Pretendo escribir unas líneas a vosotros, los que hasta hace
un mes erais expertos entrenadores de fútbol, a la par que avezados
especialistas en mecánica de coches, y en las últimas semanas sois
expertos en pandemias. A vosotros, quienes no tenéis ni idea de qué es
R0 pero lo manejáis con soltura mientras la familia cena. A vosotros,
que no sabéis distinguir entre letalidad y mortalidad, pero no
os importa, porque lo verdaderamente serio es mostrar la indignación
de la ciudadanía.
¿Por qué el gobierno ha actuado tarde?
Por
la economía. Si se cierra un país a todo tipo de actividad económica
porque hay cuatro personas que tosen mucho, y nada más, la
caverna mediática hubiera condenado a los responsables con el estigma
de “quieren destruir el país”. Se esperó hasta que se comprobó que,
realmente, la cosa iba en serio y que había que tomar medidas. Hubo en
momento en que los datos pintaron realmente feos, y ahí (tarde) se
comenzó a actuar. Se actuó tarde por dos razones. La primera porque es
un nuevo virus. Aunque seáis expertos en pandemias, no tenéis ni
idea de qué son los segmentos S, M, y L de un virus y cómo se
recombinan. No os lo voy a explicar aquí, pero debéis de saber que
aparecen virus nuevos de los que no tenemos ni idea de cómo funcionan.
Es como si estáis en el bosque y no sabes si estáis viendo enfrente de
vosotros un mirlo o un feroz oso. No sabéis cómo se comporta. Mejor
esperar a ver qué hace. Y eso hicimos.
La segunda es porque los
chinos mintieron. Desde el principio. Esto sí que os lo voy a explicar
porqué es adecuado para los especialistas en pandemias. Desde aquella
epidemia de SARS en China, existe un sistema de vigilancia
temprana y de alerta rápida en el país. Cada vez que se detecta un
caso de neumonía “extraña” se debe comunicar a Pekín (perdón,
Beijing). Pero eso acarrea ceses fulminantes y esas cosas de los
chinos, y los responsables de sanidad de Wuhan decidieron que estaban
mejor callados. Hubo un día que se les fue la cosa de las manos.
Os diré que el primer caso declarado es de finales de noviembre de 2019,
por lo que el virus, con lo que sabemos hoy, podía estar
circulando ya entre agosto y septiembre. La comunidad científica
admite hoy que todas las cifras de infectados y fallecidos son falsas.
Se ha calculado comprobando el tiempo que han funcionado las
incineradoras de Wuhan en los últimos meses. Es decir, estábamos ciegos
ante lo que nos venía.
¿Por qué hicimos mal el cierre de fronteras?
Porque es un virus diferente y no sabíamos que estaba ya
“dentro”. Como sois especialistas en pandemias (reconvertidos de
entrenadores de fútbol) podéis consultar
nextstrain.org/ncov
y comprobar que la introducción del virus se produjo en Europa en algún
momento de Navidad, procedente de Shanghai, con dudas acerca de si
fue en Reino Unido o en Islandia. Sí, Islandia, la gente
también viaja allá. Navidad. Vosotros estabas discutiendo con el
cuñado mientras ese virus entraba y luego os daría mucho juego de
conversación con la familia. Pensadlo otra vez: Navidad. Aquí
empezamos a preocuparnos en marzo, cuando el virus se había
amplificado y nos dimos cuenta.
¿Por qué no hemos hecho pruebas rápidas?
Antes que nada, todos estáis manejando las siglas PCR como si fueran
algo normal en vuestras vidas. Debéis de saber que en condiciones
óptimas una PCR suele llevar unas 4 horas de tiempo y costar unos
40-50€. El hecho de que se estén realizando unas 20.000 diarias en
España (a día de ayer, 5 de abril) os dará una idea del
esfuerzo. Si además os cuento que un termociclador (permitidme que
introduzca una palabra nueva a los expertos en pandemias, pero
es el cacharro que se usa para hacer una PCR, no sirve la sartén
de vuestra casa) cuesta unos 10.000€, os daréis cuenta del esfuerzo.
