(Publicado por ybris el 19.8.09 en su página nomequedo.blogspot.com/ PAQUITA)
Mucho tiempo ha pasado desde que Marruecos empleara con el Sáhara ex-español este sistema de invasión o guerra que supone utilizar a la población inocente. A la anónima e indiscriminada acción de los suelos sembrados de minas que parecen decir: “No soy yo el que mato, sino tú el que te matas”, se opone una masa desarmada con este significado de fondo: “Si quieres matar mata primero al inocente”.
Extraño procedimiento el que tienen las partes en conflicto para convertir en execrable asesinato de pueblo desarmado lo que de todos modos ya lo era. La guerra, en efecto, nunca se efectúa ya en campos de batalla sino escondidos entre la población civil a la que se hace optar por algo que, la mayoria de las veces, en el fondo les da igual. Los combatientes se esconden en ciudades; los arsenales, las fábricas de armamento, los cuarteles generales se esconden junto a, y a veces dentro de, otro tipo de construcciones civiles; los altos responsables de la guerra se camuflan entre todos los demás para que estos sean el escudo que demuestre -de traspasarse- la horrible maldad del enemigo.
Este procedimiento, aplicado al orden socioeconómico, es de gran eficacia . Tanto, que viene siendo empleado continuamente para conseguir cuanto el voto personal nunca podría. Obsérvese lo que sucedería si se atacase el poder de los grandes una vez que se ha conseguido que la empresa privada sea el único motor de la actividad económica, que el trabajo sea imprescindible para vivir y que éste quede ligado exclusivamente al beneficio de las empresas : Cualquier movimiento repercute en el trabajador. Si el Estado o los trabajadores pretenden mejorar sus condiciones, su estabilidad o su salario los primeros ajustes serán los despidos. Si el Estado intenta recaudar más con impuestos o empresas públicas para mejorar las prestaciones sociales las empresas se negarán a tener más empleados.
El único camino que se deja es favorecer el beneficio de las empresas mediante facilidades para el despido, disminución de Gasto Público que permita al gasto privado conquistar más espacios de actuación, bajadas de impuestos o de aportaciones a la Seguridad Social, empleo de fondos públicos para solucionar sus fallos...
Y así nuestra sociedad se asienta en el beneficio de pocos escudados en muchos que caerán antes que ellos cuando se trate de perder y serán los últimos en el reparto cuando se trate de ganar.
Desgraciamente muchas son las Marchas Verdes con las que unos pocos usan a muchos como escudos humanos o como rehenes.
Gracias una vez más.
ResponderEliminarSigo leyendo aunque sea en silencio.
Besos.