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diciembre 14, 2025

"No puede permitirse la condena de un inocente": la aplaudida reflexión de la magistrada Victoria Rosell sobre la condena al fiscal general del Estado

 Público-


El fiscal general del Estado en el Tribunal Supremo en Madrid.Alberto Ortega / Europa Press

La magistrada Victoria Rosell ha mostrado su "preocupación" por la reciente condena del fiscal general del EstadoÁlvaro García Ortiz, en el programa de TVE Mañaneros 360. "Es una situación realmente muy preocupante para la ciudadanía y para el Poder Judicial", ha afirmado tras explicar que el Tribunal Supremo aún no ha dado a conocer la sentencia que permitiría profundizar en la argumentación del caso.

La que fue delegada del Gobierno contra la Violencia de Género ha añadido que, tras sancionar al fiscal general a dos años de inhabilitación por revelación de datos reservados y a una multa de 7.200 euros sin publicar la sentencia, "están reconociendo que en el Supremo hay filtraciones y no se han investigado jamás. Las ha habido siempre". Ante esta paradoja, Rosell ha mantenido que "un Estado de derecho no puede permitirse la condena de un inocente".


Ayer no pude decir nada de la condena al FGE. Hoy, aún sin sentencia -porque así lo ha decidido el Supremo- me han preguntado en @MananerosTVE y he expresado mi preocupación, que comparto con la ciudadanía y parte del poder judicial.


En el AVE con el fiscal, de Javier Aroca

 23 de noviembre de 2025   Javier Aroca

Una de las sorpresas que le aguardan a uno al montarse en el tren es si le va a tocar el corralito de cuatro; así fue. Me senté un poco desairado, largando fiesta contra la agencia y, entonces, ocurrió: no les reconocí al principio porque venían vestidos de esta época, vaqueros y saquito: eran Aristóteles y Montesquieu. Me puse nervioso y loco de contento, hacía muchos pero que muchos años que nos les veía. Habían bajado de su cielo porque se habían enterado de lo del fiscal general y estaban en algo así como una comisión interestelar de observación. Iban a Madrid, después de aprovechar un diíta en Zahara, a ver si se enteraban de los fundamentos jurídicos del fallo contra el fiscal general y a otras cosas. 

Entramos en conversación, no pensaba perder la oportunidad ni ellos tampoco de sondear, y Tote (le llamo así desde siempre) empezó sobre la propia condición de los jueces, su principal preocupación: en mis tiempos ya teníamos —se refería a Grecia— una institución denominada la dokimasia, su fin no era otro que evitar que la democracia fuera destruida desde dentro. Un examen de aptitud democrática sin el cual nadie podía ser magistrado. Y —siguió— una democracia se enfrenta a grandes retos y contradicciones si sus jueces no son demócratas, es inviable.