Páginas

noviembre 16, 2024

La retirada de vegetación en ríos y torrentes aumenta el peligro de inundaciones graves, de Joan Lluis Ferrer

 Joan Lluis Ferrer   06 NOV 2024 

La limpieza total de ríos y torrentes empeora las inundaciones / EFE




Ante las graves consecuencias que ha tenido la DANA en Valencia, muchas personas han empezado a preguntarse qué hacer para prevenir los impactos devastadores de las riadas, más aún si se tiene en cuenta que su frecuencia e intensidad aumentarán a partir de ahora. Desgraciadamente, entre las propuestas para mejorar la prevención han circulado algunas desinformaciones que aconsejan realizar más canalizaciones en los ríos y extraer la vegetación de sus cauces para prevenir las riadas. Esta afirmación, recuerdan los científicos, es falsa y cuando se lleva a la práctica supone un grave peligro de empeorar las cosas.

El biólogo y técnico de investigación del Centre de Recerca i Aplicacions Forestals de Catalunya (CREAF) Pau Fortuño, que ha centrado su actividad en el estudio de los ríos mediterráneos, explica: "Cuando las personas hablan de limpiar los cauces de los ríos hacen referencia a extraer su vegetación y esto es un error hidrológico y ecológico grave. La vegetación que rodea a los ríos está adaptada a las crecidas del río, porque es flexible y robusta a la vez, y hace de freno cuando hay avenidas. Es parte de su función natural. En cambio, si extraemos esta vegetación y empezamos a canalizar los ríos, el agua va cogiendo más y más velocidad a medida que desciende desde las cabeceras o la zona del temporal porque no encuentra ninguna fricción que la frene y, cuando encuentra una curva por dónde salir, los efectos son peores.

Así pues, podemos decir "que las canalizaciones de los ríos y las (mal llamadas) limpiezas de los cauces aumentan la velocidad del agua y, por tanto, su fuerza destructiva". Precisamente, muchas veces los grandes males de una riada no vienen dados por la riada en sí misma, sino porque el agua toma estas grandes velocidades arrolladoras, añade.

¿Cómo proteger, entonces, las ciudades frente a las riadas que se avecinan en el futuro? Según el experto, "no existe riesgo cero, pero para disminuir las consecuencias de las riadas es necesario que los cauces no estén ocupados por casas, naves industriales o comerciales, carreteras, vías de tren o muros de contención y que tengan márgenes suficientemente anchos para crecer y decrecer sin poner en peligro a la población. Además, en estos márgenes no puede faltar la vegetación autóctona, el clásico bosque de ribera, porque es el que nos ayudará a controlar la velocidad del río de forma estable a lo largo de los años. Es una restauración de la naturaleza urgente".

La canalización del Turia no ayudó a frenar el desastre

Por otra parte, durante estos días han proliferado personas que defendían en las redes sociales que la canalización del Turia en el año 1969 ha salvado a Valencia de una tragedia aún peor. La realidad, sin embargo, es que "la canalización del Turia ha ayudado a que en Valencia ciudad no se hayan dado graves problemas, pero, en parte, también ha desviado el problema hacia el sur de la ciudad, justamente en la zona de la Ribera Baixa, que ha sido la más afectada y donde fueron a parar también otros arroyos y barrancos que llevaban volúmenes de agua inmensos. Y esos volúmenes ni los canales ni los muros de contención los hubieran podido contener en ninguna parte, así que no son la clave para la prevención a largo plazo. Y ahora menos, que deberían reconstruirse cada 50 u 80 años si consideramos que cada vez habrá más virulencia en los fenómenos climáticos debido al cambio climático", apunta Fortuño. 

En el caso valenciano, "la suma de unas rieras estrechas, edificadas en los alrededores, canalizadas, con vías de comunicación transversales y sin vegetación, ha sido uno de los motivos de tanta potencia de impacto".

