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julio 15, 2024

Inka Martí, editora y ecologista: "El negacionismo del cambio climático es como el timo del crecepelo: no os preocupéis, vamos a ser inmortales"

 Elena Pita  28 JUN 2024

Presenta Airhón, un modelo regenerativo de agro-ganadería de 4.000 hectáreas y 1.500 cabezas de ganado, en Salamanca, que a fuerza de prácticas ecológicas y biodiversidad se ha convertido en un paraíso natural donde buscan refugio los animales en extinción. "Es la única opción para detener la degradación del planeta", advierte

Inka Martí en los campos de Airhón junto a sus vacas moruchas. / LESLIE BETANCOURT


Su entusiasmo por la belleza y la justicia la llevó a dejar el éxito que tuvo como joven periodista. Transita desde entonces por la literatura, la fotografía y la edición, que ejerce junto a su esposo, Jacobo Siruela, en la editorial Atalanta. Y en su cincuentena, Inka Martí Kiemann (Beckum, Alemania, 1964) encontró la forma de devolver al mundo su gratitud por la vida. Apasionada por los animales y la etología desde niña, ecolog ista de raíz, buscadora de realidades cósmicas que ya había encontrado en la biodinámica o los astros, por ejemplo, presenta ahora el esforzado fruto de sus últimos nueve años: Airhón (Tierra de Alba, Salamanca) un modelo de rewilding o asilvestramiento que quieren sea ejemplo de vida para los agro-ganaderos; ese oficio que les ha tocado asumir por coherencia tras haber heredado estas tierras de la Casa de Alba.

-¿Regenerar la naturaleza es “restaurar el alma del mundo”, título del filósofo David Fideler en su editorial, Atalanta?

Sí, y sería la necesidad profunda del movimiento rewilding, que en castellano traduciríamos como asilvestramiento.

-El esfuerzo de convertir 4.000 hectáreas de tierra en régimen extractivo en el paraíso de la biodiversidad que hoy es Airhón, ¿es un acto altruista, una cuestión moral y ética o qué compensación personal tiene?

Hace unos años, un filósofo me preguntó: “¿Qué servicio haces tú para los demás?” La pregunta es clave y no se refiere a lo que uno hace para sus familiares y allegados: si todos nos la aplicáramos, conseguiríamos cambiar el mundo y dar sentido a nuestras vidas. Hay que recuperar los conceptos de altruismo y generosidad y practicarlos no sólo en tu relación con el ser humano, sino con todos los seres vivos. Es la clave del budismo, junto al respeto a todos los seres vivientes y la consciencia de que todos estamos interconectados. Hay que repetírselo cada mañana: todos formamos parte de la gran alma del mundo. Airhón está conectado con un código de principios morales y éticos que van más allá de mi faceta creativa.

-La naturaleza es superagradecida y se autorregenera incluso después de una catástrofe nuclear: lo hemos visto en Chernóbil. ¿Confía en que el ejemplo de vida que están dando con Airhón tenga consecuencias positivas más allá de sus lindes?

¡Claro! En Chernóbil, un ejemplo muy interesante de regeneración, hay una comunidad de lobos que ha sobrevivido a la radiación, y se están haciendo estudios sobre ello que buscan su aplicación al ser humano. Contemplo Airhón como un gran corazón, unos pulmones que irradian aire fresco al exterior. Nos gustaría que la gente entienda que el modelo es posible, a cualquier escala: agricultura ecológica, ganadería regenerativa y sólo de pasto, y coexistencia con la biodiversidad y un mejor ecosistema. Es un organismo vivo donde todo está interconectado, y nuestra esperanza es que otros emulen el modelo: ya se han unido agricultores convencionales de la zona y ganaderos de tercera y cuarta generación que empiezan a entender las bondades de la coexistencia. Nosotros no teníamos patrones de referencia, con el agravante de que el sistema mediterráneo es uno de los más complicados, pero hemos invertido nuestro esfuerzo y los frutos que nos han dado el latifundio y la PAC (ayudas de la UE al agro), en investigar; ahora el modelo está disponible para todo el que se interese. El futuro será la creación de un centro de investigación e intercambio.

-Lejos de disminuir la producción o incrementar sus costes, ¿la biodiversidad y la ausencia de insumos tóxicos multiplican los beneficios agroganaderos?

Sin duda. Se contemplan dos o tres años para la reconversión de la tierra y, pasado ese período, la naturaleza, que es muy generosa, se regenera. Mira, hay grandes corporaciones agroalimentarias en Estados Unidos, como es Kellogg´s, que financian a los agricultores que quieran hacer esta regeneración a ecológico. Por algo será. El mismo ejemplo lo tenemos en el mar: cuando se veda la pesca de una determinada especie, como ocurrió con la anchoa en los caladeros del Cantábrico, ésta se multiplica como en el milagro de los panes y los peces. En los años 50, los grupos químicos nos hicieron creer que la leche en polvo era mejor que la materna; y en 1970 nos vendieron la llamada “revolución verde”, introduciendo la química como la panacea. De pronto la tierra floreció, pero esa misma tierra en 10 años estaba muerta: nos han quedado tierras “bonsáis” sin rastro de organismos. No hay pulgón, pero tampoco polinizadores, ni mariquitas, que fueron símbolo de nuestra infancia, porque rompimos la cadena trófica. Esto se sabe desde los años 90, lo denunciaba sin ir más lejos el informe de César Fuente, un científico del CSIC de aquí mismo, de Larrodrigo, pero se silenció porque habla de la muerte de la tierra. Además los insumos químicos son cada vez más caros y hacen insostenible la agricultura: el cambio a regenerativa la pone al alcance de cualquiera. (...)

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