(Publicado el lunes 14 de diciembre de 2009 en el blog Conciertos y desconciertos Datos personales: Miroslav Panciutti, 50, Hombre,
Leo y Jabalí. Ubicación: Canarias. Lema: "Boberías que se me ocurren ...
¿Me voy aclarando?". PAQUITA) desconciertos3.blogspot.com/
No había asignatura de educación sexual en los primeros setenta. El chaval de un post anterior tenía catorce años y pocos meses (algo más joven de como aparece en la foto) y cursaba quinto de bachillerato en un colegio del Opus. La educación sexual formaba parte, si acaso, de la asignatura de religión, con sus lecturas obligatorias de los folletos de Mundo Cristiano. El sexo, por supuesto, sólo era lícito en el matrimonio y siempre con el placer como subproducto, nunca finalidad. Para esos muchachos sólo cabía la ignorancia y la castidad, las únicas salidas que ofrecían a las revueltas hormonas púberes. Naturalmente, por amor a Dios, en mínima correspondencia a inmenso que Él les prodigaba.
Los curas de "la Obra" estaban muy bien formados y su dominio de las artes oratorias era sumamente eficaz en el adoctrinamiento de esos niños. Recuerdo a aquel chaval sumamente angustiado con el pecado mortal y con la consecuente condenación eterna. Un niño que no podía evitar pajearse diariamente por más que le abrumaran los remordimientos y el miedo. Y es que, según les inculcaban, no había pecado más atroz que cometer actos impuros, convirtiéndolos en unos miserables que mancillaban el templo del espíritu. No sólo no aprendió nada de sexo (la curiosidad era una tentación del diablo que habíamos de reprimir) sino que le jodieron la adolescencia.
Supongo que no todos los de esa generación sufrieron igual tan particular educación sexual; imagino que a muchos les resbalarían las admoniciones o no les habrán caído en suerte profesores tan eficaces. En todo caso, esa pedagogía era la general en la España de esos años. Para que se vea cómo han cambiado los tiempos; que cada cual haga sus propios juicios de valor.
Lo que sigue son extractos de un trabajo de quinto de bachillerato. Se trata del comentario de ese chaval al folleto nº 98 de Mundo Cristiano que versaba sobre el Sexto Mandamiento. Supongo que le pondrían buena nota, porque al final de curso consiguió matrícula de honor en religión (..)
Caminante dijo... 25 de diciembre de 2009 14:30
¡Diosanto! por qué cosas os hicieron pasar a algunos...
En mi cole el único cura que teníamos era el de religión. De las chorradas que nos contara no guardo memoria, pero sí de sus actos "poco puros"... para "premiar" a algunas de las alumnas "las más afectadas por el tema hormonal a los 12-13 años" las hacía llegar hasta su persona, sentar en sus rodillas ¡qué dulce! para "bendecir" la medalla de turno que llevara la "agraciada" y volvérsela a meter "decorosamente" por el escote de la blusa.
Tras esto la entregaba una tarjetilla -estampita se llamaba- con imágenes religiosas y la dejaba "partir" a su sitio de nuevo.
Si con esto, y muchas cosas más, alguna mantenía la fe es que era tonta del bote.
Te copio el texto para publicarlo en un mes en mi blog ¿Consientes? Caso de no prestar tu conformidad ¡qué formal me pongo cuando me parece! ruégote me lo digas.
Besos y hasta pronto: PAQUITA
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