De Pedro

Me permito, vanidad de vanidades, trasladar aquí el poema que me envió hace un rato mi primo, haciéndolo público sin consultárselo.
(el forma parte de la gente que quiero y no mencioné expresamente en mi artículo anterior, como Manu)

Un poco apresurado he compuesto este soneto con estrambote para Paquita, en el día de su, digamos, eso, que vino hace un tiempo, bueno, vale.
Un beso

Escuchar la razón de la montaña
en un atardecer incierto. El vano
sentimiento perdido de lo urbano
cuando es inmensidad quien te acompaña.

Subir por un camino, telaraña
de riscos y de hielos; y en el llano
que se adivina cerca, cartesiano,
dejar que el mundo juegue en su cucaña.

Si los río saludan; si la roca
te sonríe como quien se coloca
para esa foto que te solicita,
atiende su mensaje solidario,
olvida los problemas de diario,
y busca ser feliz, prima Paquita.

Ya sabes: esta cita
es esa huella más de cada año
que pones en el monte y el peldaño.