No ha vuelto a saber del sabor de esos besos.
Por unos instantes, breves instantes, creyó reconocerlo... pero resultó ser, simplemente, un espejismo, una alucinación, una quimera en la que quiso creer, en la que se obstinó en creer. Pero... ¡ay! la realidad tozuda, aún más tozuda que ella, se hizo fuerte, defendió sus posiciones cual castillo enriscado... y la venció, la dejó doblegada, casi, casi moribunda, exhausta, sedienta, tan maltrecha que aún ahora siente como, de cuando en cuando, se le nubla la vista... se le nubla.
PAQUITA
A veces un recuerdo queda prendido en nuestra mente y ni frotando se va. Sobre todo cuando de besos de amor se trata...
ResponderEliminarSolo por aquel beso, hubiera merecido la pena vivir...
ResponderEliminarMe gustan mucho tus desvaríos.
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