Publicado por Tempero el viernes 30 de octubre de 2009 tempero-koroneiki.blogspot.com/
Intuyo el invierno cuando me distraigo en el otoño. Y así, sucesivamente, con el resto de las estaciones. Intuyo árboles a la deriva de la quietud. Intuyo el roce del silencio en savia detenida. Otoñece por donde miramos, se vierte el único idioma de las hojas en rojo, traducción simultánea al amarillo, quedarse en ocre y no estallar. Otoñece sin filtro, intuyo el ramaje desnudo, el fundamento desnutrido del árbol, su esqueleto vivo. Son intuiciones mi otoño.
Al cabo mi yo se intuye como invierno también.
Caminante dijo... 1 de noviembre de 2009 10:09
Un gusto ha sido leerte pero no le andan a la zaga los comentarios vertidos por casi todos ellos. Te lo dije en otra ocasión y lo repito: en ausencia de Ybris... ¿quién mejor para ocupar su puesto?
El color de la viña virgen no lo supera planta alguna, otoñece de manera envidiable, preciosa ella, despidiéndose en su apoteosis, brillar para morir.
Tengo -como la de la fotografía- cubriendo el lateral izquierdo de mi casa; mejor vestido... imposible.
Besos para todos. PAQUITA
Hola Paquita...ante todo, mil gracias por tu visita.
ResponderEliminarHa sido muy gratificante mi paseo por tu blog, así que, con tu permiso, te enlazo y te sigo. Un placer.
Mil besitos desde mi Vía de escape!!!
Gracias por transportar el otoño de Perales de Tajuña por tu blog. Eres incansable.
ResponderEliminarYa le dije a Manuel que me asomo y aprendo aunque calle.
ResponderEliminarY es que a veces noto como alguien dice lo que pienso.
Besos.