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octubre 18, 2024

Save the Children alerta del grave riesgo para la salud mental que sufren todos los menores gazatíes. Por CTXT

 ctxt 18/09/2024

Un año antes de que se iniciara el conflicto actual, un 84% de los niños declaró sufrir miedo, un 80% ansiedad, un 77% tristeza y el 78% tenía síntomas de estar experimentando un duelo

Unos niños inspeccionan una vivienda destrozada por las bombas israelíes, 1 de diciembre de 2023. / M. M.


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Un informe realizado por la organización internacional Save the Children hace unos meses ponía de manifiesto el grave deterioro en la salud mental que están sufriendo todos los menores de edad atrapados en la Franja de Gaza, sobre la que Israel ha mantenido una situación de bloqueo sostenido durante casi dos décadas y que desde el pasado 7 de octubre ha desembocado en la guerra total contra la población civil de la Franja. 

De acuerdo con el informe, ningún niño de Gaza ha conocido la vida fuera de la interminable violencia cíclica y el bloqueo terrestre, aéreo y marítimo impuesto por el Gobierno de Israel. Todos ellos han sido testigos y experimentado eventos traumáticos, así como una violación sistemática de sus derechos humanos fundamentales. Esto ha generado un fuerte impacto en la salud mental y el bienestar psicosocial de los niños que viven en La Franja. 

Sin embargo, tras el inicio de la guerra hace ya casi un año, la vulnerabilidad de estos menores se ha visto fuertemente agravada. Todos los padres y cuidadores que fueron consultados para la elaboración del citado informe aseguraron que el deterioro en el estado de salud mental de los niños no se parecía a nada que hubieran visto anteriormente. Los participantes en el estudio lo atribuyeron a la intensidad y duración de las hostilidades y a los desplazamientos forzosos continuos, así como a la destrucción generalizada de los servicios públicos y la falta de acceso a los recursos necesarios para la supervivencia. 

Para los niños, esto se tradujo en una destrucción de los principios fundamentales de la infancia. Los participantes informaron de que los niños no conocen ya una realidad diferente a la de la guerra, no tienen rutinas estables y saludables y carecen de las mínimas oportunidades necesarias para aprender, jugar y desarrollarse. Los expertos en salud mental y protección infantil de Save the Children afirmaron que estas carencias provocan trastornos mentales graves y duraderos, que suelen extenderse hasta la etapa adulta. 

En la actualidad, los niños están manifestando ya síntomas de grave daño emocional, así como ansiedad, trastornos alimentarios, enuresis, hipervigilancia y problemas de sueño. También se notificaron cambios de comportamiento tales como tendencia a la introversión, ansiedad por separación o cambios en el estilo de apego con los padres, regresiones (consistentes en volver a etapas del desarrollo de la infancia que ya estaban superadas) y agresividad. Por encima de todo, los niños han desarrollado un gran temor a morir o ver morir a sus familias. 

Por otra parte, algunos padres señalaron que sus hijos tienen ahora aspiraciones y sueños vitales muy limitados. Los niños han dejado de pensar en el futuro y se centran exclusivamente en la supervivencia inmediata. Incluso, al ser preguntados por sus aspiraciones laborales para la etapa adulta, muchos mencionaron querer realizar actividades relacionadas con la guerra. Por ejemplo, un padre cuenta que sus hijos han dejado de decir que quieren ser ingenieros para afirmar que desean dedicarse a repartir ayuda humanitaria en un carro tirado por un burro, un deseo nunca antes expresado. 

Tanto los padres como los colaboradores de Save the Children destacaron el agravamiento del problema debido a los múltiples ciclos de violencia sufridos, que han erosionado la capacidad de resiliencia de los niños. Esta situación se ve igualmente exacerbada por la incapacidad de los propios padres y cuidadores para hacer frente a la situación y dar una respuesta adecuada a sus hijos debido a los graves daños en la salud mental que también están padeciendo los adultos. 

Antes de la actual escalada de violencia, que comenzó el pasado 7 de octubre, ya existía una crisis de salud mental a la que se enfrentaban los niños de Gaza. Save the Children llevó a cabo una investigación sobre el impacto que genera en los niños vivir bajo el bloqueo entre los años 2018 y 2022. 

Entre los hallazgos más significativos, el informe señala que ya en 2022 un 84% de los niños declaró sufrir miedo, un 80% ansiedad, un 77% sentía tristeza y el 78% de los menores mostraba síntomas de estar experimentando un duelo. La angustia de los niños se manifestó en comportamientos preocupantes como mojar la cama o el mutismo reactivo, y la mayoría no encontraban maneras positivas de enfrentar su situación. En ese sentido, en el año 2022, más de la mitad de los 164 padres y cuidadores consultados declararon haber observado una tendencia al empleo de mecanismos de afrontamiento perjudiciales entre los niños y los jóvenes, como el abuso de sustancias, las autolesiones o la ideación suicida. Este tipo de mecanismos de afrontamiento negativos tienden a agravar aún más la angustia, generando nuevas cascadas de problemas físicos, mentales y sociales. 

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