Pero no es el único caso, ya que en Catalunya también existen muchas zonas inundables con estos mecanismos, como por ejemplo en el río Llobregat o el Garona, que ya causó destrozos en Vielha en el 2013. Más aún: ya hay casos de éxito demostrado de cómo la retirada de canalizaciones y el retorno del río a su canal natural están evitando inundaciones, como en el caso del tramo final del río Arga, en Navarra.

La caña no está protegida: es una especie invasora

Por otra parte, el mismo biólogo aclara el papel de la caña que suele crecer en ríos y torrentes. “Cuando hablamos de vegetación en torno a los ríos, no hablamos de la caña”. La caña común (Arundo donax) es una especie exótica e invasora y en ningún caso está protegida –otra fake new de estos días–.

De hecho, existen ayudas y planes de erradicación para su control frecuente e ir eliminando de la orilla de los ríos. "El problema es que la caña tiene un poder de colonización brutal, con volúmenes de masa muy elevados, y como en muchas zonas no tenemos bosques de ribera sanos, no tiene ningún control natural. Si los cauces del río tuvieran los árboles que les corresponden, como son los olmos o los chopos, la caña no tendría toda la luz que necesita para crecer. En cambio, con esta idea errónea de dejar los cauces pelados, favorecemos que la caña crezca más y más", apunta Pau Fortuño.

“Así pues, cuando se habla de un bosque ribera se habla de la vegetación autóctona que crece y madura alrededor de los ríos y que en el mediterráneo corresponde a especies como el chopo, el taray, el aliso, el fresno de hoja estrecha y hoja ancha, el avellano, el saúco... propias de zonas húmedas”, agrega el técnico del CREAF.



noviembre 15, 2024

Hueco Coberteros-Hueco San Blas-Lomo y ladera Coberteros, 6/11/2024

 Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Lo copiado aparece "entrecomillado". Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Crónica anterior visita al Hueco de Coberteros, en 31/10/2024: Cancho Berrueco-Hueco Coberteros-Collado Dehesilla-4 Damas-Pirámides    https://paqquita.blogspot.com/2024/11/cancho-berrueco-hueco-coberteros.html 


1.- Junto al portón de acceso a la zona. Parecida al escaramujo, el fruto es blando y están agrupados en racimos. 

* El miércoles pasado nos quedamos con ganas de investigar la ladera contraria a la que transitamos Este miércoles 6 de nov., lo haremos, al menos eso es lo que yo me creía.
Aparcamos en la misma zona y comenzamos a caminar a las 11h. Poco antes ha pasado un agente forestal con 4x4. Vamos por la senda más baja, la que va en línea con el arroyo Mediano. Nos volvemos a cruzar con el agente, le preguntamos por el acceso a la ladera en cuestión.


2.- Subiendo al Hueco de Coberteros. 4x4 de agente forestal.

3.- Rosal silvestre, escaramujo / Rosa canina

"Las flores, solitarias o agrupadas en corimbos, son de color rosa pálido o blancas, de 4 a 6 cm de diámetro, con cinco pétalos, y maduran en una fruta ovoide de color rojo intenso, de tipo cinorrodón, de un tamaño entre 1,5 y 2 cm, llamada tapaculo o escaramujo"


4.- Ladera contraria a la recorrida una semana antes. Hueco de Coberteros. Al fondo: Canal del Silencio, en La Najarra.

5.-  Antes de cruzar el arroyo de Coberteros.

* Nos dice que esa parte no la tiene pateada, pero que podemos cruzar el arroyo por unos árboles que hay en el cauce. Olvidé lo que eran.

6.- El arroyo y el paso facilitado.

7.- En el otro lado. Murete de piedra

8.- Árboles de hoja caduca otoñando. En rojo: los arces.

9.- Puerta de acceso  a finca.

* Vamos siguiendo un track y caminamos al norte. Dejamos el arroyo Mediano a nuestra derecha y acabamos en la entrada al Hueco de San Blas; a pocos metros de la barrera una senda a izda. remonta el pinar. Es lo más penoso de la excursión, gana altura en poco trecho. Nos adelanta un corredor, que aquí no corre y, más adelante, un sr. con perro baja la misma, ha terminado su jornada. En las manos lleva una cesta con níscalos.

