Páginas

mayo 22, 2007

Pirineos. Benasque-Lago Llosás-Barbastro, agosto 1987 y 2000

(Aprovecho un comentario de Ybris para el título elegido)

I.- Agosto de 1987.

El día había amanecido bueno y llevamos a cabo la excursión familiar por el valle de Vallibierna que habíamos ideado, recorriéndolo al completo, hasta la zona denominada "refugio de pescadores" y subiendo desde allí al Lago de Llosás.
Supongo que el tiempo que tardamos en recorrer los 12 km. de pista más la empinada cuesta hasta el lago sería bastante superior al habitual -de 3 horas y media a 4- ya que el grueso del grupo así lo exigía: dos niños de 2 y 5 años, la primera cargada a la espalda del papá en un portabebés y el segundo a patita, jaleado unas veces por sus tíos -mis dos hermanos pequeños- otras por su mamá -aquí la menda- o llevado de la mano de su abuelita -mi madre-.
Aprovecho para decir que el entorno del Lago de Llosás es espectacular total, situado a las espaldas del pico Aneto, las paredes que lo cierran son bellísimas, cortadas a tajo y en tonos negros, rojizos y ocres.
Bueno... hasta aquí todo normal. Al poco de iniciar la bajada... noté... un dolorcillo. Dolorcillo que fue aumentando con el tiempo, añadiéndosele sensación de mareo.
No había dicho nada pero, viendo que el mareo iba camino de desmayo, requerí a mi madre para que me sirviera de apoyo. Sería casi al final de la pendiente cuando le transmití al padre de familia el estado en que me encontraba, a punto de desmayarme de dolor ¡y nos quedaba la pista! -a este punto, el refugio de pescadores, aún se podía acceder con vehículo privado pero de unos años acá está prohibido total en el verano, cubierto el trayecto con servicio público de autobuses-.
Éste preguntó a cuantos por allí estaban si iban a bajar de inmediato, una pareja de Tarragona se interesó y ofreció para llevarnos. Su vehículo era una furgoneta pequeña, bajamos nosotros con la nena, para no hacer más fatigosa la vuelta del resto, que lo volvería a hacer andando.
Al llegar a nuestro campamento -Senarta- les dimos las gracias todo lo efusivamente que pudimos, nos despedimos de ellos, dejamos a nuestra niña al cargo de unos vecinos de acampada con los que no habíamos cruzado más palabras que "buenos días" y poco más, advirtiéndoles que más tarde llegaría el resto de la "expedición" e hicieran traslado de la valiosa "mercancía", nos subimos a nuestro 1430 y ¡hala! a buscar un médico en Benasque la población más cercana.
La doctora de urgencias diagnostica, con ciertas reservas, apendicitis, con lo que de calmante para el dolor nada porque puede ser mortal, nos dice, y nos envía al hospital más cercano: Barbastro, a 100 km. de distancia.
Finalmente, al operar, antes de concluir las 24 horas del ataque, comprobarían que efectivamente era una apendicitis, cinco días ingresada, esas cosas.

Pues bien, la primera noche compartí habitación con una señora mayor que moriría a los 25 días -de esto nos enteraríamos mucho después, su nombre Asunción- y que era la cónyuge de Elías, único vecino de Bergua por aquel entonces, y... las personas a las que dejamos nuestra hija son nuestros amigos de Zaragoza: Lectura positiva de un mal trago.

DATOS PRÁCTICOS.- Altitud de Senarta: 1.375 m., del ref. de Vallivierna: 1.950 m. y del lago Llosás: 2.495 m.

II.- Agosto de 2000.

Puesta en escena: yo subida en una piedra a modo de enorme muela situada a 2 metros de altura sobre el suelo -de piedra también-.
No estamos de excursión, acabamos de comer en un restaurante y estamos dando una vuelta cerca del río con unos amigos.
El día anterior me torcí algo un tobillo, así que no quiero saltar y... bajo de la peor manera posible, de cara y sentada ... roté sobre mí misma y ¡zas! al suelo de cabeza.
No pierdo el conocimiento, sangro abundantemente, ¡no es nada, no es nada! me lavo en la fuente cercana y llevo una toalla a modo de empapador. Repetimos... el médico de Benasque me manda a Barbastro, en recepción dirán aquello de...¡esta señora ya estuvo aquí antes!  ¿verdad? verdad. El de Barbastro me envía con una ambulancia asistida a Huesca capital, diciéndome mientra mira la radiografía: ¡Ay Francisca, que te has hecho mucho daño! Durante el trayecto el médico que me acompaña me contará otro caso de un señor que haciendo puenting cayó en plancha -no se había atado- tipo dibujos animados de la avestruz y el zorro, aquellos del ¡vip, vip! y que salió sin ningún hueso roto. Majo él, entreteniéndome por el camino.
Tras nosotros mi cónyuge y mis dos hijos, con 13 años más -también yo- en nuestro propio vehículo. De Huesca me envían a Zaragoza y, tras 10 días de periplo hospitalario, acabo en Madrid, donde me operan de rotura del hueso...-la cavidad del ojo-, lo llaman el golpe del tenista -pelota de tenis a toda velocidad contra la cara del contrario-.
Curiosamente, ese mes de agosto, El País publicó un artículo con las distintas especialidades quirúrgicas en España, y memoricé la que me afectaba: había 95 cirujanos de maxilofacial en todo el país.

Aquí... aquí no le encuentro la lectura positiva. PAQUITA

3 comentarios:

  1. Cariño lo tuyo merece llamarse odidea!
    Que estés bien, reina!

    ResponderEliminar
  2. ¡Vaya! No era mi intención traerte tan malos recuerdos.
    Que lo mío fue sólo un golpe en los bajos del coche.
    Y menos mal que tenían el repuesto en Barbastro y no tuve que esperar diez días a que me lo solucionaran en Madrid.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Paquita por Dios!! que sustos pegas leñe!!

    ResponderEliminar