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mayo 07, 2019

El grito de los jóvenes contra el cambio climático se convierte en global

Mientras los viejos partidos y los envejecidos recientemente continúan sus bailes de salón, nuevas formas de política nacen y abren los horizontes de otro mundo posible: mujeres (8M) y jóvenes por un mundo diferente. Pasan de los modos y maneras de la política oficial, dicen las cosas claras, plantean los problemas reales. Están por debajo de los radares mediáticos, que no saben cómo se organizan ni cómo es posible que saquen tanta gente a la calle. Están más allá de las burocracias y las guerras por los puestos; levantan la vista al futuro que se les niega. En este lamentable espectáculo que da la política oficial son la única luz de este crepúsculo. Ellas y ellos son realmente el viejo topo de la esperanza que hace su trabajo en la historia.



De Sidney a Copenhague. De Londres a Berlín. De Roma a Hong Kong. Y, también, de Madrid a Barcelona pasando por Valencia o Sevilla. La protesta de los estudiantes contra la inacción de los Gobiernos frente al cambio climático se ha convertido este viernes en algo tan global como el calentamiento. Tanto, que es complicado encontrar en el mundo una capital en la que no se haya celebrado una manifestación dentro del movimiento Friday For Future, que promovía una huelga estudiantil emulando a Greta Thunberg, la joven sueca que en agosto decidió parar todos los viernes como protesta por la falta de ambición de su país ante el calentamiento global.
Cientos de miles de estudiantes de ambos hemisferios piden más esfuerzos para frenar el cambio climático en las más de 1.000 manifestaciones que se habían convocado. España, que hasta ahora había participado tímidamente en la protesta que secundan desde hace semanas grandes capitales del mundo, también se ha sumado a esta movilización que hasta comparte los mismos lemas –en inglés–. "No hay un planeta B", claman los chicos en los cinco continentes.
(...)   a falta de sanciones u otros instrumentos que obliguen a los países a cumplir el acuerdo, la presión social es fundamental para empujar a los Gobiernos a recortar con suficiente intensidad sus emisiones. Por eso, desde los partidos, organizaciones y asociaciones que llevan tiempo trabajando en la lucha contra el cambio climático se celebra la irrupción del movimiento estudiantil como elemento de presión a los gobernantes. "Al final, está calando en la sociedad la lucha. Estos jóvenes empujarán a sus padres", resume Tatiana Nuño, experta de Greenpeace en cambio climático (...)

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OTRO ASUNTO EN PERROFLAUTAS DEL MUNDO:    Argentina. Más de 3 millones de personas sin comida producto de la crisis y 2+

 

 

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