Acababa de comprar algo en el centro y volvía de bajada por el Paseo del Prado.
Entonces fue cuando sus miradas se cruzaron... y se reconocieron.
Se habían visto antes, sí, en otro entorno, se saludaron ¿Tienes prisa? ¡No! pues entonces acompáñame que tengo que ir aquí cerca y luego nos tomamos algo.
Accedió, se tomaron de la mano y enfilaron hacia la calle Alfono XII. Allí frente a la entrada de uno de sus imponentes edificios, la dejó... esperando acabar pronto.
Al quedarse sola fue cuando se preguntó ¿qué hago yo aquí?
Sí, el muchacho era atractivo... y guapo, y realmente le atraía, y eso... la asustó... y salió despavorida.
Llevaba "saliendo" dos meses con otro y creía que le quería -también se decía "hablando" y/o "festejando"-
PAQUITA
Todo el mundo ha salido huyendo en alguna ocasión de alguna tentativa. Lo bonito de las tentaciones es caer en ellas, pero no siempre resulta lo más conveniente. ¿Cómo compaginar ambas cuestiones? Imposible, la cosa no tiene solución.
ResponderEliminarEpv
En cualquier caso, cuando se encuentra algo, aunque pensemos que ya tenemos, si no lo mejor, sí lo "malo" conocido, nunca deberíamos renunciar a ejercer el derecho, ni abstenernos de cumplir con el deber, de comparar... y si encuentra algo mejor... pues eso. Al fin y al cabo, está en nuestro derecho y en nuestro deber tratar de ser felices, pues sólo siendo felices podemos contribuir a la felicidad de los demás. Bonita teoría -pienso- pero muy difícil en la práctica.
ResponderEliminarUn beso
Rafa, desde el éxodo celeste.
Y si el chico no hubiera tenido que entrar unos minutos a esas oficinas del Alfonso XII, ¿qué? ¿Dónde hubiera acabado la cosa? ¿Eh?
ResponderEliminarEste tipo de situaciones suelen plantearse siempre cuando la implicada/o sale con alguien claro. Si no imposible. Si es que vienen todas juntas.
ResponderEliminarla idea de rafa está bien salvo porque nosotros también fuimos, somos y seremos objeto de "compra"
ResponderEliminarYa te digo, Larrey, todo se compra, aunque, a veces, hay excepciones, porque no todo está en venta, y tomamos elecciones o formamos parte de ellas sin que intervenga para nada lo mercantil... a veces, sólo a veces, excepciones que confirman la regla, pero que pueden también llevar dentro el germen de su destrucción -jo, me acabo de sorprender abanderando por una vez la esperanza. Bueno, tampoco es la primera.
ResponderEliminarElena, tienes razón, pero esos que tu describes no son verdaderos encuentros.
Abrazos
Rafa