Estaba como tantas otras veces, con su grupo de amigas/os. Y como tantas otras veces soltó los trastos allí cerca, al lado mismo de donde estaban, esta vez ... un garito del centro madrileño -Bar Las Horas, en Tirso de Molina-.
¿Nos vamos ... sí? ¡pues ... hala! Y cada uno recogió sus cosas, cada uno menos ella ¿¿¿¿ momento de confusión ¿Donde está ... donde está mi bolso?????
¿Estás segura de haberlo dejado aquí? Claro que lo está, tanto como que el bolso no.
¡Las gafas ... el móvil ... las llaves de casa ...! Ya tiene experiencia en ser robada "al descuido", aunque no lleva la cuenta, y de inmediato intenta conectar con su operador para inutilizar el teléfono móvil. Lo conseguirá tras un largo rato.
¡Menos mal que la documentación no la llevo en el bolso! -se consolará-, pero ... mis gafas, mis gafas recién hechas, que no llevo dos meses con ellas ¡con lo que me gustaban!
Casi, el peor trago fue decírle a su padre que le habían robado "de nuevo".
Durante quince días se estuvieron turnando ella y alguna amiga para ir al bar a preguntar por las gafas ¿las han devuelto? ... es que ... no le sirven a nadie más, las seis dioptrías por ojo hacen imposible la reutilización por otra persona. Eran verdes, algo verde fosforito en las patillas y negras. Trescientos euros "del ala", lo más caro los cristales ... por la cosa de tanta dioptría.
Transcurrido un mes largo supo el origen del "ladrón al descuido: descuidero" Es senegalés.
Hipótesis bastante factible por lo de la llamada, sí, la llamada al Senegal ... a las 12 h. 38 minutos del recién comenzado día 2 de marzo, noche del jueves al viernes.
¡Ah ... y gracias! gracias por haber estado sólo media hora hablando con tu familia -supongo que sería con la familia- porque al precio tarifado: 40 euros + Iva al 16 por ciento, la broma ... la broma podría haber sido más gorda.
PAQUITA
Pues menos mal que era senegalés.
ResponderEliminarSi lleva a ser albano-kosovar te clona la tarjeta, te copia las llaves de casa y se lleva las gafas al fondo de Europa.
El senegalés tendría que contratar una patera de vuelta si quisiera escaparse a su país.
Así que aún andará por ahí pegándose trastazos contra las paredes y haciendo el ridículo con unas gafas verdes.
No se me tome por insensible ante la desgracia ajena. Es que en estos casos lo mejor es tomarse con humor lo que no tiene remedio.
Besos.
Hay españoles que también tienen la mano larga, muy larga...
ResponderEliminartengo un amigo al que le robaron la tarjeta. No lo hizo un senegalés, ya hubiera quierido mi amigo. No, fue un aragonés (por decir una, manchego, andaluz, catalán...pon el que gustes) y se gastó mil euros en comida y putas antes de que mi amigo se percatara de la pérdida. Ya quisiera que hubiera sido un senegalés, a ese ni se le ocurre preguntar por un completo
ResponderEliminarSe lo que se siente, hace un par de meses a I. le soplaron la cartera en el Ikea de Bilbao, y ni nos enteramos. Que profesionales oye...
ResponderEliminarNi rastro de documentos, cartera, etc...Cuarenta euros y las gafas, no ha salido mal, creeme.
Besos.
La gente ya no sabe como disculpar freudianamente a los cacos senegaleses. Joder, que se los lleven a su casa, en plan posada y fonda.
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