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junio 29, 2019

Pedro López González, Francisco Sánchez Márquez y Pablo. Facultad Ingeniería Aeronaútica. Madrid, 29/6/2006

Se deja sin publicar... , 29/6/2006.
Transcurridos 13 años, ya parece momento de exponerlo: PAQUITA

Aceptando la "invitación" que la cátedra de fabricación y organización de la producción había hecho a los alumnos, para que llevaran a sus padres cuando terminara el período de exámenes, acudimos el martes por la tarde al edificio en que se ubica, uno de los talleres de la E.T.S.I.A.
En principio nos atendió el Maestro del Taller de Torno y Rectificados, persona afable y cercana en el trato, buena gente, se le notaba. Nos enseñó las máquinas allí instaladas, que para sí querrían muchas fábricas -dicho por él- y el funcionamiento de algunas de las más modernas, sin despreciar a las antiguas, una joya en uso. Pedro López González, se llama, y lo reflejo para rendirle desde aquí un tributo, orgulloso de su profesión -cuarta generación de herreros, del pueblo de Valdecaballeros, el de la central nuclear, en Badajoz. Extremadura es la comunidad con más densidad de centrales nucleares, algo que no les llena de orgullo, lógicamente-.
Entró con 15 años en la facultad, aprendiendo de otro maestro, al que guarda absoluta admiración y lleva, allí y en la profesión, 36 años, la mayor parte de ellos, instruyendo a todas las generaciones de ingenieros aeronaúticos que en España se han formado, puesto que, hasta hace pocos años -creo que aún no ha salido ningún titulado- no se abrió otra en Sevilla.
Con él se preparó Pedro Duque Duque, ingeniero aeronaútico -segundo de su promoción- y astronauta circunstancial, con el que actualmente está construyendo un "túnel" -así lo llama- mucho mayor que el que hay en el hangar de al lado.
Después pasaremos con "Paco" Francisco Sánchez Márquez, Maestro del Taller de Utillaje, que se jubila, contra su voluntad este año, porque cumple los 65. Nos dice que trabajó 15 años en París y aquí, enseñando, lleva 30. También se le ve orgulloso de la tarea que desempeña, algo excepcional en nuestros días, de mediocridad absoluta.
Su tarea ha ido más allá del mero desarrollo de su actividad profesional, les ha enseñado urbanidad, maneras de moverse en el trabajo, de tratar a la gente respetuosamente, por mucha que sea la distancia entre la categoría profesional -que no humana- de uno y de otro. Nos muestra un libro que le han dedicado sus alumnos de quinto de este año y en él han volcado su admiración personal por el maestro. Maestro, qué palabra más bonita, mucho más grande que profesor, mucho más grande, sí.
Nos dice que llevó a sus hijos al colegio San Viator -en la Plaza Elíptica- para que aprendieran el valor del esfuerzo, de la disciplina en el trabajo. Ciertamente, ese colegio es de los reputados de su zona.
Antes de despedirnos aparece Pablo, el catedrático de la asignatura. Paco nos dice que Pablo fue el autor de Minisat, primer satélite espacial español que se puso en órbita, en el año 1995, tiene los recortes del periódico que recogían la noticia puestos en la paredes de su taller.
Tiene poco más de 35 años, estimados por mí y se le ve, personalmente, valioso, su cara transmite cercanía, exento de vanidad y soberbia, algo que por estos lares es muy, muy, dificil de encontrar. Porque ese es uno de los grandes problemas de esta carrera, la soberbia que rezuman sus enseñantes, la élite de la élite, los elegidos.
Todo viene, según he podido entender, del origen militar de esta Facultad, originariamente dependiente del, antiguo, ministerio del aire, actualmente integrado en Defensa. Esa es la filosofía que ha iluminado a tantos y tantos catedráticos y profesores, el ordeno y mando, el tú no vales nada, el aquí mando yo. La falta de respeto total por el alumno, el desprecio al alumno. Su pedagogía es ninguna, salvo que llamemos método pedagógico al mencionado.
Nos despedimos de los tres, los hombres se dan la mano, yo les doy, y recibo, la cara.
Ha sido un auténtico placer encontrar humanidad dentro de aquellas paredes.
Previamente a ésto, estuvimos con Toni, compañero de Álvaro, en el hangar, donde está montando un helicóptero, junto con otros -las piezas son un kit que viene de EEUU-.
En casa deToni, en Llaurí, pueblo de Valencia, estuvieron hace 2 o 3 años, alojándose unos cuantos de ellos. Cogieron espárragos de las matas, primera vez para la mayoría de los muchachos.

PAQUITA

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