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agosto 04, 2015

Cno Isábena. Noales-Bonansa-Roda-Vilas del Turbón, 11/8/2005

Viaje realizado en Agosto de 2005, narrado entonces y publicado ahora. Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Fueron tomadas con cámara analógica y ahora escaneadas.
Al día siguiente, 11,  programamos irnos de excursión lúdico cultural y a comer a Roda de Isábena, donde estuvimos el año anterior y nos gustó mucho, el ambiente y la comida. Por la tarde aparecen Angelito y Rosa y tratamos el asunto entre todos, queda encargada Rosa de reservar en el restaurante, muy solicitado, como ya sabemos. Como habíamos supuesto estaba muy solicitado, tanto que, no pudo reservar ni en segundo turno, pese a todo decidimos pasarnos por allí, por si acaso hay bajas ó cae la breva.
Vamos 8, en nuestro coche: Antonio, Mari y Ricardo y en el de Angelito ellos tres. Quedamos a las 10 de la mañana, directamente en  Castejón de Sos y allí estamos a la hora, llegamos los segundos.


20.- Iglesia Noales

* Nos acercamos a la oficina de turismo que han puesto en los bajos del ayuntamiento, cerrado, está cerrado, con un cartel que indica como hora de apertura las 11 de la mañana. No queremos esperar, nos apañaremos con lo que sabemos. Primera parada, Laspaúles, los Caudevilla han comido un chorizo muy rico y ésta es su procedencia, preguntamos, sí, más adelante, a la derecha, y allí está, entramos a una antesala pequeña en la que aparecen exhibidos algunos embutidos, pocos, sale una señorita rubia, media melena, treinta y pico años, altura normal, nada destacable. Pregunta Angelito, son estos, a  14,80 euros el Kilo, precio según peso de la pieza, compra él, compro yo y además secallona, bastante más cara que la que adquiero en mi barrio, pero ya que estoy allí  ¡para los niños!
 Siguiente pueblo Noales, el de la panadería tradicional, han hecho obra en el exterior, un gran garaje cubierto, totalmente en madera, ha sido sólo el marido, nos dice la mujer, muy guapa, que nos atiende. Ha quedado requetechulo. Compramos bizcocho, pan pan, tipo hogaza, no recuerdo como lo llamaban allí -y mira que me lo dijo-  y barra grandota. Quiero ver el pueblo, situado más arriba –la panadería está en la misma carretera, a un lado- porque nunca paramos en él y el panadero me dijo, al año anterior, que era majo, al menos para él.    
  



21.- Torre circular fortaleza

Casa. Noales
                
* El núcleo del pueblo solo tiene de interés la iglesia, visto en visita rápida, pero a su izquierda tiene un barrio, separado, que es otra cosa: un par de graneros dignos de mención, especialmente el de piedra con ventanas casi circulares, tipo ojo de buey, y la torre fortaleza, medieval total, salvo opinión experta en contrario. 


22.- Graneros mencionados

 * Foto a todas ellas, completando el marco un perro tipo suizo, de los que ponen con el barrilito al cuello auxiliando a los necesitados, viejo, era viejo, y ladraba desganádamente. San Bernardo, ahora lo recuerdo, se llaman San Bernardo.


23.- Pajar granero Noales. MariÁngeles

24.- Puerta Bonansa

* Seguimos ruta, y pasados los dos “colls” que hay, desviación a la derecha, camino de Bonansa, pueblo majo y cuna del presidente de la comunidad aragonesa, en el que también habita, a veces, creo, propongo paseo, damos paseo. Aparcamos en la plaza donde está la casa con una placa en la que consta que allí vivió un hijo insigne de la villa, no recuerdo exactamente sus méritos, pero los tenía, de izquierdas, seguro. A su izquierda, claro, casa con puerta tallada con la figura de 2 dragones, eso parecen, y motivos vegetales, son 2 tiestos. 



25.- Fuente. Bonansa

* Entre ambas, y algo más adelante, la fuente pública, del año 1930, y con un grifo que ya quisieran para sí las demás fuentes, de los demás sitios. Mientras los conductores van a recoger los coches, les indico que salgan del pueblo, que nosotros lo recorreremos andando, cuesta abajo. Cuando estamos llegando a la carretera, están llegando los vehículos.
No paramos más, salvo en el Monasterio de Santa María de Obarra, desconocido para todos ellos, el viejo, prácticamente destruido y derruido y el nuevo, en obras de mantenimiento. Unos, que han parado el coche donde los nuestros, nos preguntan si podrá bajar por el camino un inválido, les decimos que lo deberán valorar ellos –desconocemos el grado de minusvalía-. Cuando bajamos y vemos el puente, pendiente arriba de unos 40 grados hasta la mitad, y la misma de bajada, al otro lado, nos alegramos de no haberles animado a hacerlo, las culpas “al maestro armero”. 


