro de la valla que si se hubiese quedado fuera seguiría siendo cultivable”, afirma el agricultor.

Esa despreocupación a la hora de tener en cuenta el impacto de su actividad en el campo forma parte de la actitud de desprecio que muestran las compañías eléctricas hacia los modos de vida rurales. Así lo ve Jaume Franquesa, doctor en Antropología Social y autor de diversas investigaciones –y un libro– centradas en la cuestión de la transición a las renovables, quien señala que “para conseguir precios bajos, lo que hacen es decirles a los propietarios rurales que eso que tienen no vale nada. Presentan el lugar como un lugar vacío, no solamente de gente sino también de futuro, de posibilidades”. Una “desvalorización moral” que, según el propio Franquesa, “apoya muy claramente la desvalorización económica, y viceversa”, dejando una huella mucho más profunda que el mar de cristal que se observa a simple vista: “Cuando te dicen que tu tierra no vale nada, te están diciendo que tú no vales nada. Así es como lo oyen estas personas”.

Iberdrola encabeza la lista de compañías con mayor presencia en este sector, ya que cuenta con las dos mayores instalaciones del país: la planta Francisco Pizarro, en Cáceres, con 1.300 hectáreas (según la propia empresa, la mayor de Europa), y la Núñez de Balboa, en Badajoz, con una superficie cercana a las 1.000 hectáreas. Pero no andan lejos otros gigantes como el Grupo ACS, Repsol, Endesa o Naturgy.

Berta Caballero es portavoz de la plataforma Aliente y argumenta que, en esencia, se trata de una estrategia meramente especulativa, puesto que “se está utilizando el campo porque es más barato para las empresas, cuando esas grandes instalaciones deberían derivarse a terrenos ya degradados como tejados, polígonos industriales o alrededores de grandes autovías”.

(...)  Para entender el origen de tanta insistencia en el impacto que generan estas instalaciones en la convivencia hay que tener en cuenta dos factores principales. El primero deriva de una estructura de propiedad de la tierra que provoca que, “en la mayor parte de los pueblos, quienes están firmando contratos de alquiler son personas que no trabajan la tierra, rentistas agrarios, y eso les enfrenta sobre todo a los jóvenes agricultores que sí viven de ello y necesitan tierras en arriendo”, sostiene Rosa Pardo. Argumento confirmado por César Sanz, que presenció “reuniones con conflictos entre propietarios y agricultores renteros” y conoce a algunos de estos últimos “que se van a quedar con una cantidad de hectáreas que no les permiten vivir de ello”; sin recibir, claro, ni un céntimo de los contratos de alquiler que tan rápido convencieron a los propietarios.

Es difícil pensar en algo que agrave con tanta profundidad la dramática situación de la España vaciada como lo hace la erradicación de “el único trabajo que puede hacer que la gente venga a vivir aquí”, en palabras de Sanz. Más allá de lo laboral, “se elimina un modo de vida que sí fija población” y que puede ofrecer alternativas tan valiosas en un momento de crisis ecológica como la “soberanía alimentaria”, advierte José Morales, candidato de Unidas Podemos por Guadalajara para este 28M (...)