Se enamoró de ella desde el primer momento en que la vió.
Era estilizada pero vigorosa, con ella se creía capaz de ir a cualquier parte.
Sabía que tenía muchos pretendientes, por que observaba cómo la miraban al pasar a su lado, siempre, siempre, volvían la vista. Indudáblemente llamaba la atención, incluso entre las mujeres.
Por lo que, se decidió a entrar. De cerca era, aún, más hermosa. El precio parecía accesible, preguntó si podía probarla y después de muchos inconvenientes, interpuestos por el vendedor, consiguió dar una vuelta con ella, eso sí, le aclaró, sólo tiene combustible para dar un rodeo a la manzana y poco más.
Así lo hizo y le pareció el paseo más maravilloso del mundo. Así de enamorado estaba.
Se la compró. Ideó un viaje con el que soñaba desde tiempo atrás y por fin, un buen día, se vió a sí mismo con ella entre las piernas.
Pero, ¡ay! no había recorrido 100 escasos kilómetros cuando la moto hizo click. Sólo fue un click, un ligero click, pero suficiente para provocar su caida.
Afortunadamente fue a dar con un extenso maizal que amortiguó el golpe. Allí mismo había un taller mecánico ¡mira tú! cuyo empleado le comunico que "aquello" sólo servía para estar en un escaparate. Sólo para eso. Su maquinaria estaba inservible.
Desde aquel día, cada vez que pasa por allí, la ve, siempre en el mismo lugar en que la dejó, su escaparate.
PAQUITA
NUNCA IMAGINÉ UE EL ENGAÑO FUERA DE ESTE TAMAÑO.
ResponderEliminarPaquita