26.- Foto de Ángel. Mari, Paquita y Rosa. Portal entrada Roda de Isábena
             
* En el restaurante de Roda de Isábena estamos a la una y media, y ya hay gente sentada a las mesas, como la mitad, y en el resto pone el cartel de reservada. Se acerca Antonio a hablar con una señora, que hay al fondo, con aspecto de estar empleada allí, de camarera, seguramente. Imposible, le debe estar diciendo por las trazas que les veo, me acerco  ¿nos podrías indicar alguno que se coma bien? similar a éste, digo, aquí mismo en la plaza hay uno, contesta ¿pero te gusta?  insisto, no he comido nunca en él, nos dirá, pero sí en el de unos amigos en La Puebla de Roda, os doy el teléfono para que confirméis la mesa, y nos da dos números.
¿Cómo se llamaba? ni Antonio ni yo recordamos el nombre del restaurante -esperemos que no haya más de uno en la puebla-  y nos paramos en el que primero aparece, justo al lado de la carretera, Casa Custodio. Entramos, primero el bar, preguntamos si es buen momento para comer, y nos acompañan al salón, está vacío, somos los primeros  ¡que Dios reparta suerte! y la hemos tenido, la comida estupenda, bien servida, camarera lituana, ó así, toma nota la propietaria, supongo que lo es, quizás supongo demasiado, demasiadas veces, y es el que nos recomendaron, Ricardo ha cogido unas tarjetas y los número de teléfono coinciden. Se ha ido llenando y cuando lo abandonamos está a tope. Los precios similares a los que conocíamos. Pagamos a escote. Todo el mundo satisfecho.
Volvemos a Roda de Isábena, nos falta la visita cultural, aparcamos en el sitio destinado a ello y subimos, primero pasamos bajo el Portal de...  ¿cómo se llamaba? construcción tipo torre de vigilancia, con viviendas arriba , que permite el paso por la parte baja y único acceso en su día para acceder al poblamiento. Las puertas han desaparecido, pero ahí están los agujeros que eran el quicio de las mismas. El portal constituye a su vez un excelente mirador sobre el valle del río Isábena -me veo como redactora de folletos turísticos-.
Subimos calle arriba, encaminando nuestro pasos a la plaza, la otra opción hubiera sido tirar por la calle de la izquierda, pero no parece oportuna. Veo las tejas, me fijo en las tejas, pero no cogeré ninguna de tejado en condiciones, hay una rota en un pequeño vertedero de obra, la dejo apoyada contra el muro que lo separa de la calle. Seguimos, la plaza, su iglesia catedral -supe de ella a través de un artículo leído en El País Semanal, escrito por Julio Llamazares, el de La lluvia amarilla, libro regalado por Pilar Lamana a Blas y que le había encantado, a ella, a Blas también, para mí, demasiado triste, angustioso. No entramos en el interior, es con visita guiada y no la queremos, tampoco pagarla, tiramos a la derecha, hacia el museo de los Iconos, allí sigue el mismo señor de siempre, que vimos por primera vez en Anciles, en un exposición de muchos años atrás, actualmente director del Museo de los Iconos de Graus, el que está ubicado en la basílica de la Virgen de la Peña
Blas, como siempre “pega la hebra” con él, que si la yema de huevo, que si se tarda hasta 2 años en finalizar un trabajo de calidad, esas cosas, a mí no me llaman la atención los motivos religiosos, sean pinturas ó esculturas, excepcionalmente excluyo los frescos románicos, tan sencillos, y las manos de Dios y el hombre, pintadas por Miguel Ángel, esas manos, poco más.
Voy a mi aire, como tantas veces, rodeo la catedral por su derecha, calle abajo, cojo nuevamente la derecha y al poco estoy en las afueras, los antiguos huertos, antiguos porque no veo nada plantado, o porque de huertos nada. Uno, a la derecha también, tiene la puerta semicaída, me asomo, es un solar bastante grande, con unas cuantas tejas apiladas ¡tejas!  yo quiero una, paso, miro y elijo, me llevo la que mejor me parece, es grande, de color claro, el que la hiciera tenía que tener unas enormes piernas. Tengo que llegar al coche, no me gusta ir de paseo con ella, salgo al portal de entrada por la calle que dejamos al principio, no veo a los restantes integrantes del grupo, abro la portezuela trasera y para adentro.
Como siguen sin venir y necesariamente han de pasar por el portal, en el portal que me planto, sentada, pasan los minutos, dudo en subir, pero ¿y si vienen por la otra calle?  al igual que hice yo, me quedo, poco a poco irán apareciendo. Ya estamos todos, la familia Caudevilla se despide, salen mañana para Zaragoza, como nos habían dicho, y quieren ir recogiendo algo, nosotros seguimos de turismo, iremos a Las Vilas del Turbón  ¿a ver que es eso?  Son las 5 y media de la tarde.
Deshacemos algo de camino y cogemos la desviación a Campo, es la primera vez que nos metemos por aquí. El balneario, visto desde fuera, son 3 edificios, de aspecto regular, y desangelado, cuando estuvimos. El pueblo, más parece aldea, son pocas casas, menos vecinos y que acaba en... el portal de una casa ¡es privado!  Allí fuera hay 5 ó 6 personas mayores, ninguna cumplirá ya los setenta, a los que preguntamos ¡sí, no hay más! Y nos vamos. Visita irrepetible.
En Campo paramos en la plaza del ayuntamiento y de la iglesia, entro por si hay oficina de turismo, en la iglesia no, hay dos señoras sentadas en el zaguán, no sabemos, me dirán, suba para arriba, y subo, y veo puertas cerradas y servicio  ¡ya que estoy aquí!  está fantástico. Se lo comunico al resto al salir, de oficina de turismo nada, pero el servicio guay. Mari aprovecha el viaje y cuando ésta sale Ricardo tiene una iluminación  ¿y si entro yo? y entra, y sale. Afuera hemos entablado conversación con dos aborígenes, nos hablan del pueblo, de antes, las calles principales, como ya suponíamos son: la que estamos y la paralela. Ricardo se sobresalta  ¡mi cámara! sale escopetado para el ayuntamiento apareciendo enseguida con el objeto de su olvido, que continuaba donde se lo había dejado, nos cuenta, que además llevaba... cabeza loca. Damos una vuelta, después de tomar una cerveza a la salud de Ricardo, y de nuevo al coche. Al salir a la carretera principal, veo y recuerdo que allí está la dichosa oficina.
                 
PAQUITA
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