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marzo 22, 2024

Necesitamos tu ayuda para cubrir el genocidio en Gaza, Miguel Mora

 17/3/24


Inshallah, Mahmoud!

Querida Comunidad Contextataria,

 

Os habla Miguel Mora. Sí, os escribo porque volvemos a necesitar vuestra ayuda. Como sabéis, la situación en Gaza y Cisjordania es espantosa, la peor desde que hace cinco meses Netanyahu decidió lanzar los ataques sobre la Franja y desde que su Gobierno de fanáticos sionistas de extrema derecha decretó que la población palestina (esos “animales humanos”) debía ser desplazada, bombardeada, exterminada y/o expulsada de su territorio histórico. 

 

Tras cinco meses de asedio y destrucción, y ante la absoluta inacción –cuando no el aplauso– de casi todos los gobiernos occidentales y árabes, Gaza sufre hoy una situación desesperada, que coloca a la llamada Comunidad Internacional (y a los medios que defienden ese estado de cosas o se declaran equidistantes ante un genocidio que prefieren denominar como “guerra”) en un profundo abismo moral. La limpieza étnica, el genocidio y la destrucción deliberada de todo vestigio de vida civil y comunitaria en Gaza (escuelas, universidades, hospitales, panaderías, casas, archivos, museos…) recuerda demasiado ya (salvo porque ahora la vemos en directo en nuestras pantallas) a la que sufrieron los judíos y los gitanos europeos cuando Hitler decidió que esas razas inferiores debían ser deshumanizadas, apartadas de la sociedad, despojadas de sus derechos civiles, expoliadas de sus bienes, llevadas a campos de concentración, y por fin eliminadas en serie. 

 

Son ya más de 31.000 civiles asesinados bajo las bombas –más de la mitad, menores de edad–, y hay docenas de miles de heridos y desaparecidos. Por supuesto, las cifras del genocidio en curso no podrán llegar nunca a las de la Shoah, aunque un 5% de los 2,4 millones de palestinas y palestinos de Gaza han sido ya o bien asesinados o heridos, y un 90% de ellas y ellos han perdido su casa, su escuela y su trabajo. 

 

La constatación de la impunidad que marca esta Segunda Nakba no puede servir de excusa para mirar hacia otro lado. Al revés. En los últimos días, Gaza ha entrado en la segunda fase del exterminio programado por Israel y financiado por Estados Unidos: el hambre. Mientras en Tel Aviv las inmobiliarias ponen en el mercado las futuras viviendas que Israel construirá en la Franja, hay ya centenares de miles de gazatíes desnutridos, y los niños empiezan a morir por decenas, sobre todo en el norte porque el ejército sigue impidiendo que lleguen los camiones de ayuda humanitaria hasta esa zona. 

 

Algunos líderes liberales, como Biden o Macron, intentan lavar su conciencia y salvar de paso algunos votos en casa lanzando paracaídas con sacas de comida, adornadas con las banderas de sus decadentes imperios. La imagen de los niños peleando por las migajas en las calles o las playas supone una escalada vergonzosa en el intento de deshumanizar y quebrar a una comunidad unida y solidaria, y aumenta un grado más el cinismo de Occidente, que así gana algo de tiempo para poder construir en la costa de Gaza el muelle por el que según Washington llegará la ayuda humanitaria. La cortina de humo no oculta el verdadero propósito de ese futuro puerto: depositar y embarcar rumbo a Occidente el gas descubierto bajo el mar de Gaza, que las principales empresas energéticas occidentales se repartieron de forma impúdica solo unos pocos días después (¿o fue antes?) del ataque de Hamás contra Israel.

 

Todo esto, y muchas cosas más, se las hemos ido contando estos meses en CTXT gracias a que muchas y muchos de ustedes, más de mil personas, contribuyeron a finales del año pasado a la captación de fondos que titulamos “Israel no quiere testigos, ¿nos ayudas a conseguirlos?”. Cinco meses después, más de 150 periodistas gazatíes han sido asesinados por Israel, que sigue sin permitir a los medios internacionales entrar en la Franja, aunque al parecer esta censura no ha hecho perder el menor apoyo mediático al Gobierno que asesina párvulos, madres, poetas, médicos y periodistas para acabar con los terroristas de Hamás. 

Gracias a vuestro apoyo, nuestros dos colaboradores gazatíes sobre el terreno, Mahmoud Mushtaha y Mohammed Zaanoun, han enviado una treintena de crónicas y docenas de fotografías que han permitido a la comunidad lectora de la revista conocer de primera mano justo lo que Israel no quería: cómo se vive el horror desde dentro de Gaza. Los testimonios de sus reportajes, siempre llenos de humanidad, han mezclado decenas de voces anónimas, de muchas generaciones: quizá el denominador común es que todas se expresan con una dignidad impresionante, y que ninguna entiende qué delito ha cometido un pueblo entero para recibir semejante castigo colectivo. Las apelaciones a la paz, sus relatos cargados de tristeza y a la vez de amor a los ancianos y los niños, han sido recogidos, elaborados y enviados a CTXT por Mahmoud y Mohammed bajo unas condiciones personales, vitales y laborales extremas. Pero siempre sin una queja, sin un pero, sin un dato equivocado, sin un fallo de redacción en su excelente inglés. Con una profesionalidad, esta sí, a prueba de bombas. 

