Conocimos en estas Asambleas a Jesús Valverde Molina, Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense, conocedor de lo que ocurría dentro de las prisiones. Escribió un libro sobre ellas muy interesante: “LA CÁRCEL Y SUS CONSECUENCIAS” La intervención sobre la conducta desadaptada. Editorial Popular“. Prologado por Manuela Carmena Jueza de Vigilancia Penitenciaria. En el prólogo dice: “Que la cárcel no sirve, que la cárcel no rehabilita, es algo que asumimos todos, y que lo asume también la sociedad desde sus más diversos sectores. Jesús Valverde también lo dice en su libro. Sin embargo, no quisiera yo que esta idea tan mayoritariamente aceptada negativizara aun más la conducta de los jueces.”
Jesús Valverde, con su presencia comprometida en las cárceles, protagonizando “un programa de intervención en el centro de preventivos de Carabanchel “ llevado a cabo por la Universidad, relata la vida en la prisión y las consecuencias somáticas y psicosociales del internamiento junto a la función de la droga en la cárcel.
Hablando de la propia estructura arquitectónica de la cárcel afirma:” que no está concebida en función de una intervención recuperadora sino en función de la seguridad, de la evitación de la fuga, así como para dominar al preso y obligarle a la sumisión. Eso conduce a que toda la configuración del espacio se estructure con esa finalidad. ”En cuanto a la cantidad de espacio, las celdas, el “chabolo” es casi siempre demasiado pequeño, el espacio personal es fundamental para mantener la cordura. Dado el hacinamiento de las cárceles el recluso ha de compartir su celda con otros presos. ”Esta configuración del ambiente favorece el surgimiento de problemas de higiene que inciden en la mayor probabilidad de contraer enfermedades infecciosas…”. “La cárcel no consiste solamente en su estructura física sino en todo aquello que supone “el estar encarcelado”.
En cuanto “LA VIDA EN LA PRISIÓN” , y la utilización del tiempo y el espacio, nos cuenta”: en la cárcel casi nunca hay nada que hacer, pero el recluso tampoco puede planificar su tiempo. Precisamente el énfasis en la seguridad, en la evitación de la fuga y el control exhaustivo del preso, así como el desinterés institucional en la intervención, hacen que las actividades en la prisión además de precarias, carezcan de interés para el preso, al que por otra parte, no se intenta motivar a que participe en las escasas actividades que se realizan. Por diferentes motivos: Apenas existe personal capacitado, el enorme hacinamiento, la escasez de espacios dedicados a actividades y que la mayoría de las actividades que se realizan son llevadas a cabo por personas ajenas a la prisión (instituciones religiosas, ciudadanas etc). Sin embargo, cuando la situación penitenciaria es especialmente precaria y anormalizadora y cuando esos profesionales denuncian y critican la situación de las cárceles, la institución penitenciaria reacciona cerrando sus puertas en un infantil y absurdo intento de evitar críticas ocultando la situación.
EL PROCESO EDUCATIVO EN LAS CÁRCELES , precisa de los siguientes elementos:
Una estructura física que posibilite la actividad educativa y unos medios materiales mínimamente suficientes…
Un personal docente capacitado pedagógicamente y motivado laboralmente.
Un programa de intervención educativa diseñado específicamente para la población a que va dirigido..
Ninguno de estos tres elementos se suele cumplir en los centros penitenciarios.
EL TRABAJO EN LA CÁRCEL: se pueden encontrar dos tipos de actividades más o menos laborales: el que realizan los llamados” destinos” (ayudantes de cocina, fontaneros, auxiliares etc) que no suelen cobrar nada, pero evita estar todo el día en el patio, lo que constituye un privilegio y los” talleres” formativos y productivos” . Así en la mayoría de las prisiones son muchos los presos que pasan la mayor parte del tiempo en el patio sin hacer nada.
“ El patio de las prisiones suele ser un lugar inhóspito, donde se encuentran juntas una multitud de personas hacinadas en un espacio invariablemente demasiado pequeño y demasiado sucio, sin apenas equipamiento que permita matar el tiempo con alguna ocupación. Todo este entorno produce en el preso consecuencias somáticas ( perdida de visión de audición de lenguaje, tensión muscular) y consecuencias psicosociales ( Estado permanente de ansiedad, ausencia de expectativas de futuro ausencia de responsabilización, perdida de vinculaciones, alteraciones de la afectividad). Y finalmente para no extendernos más se hace un análisis de lo que supone la droga en la cárcel que es algo habitual y el problema del S.I.D.A.
Todos los jóvenes insumisos antes de entrar en prisión se hacían un análisis de VIH y lo repetían a la salida. La droga y el S.I.D.A está presente en todas las prisiones. Mi hijo Enrique también se hizo los análisis como era preceptivo.
Y así dice Jesús Valverde en su libro: “ que la institución judicial sepa que además de condenar a una persona a la privación de libertad, se le coloca en una situación de riesgo que le puede costar la vida.
Más aquí paqquita.blogspot.com/2009/05/insumision-una-forma-de-vida-la-guerra.html
Vaya, gracias por acercarnos este testimonio... Por cierto, sí hay presos que se dedican a hacer "cosas" en el cárcel... Miremos a los etarras, ¿cuántos se han licenciado por la UPV?...
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