10.-  Arroyo del Mediano. Nace en el  Hueco de San Blas  

11.- Setas en la ladera dcha. del Hueco de San Blas, sentido del arroyo.

12.- Ya en el lomo del monte

13.- Ladera de Coberteros. Cierre metálico abierto. Formación más grande: Risco de San Pedro


14.- Otra puerta, al otro lado.Texto: No pasar. Proyecto Fauna.


15.- Parte media altura de Coberteros.


16.-Otro murete de piedra. Embalse de Santillana, al fondo.


17.- Roca asentada en vertical, del tipo gendarme.


18.- Buscando el acceso al Risco de San  Pedro. Enfrente: Cuerda bajada el 31/10


19.- Vista atrás. Primera línea de monte: por donde hemos subido aquí.


20.- Murete pìedra. Cancho de la Herrada y Risco de San Pedro, centro.


21.- Como tortuga.

* Por fin me entero que Blas quiere llegar al Risco de San Pedro, para el que deduce que hay camino, no así mi pretensión, esta ladera no está transitada. Por donde vamos no sé si llegaríamos, pero no será hoy, son las 17h. y la luz desaparece a las 18h 30´.

 22.- En la subida.


23.- Más adelante.


24.- Arroyo desdoblado en dos brazos, que vuelven a unirse.

25.- Abandonamos. Son las 17h. y oscurece a las 18h.30´


26.- Mismo curso del agua, algo más abajo.


27.- Acercándonos a la senda que cruza el pinar.


28.- Musgo hinchado de agua.


29.- Ya en el pinar. Macrolepiota / Macrolepiota procera, 22 cms de diámetro.


30.- Setas. No se distingue el pie del sombrero. No la conozco.


31.- Macrolepiota de 30 cms de diámetro.


32.- Setas color amarillo ocre, pegadas a un tronco.

* Volvimos por donde habíamos venido. Se nos hizo de noche camino de Coberteros. Llevamos linternas frontales y las utilizamos. A las 19h. estábamos ya en nuestro vehículo

PAQUITA





noviembre 14, 2024

Juliette Binoche: “En 'Parque Jurásico' lo importante eran los dinosaurios; en 'Azul', las personas. Y yo elegí las personas”

 Néstor Cenizo  Málaga — 

elDiario.es

Juliette Binoche (París, 1964) pasó por Málaga un día especial. Llueve por primera vez en muchos meses y ella, en lugar de fruncir el ceño porque el día pinte gris, sonríe y lo celebra: “Es un regalo de los dioses, lo necesitamos”, dice, despreocupada por que cuatro gotas parezcan cambiarlo todo, hasta los planes calculados al milímetro, en una ciudad sedienta.

Sentada bajo la tenue luz del salón de un céntrico hotel malagueño, vestida con elegante traje de chaqueta, Binoche confirma con sus gestos, con lo que dice y con lo que calla, que es el tipo de estrella que parece ser. A su alrededor se mueven los demás como en órbitas concéntricas mientras ella mantiene el brillo, afable y a ratos divertida.

Sus acompañantes subrayan su aura: una mujer que le coloca el pelo, un hombre que tapa un foco que le roba la luz, y que ahora se acerca a poner límite: última pregunta. “Rápido, no se preocupe: pregúnteme más cosas”, dirá ella luego, aprovechando que el otro ha vuelto a alejarse. También es firme para defender su territorio, que hoy es el de las palabras: no quiere fotos durante la entrevista porque la desconcentran de las respuestas, a las que da forma con paciencia y precisión. Sólo admite la presencia del periodista y de la intérprete que hoy la acompaña, Isabel Moyano.

La actriz francesa es lo más parecido que puede haber a una estrella del cine europeo, o del “cine de autor”, sea lo que sea eso. A sus sesenta años, en su filmografía hay obras de David Cronenberg, Jean Luc Godard, André Techiné, Louis Malle, Isabel Coixet o Leos Carax, y un puñado de papeles de los que perduran: el de Julie, la compositora doliente por la muerte de su hija y su marido en un accidente de coche, en Tres Colores: Azul (Krzysztof Kieslowski, 1993); el de enfermera en un monasterio toscano en la Segunda Guerra Mundial, en El Paciente Inglés (Anthony Minghella, 1993); el de mujer sufriente en Caché (Michael Haneke, 2005).

