La extrañaba el cambio repentino de comportamiento, su repentino acercamiento la mosqueó.
Primero fue el agarrar su mano al socaire, para poco más adelante besarla claramente ¡en público! ¡Cuánto atrevimiento! Demasiada osadía y más considerando que delante estaba su yugo, sin perder detalle, preparada para saltar ...
Lo dicho, que la pareció todo muy raro, raro. Tanto que, cuando la dijo de verse a solas ... eso fue el desconcierto total. La citó en una habitación, y ella, con las mismas, temiéndose una encerrona, citó a su vez a una pareja de confianza, conocida por ambos, para que estuvieran presentes.
Les explicó concisamente, como no podía ser de otra forma, puesto que andaba despistada, el asunto, les dijo el lugar y la hora y se dirigió allá.
En esas estaba, dirigiéndose a la cita, cuando ... sonó el teléfono y ... se despertó.
PAQUITA