Un precioso relato de un descubrimiento hecho a través del blog de Rafa León titulado Éxodo.
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Ella es María y su página: http://wwwshakespeareyyo.blogspot.com
Artículo publicado el viernes 6 de abril de 2007
Lisa
El ensortijado cabello oscuro veteado por finas hebras de nieve, adornaban su rostro perfecto; labios sensuales, nariz recta, una incipiente y favorecedora barba... Contemplaba tu atlético cuerpo cuando posaste sobre mí tus ojos. Al sentirme arropada, al unísono que traspasada hasta lo más hondo por tu mirada, supe que jamás podría dejar de mirarte.
Tardamos en aproximarnos. Me dejé acariciar con guantes de seda, envolver en los más exquisitos tules; tu olor... , tu olor a hogar, a quietud, a monte, quedó muy grabado en cada poro de mi piel. Desde el primer instante tu vida pasó a ser mi vida.¡ Fue tan fácil aprender a quererte!. Me convertí en tu guía, tu Lazarillo, o ¿ fuiste tú el mío? Era tu juguete, tu diversión, un escape, la novedad. Bailé tus éxitos, lamí tus heridas, siempre estuve ahí.
Junto a ti viví los momentos más intensos. Levitamos sobre el mar, el campo, la ciudad. Me volvía loca jugando en inmensas praderas verdes salpicadas de flores, revolcándonos sobre la hierba. Atravesábamos el viento. Decías que en mis ojos podías encontrar toda la paz y belleza del mundo, que en mi compañía te deslizabas por la vida, ese tobogán de sensaciones casi a tientas. Y yo..., yo me moría por volver a sentir tus caricias. Borrachos de esencia de amor, deseaba que el tiempo se detuviera ¡ dolía la felicidad!.
Era joven, bonita y alegre.
Hace tiempo que no salimos tanto. Esquivas mi mirada, nunca quieres jugar. Se avecinan cambios, me lo dicen los aromas del temprano estío que se cuelan por la ventana. Dolerá, sí. Me acostumbré.
Desde que salimos de casa no me has mirado. Conduces en silencio. Tus manos nerviosas manejan con violencia la palanca de cambios. Un halo de tristeza te envuelve, nos envuelve. Quiero ayudarte. ¿ Es por ella? ¿ La que estornuda? El velo que cubre tus ojos me dice que se acerca el momento. No, no me mires o no podrás hacerlo...
Lisa, tumbada en el abismo del vacío, observa desde la solitaria carretera alejarse el coche rojo. Sus largas y pardas orejas caen abatidas a ambos lados de la cabeza. Su húmedo hocico olisquea los vestigios de gasóleo que aún perduran en el aire. Su mirada..., la mirada más triste del mundo grita en silencio: “Seré buena, no me moveré de aquí. nadie te va a querer como te quiero yo viejo amigo".
Muchas gracias, y un beso.
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