Una vez más divergían en sus opiniones sobre algo. Siempre en relación con los usos hacia otras personas.
La desavenecia de ahora tenía que ver con la "pérdida" de unos amigos 3 meses atrás. Era la tercera vez que mantenían una conversación al respecto, en la mesa, con sus hijos delante. Él sostenía que ella también compartía la "culpa" del conflicto.
Él se mantuvo al margen en todo momento y ahora le "duele", metafóricamente hablando, haberlos perdido. Entiende que, pese a todo, tenían sus valores. Sus parámetros eran los normales en esta sociedad en la que nos movemos, y, ella, ella tenía mucho afán de protagonismo, eso decía.
Su hija hace un intento de salir en su defensa ¡claro! eso es porque vivió mucho tiempo en la oscuridad.
Su hijo ... su hijo es más censor para con ella y le dirá - a su hermana- ¡tú calla! ¿cuantas veces me tienes dicho que mamá dijo algo inconveniente a tus amigos?
Y así, entre unos y otros, se cuestiona su manera de proceder.
Todo empezó con un foro, a principios de este año, en el que los invitaron a participar ¡no sabían lo que hacían! -ni unos ni otros-. Su pareja enseguida supo ver que aquello era un foco de conflicto permanente, suspicacias, malentendidos, y sin decir nada, desapareció del mismo.
Pero ella, erre que erre, queriendo hacer escuela. Un error, un horror. Cuanto escribía se interpretaba ... se interpretaba, dejémoslo ahí. Y eso no se puede decir, y eso no se puede escribir, no se puede ... "mare de deu" un día sí y otro también. Salió del foro, entró en un blog y arrastró la polémica con ella. Un comentario de los más suaves incidía en que no se la podía llevar la contraria, su pareja utiliza la misma frase de cuando en cuando.
Y yo, que soy la narradora, nada imparcial en este caso por la simpatía que me inspira la protagonista, a la que me une un cariño entrañable, pienso que ... sí, seguramente, cruzó la sutil línea roja en más de una ocasión.
PAQUITA