Todos estáis hablando de las “pruebas rápidas” (me niego a
llamarlas “tests”, yo escribo en castellano) pero aún pensáis que se
trata de una especie de magia que apunta a un individuo y aparece una
luz roja. Pues no. Hay dos tipos. Una intenta detectar los antígenos del
virus. En otras palabras, el método intenta encontrar si hay proteínas
del virus en una persona. Pero el Centro Nacional de
Microbiología comprobó que la sensibilidad era de un 30%. Es como si en
un control de alcoholemia de la Guardia Civil se escapa el 70% de los
borrachos. ¿Verdad que no sirve para nada? Por eso se devolvieron. Pero,
claro, el Ministro es un torpe. Después se ha venido trabajando con
pruebas que permiten conocer si una persona ha desarrollado inmunidad al
virus. ¿Para qué? Ahora sabemos que antes de que una persona
desarrolle inmunidad, puede llevar 5-7 días transmitiendo el virus.
Estas pruebas nos dirán quienes han estado en contacto con el virus.
Estas pruebas rápidas nos darán datos acerca de la infección
intra-domiciliaria. Poco más.
¿Por qué es distinto este virus, por qué no hay respiradores?
Sabemos hoy que el virus se multiplica en la garganta a niveles
simplemente brutales. En aproximadamente un 30% de las personas
(pero también hay diferencias genéticas) el virus puede pasar al
pulmón. No sabemos por qué, pero las células que se encargan de
nuestras defensas, al ver la inmensa carga vírica, sueltan toda
la artillería. Un gin-tonic está bien, pero ocho son demasiados. Aquí
pasa lo mismo. Los enfermos graves lo están porque su sistema inmune se
ha pasado de la raya.
Oh, los respiradores. Vale, os lo
explico. Seat, Ford, Volkswagen fabrican coches al ritmo que saben
que se van a vender. Lo mismo con los respiradores y las
mascarillas. La fábrica produce sus artilugios al ritmo que se
van a vender, y no invertir más dinero en cosas que no tienen
salida. Yo no puedo ir a Seat y decirles “mañana quiero 30.000 coches”.
No se pueden hacer. Pues es lo mismo. Pero, claro, el ministro de
Sanidad es un torpe porque así lo han decidido los ex-entrenadores de
fútbol.
¿Y qué hay de los modelos?
Mi frase favorita es
la de un premio Nobel de Economía, quien dijo “si torturas
suficientemente a los datos, puede que terminen confesando”. Quienes
hayan leído los informes del Imperial College (lo que proporciona un
grado supremo de Experto en Pandemias) habrán constatado que en
España “debería haber” entre 2 y 20 millones de infectados.
Vamos a volver a leerlo. Es como si vas a la frutería y
preguntas por el precio de los tomates. Y te contestan que están entre
2€y 20€ el kilo. Eso ha hecho el Imperial College. Quien crea
ciegamente en eso acaba de obtener el diploma de pajero mental
supremo. Repito, no tenemos ni idea acerca de cómo funciona este bicho, y
nuestras estimaciones solo eso estimaciones algo laxas.
¿Qué va a pasar?
No lo sé. Si lo supiera ya sería entrenador de fútbol. Pero pienso que
la humanidad va a tener una pandemia que se extenderá por todo
el planeta, que todos nos acabaremos infectando y que quizás (o
no) tengamos inmunidad o se convierta en una vacuna que haya que incluir
todos los años en el calendario vacunal. Aquí tengo dos cuestiones. La
primera, que nadie piense que una vacuna se hace en un mes. Cuando
empiecen a morir voluntarios en las pruebas vacunales, también
criticaréis la vacuna y lo demostrareis con otra cacerolada. La segunda,
pensad en África y en América. Allí no hay una sanidad como en Europa.
Vamos a tener olas de infección secundaria y terciaria por un largo
tiempo. Es lo que tienen las pandemias. Pero eso ya lo sabíais, expertos
en pandemias.
Espero que, con estas explicaciones simple, aptas
para ex-entrenadores de fútbol, os lo penséis dos veces antes de la
siguiente cacerolada. Un comentario final: el Capitán “a posteriori” es
un personaje que ya existe en South Park. La mayoría de vosotros sois
capitanes “a posteriori”, y no ayudáis. Quizás vuestros hijos
queden impresionados, nada más."
Prof. Agustín Estrada-Peña
Dept. of Animal Health, Faculty of Veterinary Medicine Universidad de Zaragoza
......................