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enero 21, 2016

Okupas y neorrurales en el Pirineo Central

Publicado: 20 diciembre 2002 http://www.rebelion.org/hemeroteca/spain/neorrurales201202.htm
Cuentan que un chavalin de estos de primera comunión intentaba convencer a su abuelo, ateo recalcitrante, arguyendo: "Pero yayo, si no existe Dios, ¿quien ha hecho el mundo?". A lo que el abuelo le contestó:
"Zagal, ¿quien va a ser? El mundo lo han hecho los albañiles." Nunca más cierto esto que en los pueblos abandonados del Sobrarbe. El monte no es sólo reconocer las plantas y cuidar los animales. Alicatar un fregadero, reponer un tejado, levantar una pared doble, son las cosas que he visto hacer estos días a los nuevos habitantes del pirineo. Las manos son la labor que de verdad se puede ofrecer a los vecinos, y esto cuenta a la hora de integrarse en la comunidad: a un montañés no puedes venirle con abalorios o tallas que seguramente sabe ya hacer él mejor que tú; pero un par de manos a tiempo siempre se agradecen. Así, un okupa de La Solana nos contaba como en otro pueblo donde estaba arreglando un tejado, el propietario de la casa acabó defendiendo las ocupaciones frente a los otros desconfiados que siempre sospechan de vagancia, piojos y sarna. Si uno aprende de piedras, lajas, morteros, carretillas y polipastos, las sospechas se disipan y la casa renace. A fin de cuentas todo el secreto de sobrevivir al invierno es asegurar que la pared no espalde y que la cheminera sople.
Tampoco es que la suspicacia haya desaparecido. Hay quien aspira a usar los pueblos como hoteles de turismo y no es ya que pierda terrenos potenciales, sino que la hospitalidad antigua no le conviene, así que procura que no la ejerzan ni los viejos ni los nuevos habitantes. Hay simplemente a quien se le revuelven todos los entresijos cuando le viene el turno de pagar impuestos, y en vez de acordarse del gobierno que tiene lejos, se le viene a la cabeza que los hippies de al lado no pagan. Uno no comprende cómo es que en vez de seguir el ejemplo, prefiere quejarse a la guardia civil para que se jodan todos; y lo mismo ocurre con algunos que recuerdan su casa de la niñez y viviendo en el pueblo de al lado no se atreven a volver a ella. Quizás faltan aun más encuentros en los dos o tres bares del valle y más botas de vino en las puertas de las casas; todo se andará.

Por todos lados se oyen rumores de crecimiento, de si se han instalado en tal pueblo y en tal otro, y hasta es verdad, pero en muchos pueblos no se pasa de una o dos chemineras humeando y lo que falta aún, de cierto, es mas gente. Los estilos de vida son muy diferentes de pueblo a pueblo. En Sasé, San Felices y otros pueblos de La Solana, diversos grupos okupas ¿?. En Murillo de Tou, las Comisiones Obreras organizando la rehabilitación. En sitios como Bergua se opta por el neorruralismo simple y cada casa lleva su negocio a su aire. En la zona de La Guarguera el veterano triángulo Artosilla-Ibort-Aineto desarrolla proyectos comunales a partir de una cesión estable que consiguieron de las autoridades; pero incluso ahí cada pueblo tiene su propia trayectoria. Más al sur otra comuna anda ahora con un proyecto para la rehabilitación de Latre.

Dentro del ArtIborAin hay también una aldeilla okupa con niños, en La Solanilla, para aprovechar que Aineto tiene escuela pública. La mayoría de las comunidades se conocen entre si, pero el tiempo es mas lento y las distancias más largas, comunicándose a través de pistas, afortunadamente intransitables, y en todo caso con inconvenientes teléfonos de radio. Así que muchas veces, si no es tiempo de emergencias, las noticias de una a otra comuna están desfasadas varios meses.

Aineto tiene también una pista de calidad excelente, lo que aumenta la presión y agobio del "turismo rojo", aunque las actividades políticas de verano se han intentado otras veces centrar en Artosilla. La tentación de la visita turistica progre es quizás demasiado fuerte; la zona es evocadora de mil historias: ya el camino de Zaragoza cruza por los pueblos que mencionan Simone Weil y George Orwell, y en Barbastro fue donde al protagonista de "Homenaje a Cataluña" le curaron el balazo en la garganta. 

En Torreciudad uno llora la imposición del opus, en Monzón se recuerda a las Juventudes Libertarias, en Ainsa se abre el camino a la bolsa de Bielsa y en Graus se evoca al autor de "Oligarquia y Caciquismo". Y no deja de tener su chiste a la memoria, al llegar, el encontrarse en el camino, entre La Guarguera y La Solana, un pueblo llamado Ascaso.

A lo que hemos visto, nada se objetará, salvo dar la bienvenida, al visitante que llega de paso, en pleno invierno, cantando alegremente los himnos durrutianos del hermano de Ferlosio, e incluso emplearan algo de la escasa luz de la placa solar para replicarnos con las nuevas grabaciones de La Ronda de Boltaña. Pero al que viene a vivirlo le tiene que quedar muy claro donde viene y sentir si se es capaz de echar un tejado antes del primer invierno y dejarse ayudar por la propia montaña. Anímense y vénganse. Lugares no faltan, y Anarquía tampoco.

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