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marzo 13, 2014

Mi querida y traidora Pilar Manjón, de Aníbal Malvar

O sea que organizamos un homenaje a las víctimas del 11-M y montamos una misa en la Catedral de la Almudena. ¿Qué coño de país laico es este? Según tengo entendido, quizá un tercio de las víctimas de aquella barbaridad había nacido bajo el yugo de otras religiones. Y de los otros dos tercios, no sé cuántos asesinados serían creyentes de Rouco Varela. Yo nací católico por imposición bautista. Me echaron agua en la cabeza, y nunca le perdonaré a los curas haber elegido tan intragable líquido. Si yo hubiera muerto en los trenes de Atocha, me hubiera asqueado que mi funeral lo celebrara monseñor Rouco Varela, personaje siniestro de la historia reciente de España, machista repugnante, encubridor de pedófilos, lamepiés de banqueros estafadores, beatificador de fascistas, y en la Almudena. La catedral más fea de España ¿A nadie se le ocurrió manera más hipócrita y deshermosa de descelebrar y descerebrar tanta muerte?
Los atentados del 11-M no fueron atentados. Fueron un pequeño episodio más de la guerra. Hay dos bandos en esta guerra. El bando de los putos civilizados cool, que para seguir siendo cool necesitan petróleo para ambientar sus lofts de Manhattan. Y el bando de los putos moros, que tienen el petróleo y una religión nada cool. Los putos civilizados cool les echamos bombas desde aviones inteligentes, y esos aviones son tan inteligentes que las bombas caen sobre putos niños sin nombre. Ellos son tan torpes que ponen en nuestros trenes bombas con nombres y apellidos de niños. Nuestros muertos niños tienen nombre y foto en los periódicos. Los suyos, no.
Tanto en el 11-S como en el 11-M, periódicos y revistas sacaron foto y biografía de cada uno de los muertos de aquí. Me parece doloroso y bien. Al menos 66.000 civiles murieron durante nuestra expedicionaria invasión a Irak en busca de armas de destrucción más IVA (Bush, Blair,Aznar). También quiero ver los nombres y las fotos de esos 66.000 civiles muertos de Irak en los mismos periódicos. Pero es que a lo mejor no caben, porque son muchas más fotos. Muchos más niños. Muchos, o sea. Y que no caben ni en los periódicos ni en las estanterías viejas de mamá.
Tengo miedo de lo que escribo, pero cuando tengo miedo de lo que escribo me da la impresión de que estoy escribiendo bien, decía el poeta. ¿Pero qué cojones hacía Pilar Manjón en la Catedral de la Almudena escuchando el réquiem falaz y meapílico que entonó Rouco Varela? Después, en declaraciones a los periódicos, Pilar Manjón dijo que ella hubiera preferido una ceremonia laica. Pero que aceptó escuchar a Rouco Varela para no dividir a las víctimas. El problema, Pilar, es que para no dividir a las víctimas aceptas entrar a la guarida de los asesinos. O sea que, para no dividir a la tripulación, aceptas bajar a galeras. Y dándole una hermosa publicidad a monseñor Rouco Varela. Por no decir que ciertas fuentes me han hablado de que, en ese mismo templo, y a la misma hora, rezaba por las víctimas del 11-M un tal Mariano Rajoy. Aspirante a presidente el día en que murió tu hijo Daniel en los trenes del Pozo, y cómplice de los palmeros que difundieron que vuestros muertos eran víctimas de ETA, y no de su guerra orgiástica, negociona e infanticida.
Yo no entiendo por qué a esa misa de Rouco Varela asistió Pilar Manjón, siendo además esa catedral tan fea.
Entrevisté a Pilar Manjón una o dos veces, no lo recuerdo muy bien. Y me dio la impresión de que estaba ante una de las personas más hermosas que nunca he conocido. Después, durante casi diez años sin verla, seguí leyendo sus hechos y sus palabras por los periódicos. Y, sabiendo más o menos lo que ha hecho y lo que no ha querido hacer, diez años más tarde llego a la reiterativa conclusión de que Pilar Manjón es una de las personas más hermosas que nunca he conocido. ¿Qué hacías ahí, Pilar? ¿Qué cojones hacías ahí? Yo jamás compartiría mesa ni misa con probables clientes del imposible Tribunal de la Haya.

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