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junio 26, 2020

"Mi papá me viola", de ANA PARDO DE VERA

 Menores, niño. EFE
Paquita Caminante ·  publico.es     ANA PARDO DE VERA
 "Mi papá me viola"
Las bajas cifras de denuncias durante el estado de alarma son, paradójicamente, una pésima noticia. Según la Dirección General de Policía, entre el 16 de marzo y el 16 de mayo de 2019, se denunciaron 239 casos de violencia sexual contra menores. Entre el 16 de marzo y el 16 de mayo de 2020 se han denunciado 84 casos, un 64,85% menos.

Nico tiene 7 años.
Vive con su madre, su padre y una hermana de 3 años en la habitación de un piso que la familia de Nico comparte con otras dos familias de dos y tres hijos, cerca de la madrileña Plaza de Castilla. Antes vivían los cuatro en otra casa que estaba mejor, con la cocina y el baño para ellos solos, con una habitación para él y su hermana... Pero su padre se quedó sin trabajo y el de limpiadora de su madre no llegaba para pagar el alquiler, así que se vinieron a esta habitación con dos camas y vistas a un patio interior. Apenas levantan la persiana, porque en el patio no hay luz y tienen tan cerca la ventana del vecino de enfrente (o vecina, nunca se han visto) que Nico cree que puede tocarla con su mano.
Durante el mes y medio que ha durado el confinamiento total por la pandemia, Nico y su familia han estado encerrados en la habitación, envueltos en la semipenumbra que provoca la televisión pequeña del padre y el silencio que impone su ira. Ya no juegan. Han salido poco de la habitación, apenas al único baño de la casa y siguiendo turnos con las otras dos familias para lavarse rápidamente. A la cocina solo va mamá a hacer comida para todos y la llevan a la habitación. Papá es quien suele ir a a la calle a por alimentos, sea al comedor social o a esos sitios que te dan cosas gratis, pasta, legumbres, galletas... que luego mamá les prepara.

Nico reza angustiado para que papá beba tanto que se desplome en la cama a su lado y no pueda moverse en toda la noche

Cuando se va papá es cuando Nico se queda más feliz, con su madre y su hermanita. Los tres solos en la habitación de dos camas. A veces, papá vuelve pronto -para Nico siempre es pronto; antes de estar encerrados, por lo menos, lo veía menos- y se queda en la cocina bebiendo vino y cerveza, solo o con otros vecinos de la casa. Nico reza angustiado para que papá beba tanto que se desplome en la cama a su lado y no pueda moverse en toda la noche. Así Nico podrá dormir tranquilo, pegado a la pared tratando de no molestar a su padre, que ha querido dormir con él desde que se trasladaron a esa habitación. En la otra casa se duchaban juntos, pero no todos los días. (…)

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