Usados, sí, que me gustan, no le tengo apego a lo nuevo -tampoco lo desprecio- pero, en algunos casos, donde esté algo que ya haya sido probado ... como son los libros.
Porque un libro usado se abre con facilidad, no tienes que usar las dos manos para conseguir tenerlo desplegado, y el que otros ojos y otras manos hayan pasado por sus páginas le da un valor añadido, un cierto tinte romántico. Es un objeto de disfrute... compartido.
Andaba yo... por la zona céntrica madrileña -la Gran Vía- cuando al pronto recuerdo que allí cerca está la calle Libreros, conocida hasta hace pocos años por todos los estudiantes universitarios y otros -hace poco leí de la paulatina desaparición de muchas de sus librerías- y me dije ¡anda! voy a preguntar por la saga del Mundo del Río -libro recomendado por un lector de un blog amigo -soy así, me fío de las recomendaciones muy mucho según de donde vienen- y a ella que me dirijo.
La calle se ve muy muerta, entro en La Casa de Troya "Compra Venta de Libros Usados" pregunto al caballero que allí está, que a su vez repregunta a alguien en el interior, pero no, no los tienen. Entro en la de al lado, Librería Madrid creo que se llama y en la que adquirí libros no hace mucho, tampoco les suena y añade que, para ahorrarme tiempo, mejor vaya a La Cuesta de Moyano, que allí hay 30 libreros juntos, aunque quizás... aquí cerca, en la calle Hortaleza, según se entra a la izquierda, está Galdós, ¡prueba!... y probé. Tampoco, pero... tengo otro título recomendado y se lo traslado "El tiempo escondido" Ese... ese lo ha vendido hace pocos días pero quizás lo tengan en La Feria del Libro del Retiro, en la caseta del círculo de Lectores, porque, me aclara, es del año 2005, o séase, reciente. Le doy las gracias y sigo camino.
Contra mi costumbre no me enrollaré contando la ruta, pero, paso por delante de La Cruz Blanca y Santa Bárbara, dos cervecerías antiguas una cercana y la otra en la propia Plaza de... Santa Bárbara. Me gusta ver los establecimientos antiguos, ver... que siguen funcionando y bien.
Más adelante, el Café Comercial, en la Glorieta de Bilbao, aún se mantiene ¡qué bien!
Y... bueno... sigo mi camino.
PAQUITA
Conozco algunas de esas, pero la que más bien me se, es sin duda Valdes, junto el Campillín en Oviedo claro...
ResponderEliminarHe terminado de leer hace unas semanas El tiempo escondido.
ResponderEliminarQue te aproveche.
Epv
Con tus paseos me haces sentir mayor.
ResponderEliminarY encima un poco nostálgico de cómo han ido cambiando las cosas:
La calle Libreros está casi desmantelada.
Las bibliotecas de la calle Silva y de S. Opropio (al lado de la plaza de Santa Bárbara) adonde iba de pequeño a leer ya no existen.
Menos mal que aún queda la cervecería de la Plaza a cien metros más o menos de donde nací aunque ya no se pueda ver el reloj de Castellana, 4 desde la Plaza de la Villa de París en donde jugábamos antes de que pasasen coches por las calles y seguíamos en procesión al "farolero" cuando iba a encender las luces de gas de las farolas.
Bueno. A pesar de todo, aquel mundo no es mundo para regresar más que en muy pocas cosas.
Besos.
Pues fíjate, no sé si será porque venía de mi esfuerzo, de algo casi marginal en mi tierna infancia (mis amigos leían el as y los domingos), será por que suponía ir sólo a una ciudad a la que solo veía de marcha y por la noche, pero comprarme un libro era un acto casi religioso, y la sensación de abrirlo, ese olor, la textura virgen de sus páginas...era algo así como un orgasmo.
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