Binoche es la única actriz con un Oscar, un César, un Bafta y los premios de interpretación de los tres grandes festivales de cine europeos: Cannes, Venecia y Berlín. En 2022 recogió el Premio Donostia del Festival de San Sebastián y el año pasado el Goya Internacional. Y ahora pasó por Málaga para recoger otro de manos de su amiga Ángela Molina: el Premio Honorífico del Festival de Cine Francés, organizado por la Alianza Francesa, que reconoce así a una figura “imprescindible” para el desarrollo del cine en francés y la difusión de la cultura francesa.

Toda esta retahíla de premios ha reforzado la conciencia de que su ascendente conlleva una gran responsabilidad. Somos “políticos sin fronteras”, ha dicho en alguna ocasión. Su trabajo, dice, tiene la “suerte de cambiar vidas”, porque es una suerte de terapia sanadora del alma. Juliette Binoche eligió ser actriz porque no podía ser otra cosa.

El otro día repasé su discurso al recoger el Goya internacional en 2023. Dijo usted cosas muy bonitas y profundas sobre el oficio de interpretar. Dijo que era un reconocimiento al ardiente deseo que la invade, pero no le pertenece. “Sólo soy un instrumento de este ardiente deseo, una herramienta”. ¿De qué es herramienta un actor o una actriz? ¿De dónde sale su pulsión por actuar?

[Sonríe, duda. Mastica la respuesta] No lo puedo explicar. Pero puedo decir que he sido educada en una familia de artistas que había vivido la guerra y emigrado desde Polonia… Mis abuelos lo perdieron todo. Y el deseo de mi madre de ser artista era muy muy fuerte. Ese deseo no se cumplió del todo, porque tuvo a sus hijos bastante pronto. Y cuando nos proponía, por ejemplo, ir a un concierto, leer un libro o hacer teatro, yo siempre decía que sí. Para mí era una solución a mi incapacidad para entrar en la dinámica escolar, desde el punto de visto académico. Yo no fui al colegio al mismo tiempo que todos, ni aprendí a leer a la vez… Estaba apartada. ¡Y aquello supuso una puerta abierta a un mundo libre! Divertido, libre... De creación… Podía… ¡Ah! Ser libre. Fueron las circunstancias de mi educación, pero también mi sed de vivir, y el haber tenido una infancia difícil, lo que provocó que la salida hacia una vía artística fuera un medio de sobrevivir y expresar cosas que no habían sido expresadas antes. En las infancias difíciles, de sufrimiento, eso es absolutamente necesario.

Usted es actriz, pero también canta, pinta y escribe poesía. ¿El intérprete es también un autor?

Sí, por supuesto. Es la continuación de la escritura. El autor escribe a partir de una sensación, de una emoción, de una idea que viene y que desciende a su corazón por la escritura. Y un intérprete recoge lo escrito y lo mueve a través de su corazón hacia la cámara.

Si echa la vista atrás, tiene una carrera plena: premios, trabajos con los directores y directoras más prestigiosos, con papeles que muchos recuerdan, y el respeto de la industria. ¿Siempre eligió por dónde quería ir?

Hace falta trabajar con la intuición, con aquello que es importante en tu corazón. Puedes decir no a cosas que parecen magníficas, brillantes, pero debe haber un verdadero vínculo con el deseo, con aquello que es importante en el fondo del corazón. No puedes dejar de decidir. Porque después no hay lamentos. ¡No hay arrepentimiento! Si has elegido a partir de una sensación verdadera, entonces no puedes nunca dudar de la finalidad de lo que has hecho.

