LX.- Brujas Buenas

Cuento antiguo: Tenían el aspecto, la voz y las maneras de l@s bruj@s. Nacieron en una cueva oscura, donde no entraba la luz, donde no dejaban que entrara la luz. Criad@s en el misterio y los miedos, nunca salieron más allá de los estrechos límites que les marcaron sus progenitores.
Los progenitores, marcados a hierro y fuego a su vez por sus ancestros, en una cadena inacabable que llegaba más allá de los tiempos.
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La herencia genética manda ¡y mucho!, es una cruz de la que no puedes liberarte. No así la educacional, ésta también te marca el rumbo inicialmente, pero, tú, tú puedes sustraerte a su influjo ¡si quieres!, si realmente quieres -líbre albedrío lo llaman-, y, sobre todo, si tienes los apoyos necesarios para conseguirlo.

Actual: Y luego están las otras brujas, ignoradas por la cultura popular, las buenas, antes llamadas hadas.
Las que iluminan tu camino, te lo van marcando, te lo muestran y, frente a esta exposición clarificadora, todo resulta más fácil de reconocer. Porque todo está ahí, siempre lo estuvo, realmente no inventamos nada, no en el terreno emocional, el más importante -una vez superado el agujero de las necesidades básicas-.
Así que, gracias a las buenas brujas, conocidas y por conocer, llámense: Lola, Maricarmen, Ana Isabel, María José, Blanca o de cualquier otra manera. Es un placer que estéis ahí, apareciendo en el momento oportuno.

PAQUITA

Muchos besos. PAQUITA