 

Su trabajo nos ha permitido elaborar un archivo imprescindible sobre este trágico momento histórico y político (la agonía de la ONU y del derecho internacional, el exterminio diario retransmitido en directo por los verdugos y las víctimas, el antisemitismo reconvertido en arma de guerra de Occidente contra las personas y medios críticos con la inhumanidad de Israel). Creo que no hay muchos medios grandes que puedan igualar ese dossier –y mira que lo tenían fácil–. Lo decimos sin presunción, y con orgullo no exento de cierta estupefacción por el calamitoso estado de la prensa mundial: ¿cómo es que tan pocos medios se han atrevido a saltarse la prohibición isaelí de entrar en Gaza recurriendo a periodistas gazatíes? 

 

Es desde luego infrecuente que un medio tan pequeño como CTXT haya podido publicar crónicas desde Gaza, desde Líbano (gracias a Marta Maroto, nuestra colaboradora en Beirut, que ha enviado estos meses una cincuentena de videos y textos de gran calidad) y también desde Israel y Cisjordania, porque llegamos a acuerdos para traducir artículos del periódico progresista israelí Haaretz y de la revista palestino-israelí +972. Ambos deberían ser un modelo a imitar para la prensa mundial, y son dos referentes del mejor periodismo en un país que, pese a lo que pueda parecer, cuenta todavía con una masa crítica, pacifista y antirracista, y con analistas y reporteros tan brillantes como Gideon Levy y Yuval Abraham (el cineasta judío que recibió el premio en Berlín con un discurso de paz y que todavía no ha podido volver a Israel porque los sionistas intentaron linchar a su familia). 

 

La lección que hemos aprendido en CTXT es preciosa: cuando una revista cuenta con el apoyo de una comunidad de 15.000 personas, repartidas en este caso casi al 50% entre suscriptores y donantes habituales, ningún reto periodístico es imposible. No esperamos, por supuesto, premios ni parabienes, ni de vosotras ni de nuestros colegas. Simplemente, hemos hecho nuestro trabajo. Creímos que era nuestra obligación ética y profesional tratar de burlar el veto israelí a la entrada de la prensa extranjera en Gaza, y gracias a vosotras y vosotros, y a un puñado de jóvenes periodistas extraordinarios, lo hemos conseguido. 

 

Ahora necesitamos otra vez vuestra ayuda. Queremos seguir informando sobre el genocidio en curso y cuidar a nuestros reporteros. El fotógrafo Mohammed Zaanoun ya ha conseguido salir de Gaza y está en Egipto. Sus hijos pequeños estaban demasiado traumatizados con los bombardeos, nos contó, y logró escapar con ellos y con su mujer hace unos días. El reportero Mahmoud Mushtaha, de 24 años, está intentando hacer lo mismo. Sueña con poder venir a España y trabajar para CTXT. Queremos ayudarle a venir, ofrecerle un contrato de trabajo en la revista y darle tiempo para que se cuide y escriba un libro contando cómo eran sus sueños y su vida hasta hace cinco meses, y cómo ha logrado sobrevivir a esta pesadilla informando al mismo tiempo sobre ella. 

 

El 10 de marzo, Mahmoud viajó solo desde Ciudad de Gaza a Rafah, y ahora está viviendo en las tiendas de campaña que UNRWA ha puesto a disposición de los desplazados. Salir de Gaza no es fácil. Hay muchas peticiones, y pocas plazas. Mahmoud es optimista y cree que podrá conseguirlo en una semana. Con vuestra ayuda, le será más fácil salir y empezar una nueva vida, y CTXT, a diferencia de la mayoría de los medios, podrá seguir contando lo que pasa en Gaza y seguir siendo un medio de referencia en la defensa de los derechos humanos de los palestinos y la denuncia de la mayor catástrofe humanitaria del siglo XXI, que ha puesto a 2,4 millones de personas en una situación desesperada ante la indiferencia y la complicidad de Occidente. 

 

Acabo con las palabras con las que Mahmoud y yo despedimos nuestros chats de whatsapp: Inshallah, Bro. Ojalá, hermano, ojalá podamos verte pronto y darte un abrazo. 

 

Gracias a quienes hayan llegado hasta aquí abajo. Y a los que se cansaron antes, gracias también por estar ahí. 

 

¡Salud y libertad!

Hemos calculado que CTXT necesita 2.000 nuevos suscriptores y donantes para seguir cubriendo el genocidio en Gaza y para ayudar al periodista Mahmoud W. Mushtaha a llegar a Egipto y venir a trabajar a España.

 

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