A usted le llegó una decisión importante cuando tuvo que elegir entre Parque Jurásico y Tres Colores: Azul. Son casi paradigma de sendas maneras de entender el cine. Pero ha explicado en alguna ocasión que ya se había comprometido con Kieslowski. ¿Cree que hubiese cambiado su carrera si la decisión, en ese cruce de caminos, hubiese sido otra?  

No, porque en Parque Jurásico lo importante eran los dinosaurios, mientras que en Azul eran las personas! ¡Y elegí a las personas! Incluso aunque me gusten mucho los animales. A ver, si no hubiera tenido otra cosa que hacer, ¡claro que lo hubiera hecho! ¡Me hubiese divertido mucho trabajando con Spielberg! Esperar diez horas en la caravana, salir y preguntar si todo va bien… [gesticula, ríe a carcajadas].

Dice que le interesan los papeles en los que el personaje se transforma. Y a usted, ¿cómo le influyen sus personajes?

Una película es una inmersión. En un universo, en sus circunstancias, en una historia, en personas, en la amistad, en situaciones emocionales… Así que eso a la fuerza te hace reflexionar y evolucionar. Mire, hay diferencias entre la terapia y la forma artística. En terapia intentamos modificar un comportamiento. En un papel, el actor, cuando ve que hay un comportamiento así da las gracias. Son dos cosas diferentes, pero no están totalmente separadas, porque se trata de psicología. No estudiamos psicología, pero tenemos una relación con su esencia, con la experiencia psicológica. De alguna forma, me provoca una reflexión el fondo de las cosas.

¿En qué sentido?

Cuando hice la película con John Boorman [Un país en África, 2004], trabajé con una coach norteamericana, negra, sobre el racismo, sobre mi personaje. Y yo me decía: “Juliette, yo no soy racista”. Pero al trabajar con el personaje, y con el coach, me di cuenta de que tenía un fondo racista del que no era consciente. ¡Voilà!

Dice el festival que usted es una figura “imprescindible” para el desarrollo del cine en francés, y es casi un lugar común calificarla como una de las grandes estrellas del “cine de autor”. ¿Se siente usted representante de una manera de hacer cine? ¿De una forma de entender la cultura? ¿Qué responsabilidad supone eso?

Yo creo que todos los actores y actrices son responsables de sus elecciones y tienen una responsabilidad de lo que emanan hacia la conciencia de la gente. Es una acción importante, y hay que saber ser responsable de eso. Esto lo siento desde hace bastante tiempo, no hacer elecciones marcadas solo por lo que nos gusta, porque es necesario ser conscientes que esas elecciones tendrán una repercusión. Ahora, a veces intento no pensar mucho en ello, porque lo importante es vivir de manera libre. Si estamos siempre pensando en nuestra imagen, en una representación, dejamos de ser artistas. Para eso, hagamos una Inteligencia Artificial y me multiplico en mis entrevistas. ¡No! Hay que cuestionarse, cambiar, porque los valores de hoy no son los de mañana. Por eso, a veces cuando las entrevistas me dicen “usted dijo esto o aquello”, yo les digo que no, que no lo dije o lo pongo en cuestión, porque no nos parecemos a lo que seremos dentro de diez o veinte años.

Hace apenas unos meses suscribió un manifiesto exigiendo más medidas contra la violencia sexual ejercida contra las mujeres en el cine, coincidiendo con la última edición del festival de Cannes, cuando nueve mujeres acusaron a Alain Sarde, un reputado productor. ¿Qué parte del iceberg hemos conocido hasta ahora y qué puede hacer la industria para atajar estas conductas?

Hay cosas que se tienen que hacer ya. Lo primero es que se apliquen las leyes, porque hay muchísimos casos que no llegan a juzgarse. Creo que en España las leyes se han modificado de forma muy firme, y hay menos abusos sexuales en el ámbito familiar. En Francia es mucho más laxo, había un momento en el que se pensaba como si todo estuviera permitido, también en el cine. Creo que hay una toma de conciencia, que es dura para los hombres, que se sienten perdidos y atacados, pero creo que es importante que se den cuenta de que hay cosas que no son tolerables. Estamos obligados a remover la conciencia para evolucionar.