Ese es su nombre y parece responder a él fielmente. Cumplidos los 70, o a punto de cumplirlos, confiesa haber conseguido una cierta y serena felicidad y su talla es grande, sí, física y moralmente.
Nació en Mérida, aunque extremeño, todas las referencias que hará a lo largo de su exposición serán a Sevilla, a Sevilla y al Puente de Triana.
Quizás porque de Sevilla es/fue Antonio Machado de quien se declara enamorado, además de otros cuatro: Miguel Hernández, Pablo Neruda, César Vallejo y José Hierro -confieso mi amor por los tres primeros, de los que he leído tanto, no así de los dos últimos, de los que ignoro, prácticamente, todo-.
Dice que en el puente de Triana se conocieron Antonio Machado, padre, y Ana Ruiz, el día que los delfines "no se qué" subieron por el Guadalquivir, un prodigio nunca visto y que supongo difícilmente se repetiría.
Que Machado, padre, fue de los primeros flamencólogos -Félix Grande lo es- que seguramente Antonio Machado "mamó" -la palabra la pongo yo- de esas fuentes la sencillez de sus versos, y nos pone varios ejemplos.
Nos lee un poema suyo dedicado a Antonio Machado, hijo, titulado "Mágico abuelo".
De Miguel Hernández dice que hizo una especie de plagio, plagio imposible aclara porque no se puede plagiar a los genios, llamado "Nanas de la metralla" dedicado a su hija y confeccionado la noche de la matanza de Atocha, hace ahora 30 años.
Habla de la importancia, del valor, de las palabras, más vivas que nosotros mismos, que nos sucederán cuando de nosotros no quede ni el recuerdo. También lo creo y me reafirmo en algo que pensé hace ya algunos años, a saber: que los hombres sabios, los hombres realmente sabios... no bajan de los 70.
Dice haber encontrado ya la serenidad de espíritu, por fin. Hace una alabanza de su cónyuge, Paquita, Francisca Aguirre de nombre formal, poeta, a quien conoció en el Ateneo, en el Aula Poética que dirigía en dicho momento José Hierro. En octubre hará 50 años.
Y en homenaje rendido a ella nos dice un poema que hace público en este momento. Habla del amor, no del amor-pasión si no del amor del alma, dice haberlo "comprendido" ya.
Un placer verle, un placer escucharle, un desconocido para mí hasta este momento -imagínese el tamaño de mi ignorancia- o quizás no, porque mis compañeros tertulianos de café mañanero me confirman que de cuando en cuando colabora en El País, y sí, va a ser de eso que me sonaba su nombre, Félix Grande.
El encuentro poético fue en el Centro de Poesía José Hierro de Getafe, este jueves 29 de marzo, a las 8 de la tarde.
PAQUITA (Añadido con posteroridd: vídeo de mi primo Pedro
Félix Grande.wmv4254K Descarga)
En la presentación del poemario de Inma Chacón que hizo Félix Grande, sacó a relucir una letrilla flamenca, que él, en su notoria sabiduría de esa disciplina musical y cultural, la hizo más grande. Refiriéndose a la cultura popular anónima, dijo que no se puede hace un tratado más sintético y poético de los celos que el que se contiene en tres versos: "La noche del aguacero / dime dónde te metiste, / que no te mojaste el pelo".
ResponderEliminarPierre Miró
Pues si que no conocía yo a este señor, peor hija, con la emoción que lo describes, dan ganas.
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