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enero 04, 2009

La Comunicación Extravía la Información... (+ Paco Huelva)

(Copiado de la página de Paco Huelva: minombre.es/pacohuelva/-VISIONES DESDE EL SUR- y publicado el 1/Abril/2008 en ARTÍCULOS y REFLEXIONES.
PAQUITA)

El vértigo que supone vivir en sociedades tan mediatizadas como en las que actualmente habitamos, tiene graves connotaciones para la salud de sus residentes. Los avances experimentados en el último decenio en tecnologías de la comunicación, hacen posible en nuestros días conocer al instante -en Red, sería la palabra- lo que está ocurriendo en cualquier lugar del mundo. Pero, eso, que sin duda es un adelanto exponencial para el conocimiento, supone a su vez, una grave crisis de identidad para las personas, los pueblos y las naciones. Y ello es así, porque, el control de lo que se expide, de lo que se manufactura para el consumo, viene con la pátina, con el sello, de grupos fácticos de poder perfectamente organizados y especializados en la manipulación de lo que se ha de contar, la forma en que debe realizarse, el tiempo en que han de lanzarse las noticias y, sobre todo, el segmento poblacional a quiénes va dirigido el enlatado producto que, luego, nosotros, engullimos con la gula propia -inoculada, aprehendida, socializada, aculturada…- que permita satifacer los apetitos intelectivos en aquellas materias que cada cual “entiende” que les son más interesantes para su desarrollo individual, formacional o lúdico.

Es necesario afirmar, sin duda alguna, de que hoy disponemos de más información cada día que transcurre en el calendario. Que la prensa, la radio, la televisión, el satélite, Internet…, son herramientas que permiten en principio, saber qué cosa ocurre en tal lugar y disponer de detalles sobre la misma al instante. Sin embargo, el exceso apabullante de información, supone en síntesis, ser mucho más pobres en el conocimiento de los hechos y más ricos y expertos en los acontecimientos. Aunque parezca extraño a priori, entre los hechos y los acontecimientos hay una gran distancia y los periodistas y analistas conocen bien los parámetros que diferencian ambas expresiones.

¿Podríamos colegir de esta situación, que nada de lo que se nos ofrece a los sentidos -en términos de información- es cierto? ¡Por supuesto que no! Pero tampoco, que todo lo que se nos da es cierto. La guerra abierta, porque de guerra se trata, entre los monopolios que controlan la información, es tal, que puede utilizarse cualquier métodología, por expeditiva que fuere, para aniquilar al contrario. No hace mucho, un grupo de tertulianos opinábamos en la UNIA de La Rábida sobre esta materia… ¿Es lo mismo informar que comunicar? Evidentemente, no. El término informar lleva implícito que quienes reciben la información deben realizar a posteriori el análisis que les permita llegar a una conclusión -su conclusión- de lo que está ocurriendo. El término comunicación, sin embargo, trae aparejado ya el análisis y por ende, se pretende ahorrarnos el esfuerzo de dilucidar qué cosa es la que está ocurriendo. Se nos da el producto, diriamos, masticado, elaborado, con la certeza incluída, sin la posibilidad de disentir sobre el mismo. Y…, a eso, nos estamos acostumbrando todos. Si lo dice tal periódico, tal radio o tal televisión ¿pues será verdad, no? Pues no. De esta forma, hemos convertido nuestro cerebro en una máquina que archiva la comunicación que se nos manufactura, sin posibilidad alguna de contrarrestar con argumentos, con razonamientos, aquello que se nos da como cierto. Un poco de lo mismo, es lo que ocurre con las identidades: que todas son excluyentes. ¡O estás conmigo o estás contra mí! Y de ahí nacen los enfrentamientos entre los autóctonos y los inmigrantes, entre los judíos y los palestinos, entre los griegos y los turcos, entre los hindús y los sijs, entre los católicos y los protestantes, entre….

Con la presión ejercida -por puro negocio, no pensemos en otras causas más benignas: se trata de dinero y solo dinero- por los grupos que controlan la información, que luego nos es “comunicada”, y la falta de formación y de tiempo para reflexionar sobre lo que a nuestro alrededor acontece, hemos perdido la libertad sin apenas darnos cuenta. No estamos más informados, no.

NOTA DE PAQUITA
Dicho autor ya fue recomendado en esta página el 14 de febrero de 2007. En ella decía: Además del artículo de la página onubenses mencionado, si queréis "escacharraros" de risa ved el publicado anteriormente -mismo día 13- y titulado: El pollo que cruzó la carretera y que firma Paco Huelva. Los comentarios son imprescindibles.

Repito la página "por si las moscas": http://www.onubenses.org/columnistas

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