(Escrito por alfa79/TONI SAGREL que lo publicó el 19 May 2008. PAQUITA) blogs.ideal.es/la-rosa-del-desierto/posts
En un día gris y de inicio de esta nueva semana quisiera recordar a quien fue una gran persona, a alguien que me enseñó y me mostró una parte muy importante de sus conocimientos y de la formación que he llevado durante mi vida, especialmente como ser humano.
Nació en Guadix en mayo de 1909 y apagó su luz -sólo física- un 19 de mayo de 1997. Fue un hombre luchador, humilde, amante del campo, de los animales, pero sobre todo, una buena persona.
Recuerdo aquellos paseos por el campo -yo tenía 6 ó 7 años- y él me iba mostrando como era una higuera, un almendro, un nogal, un cerezo. Me enseñó a distinguir el trigo de la cebada, el maiz del cañaveral; a descubrir las flores de una mata de patatas (papas), a oler la yerbabuena y a no pincharme con las hortigas. Con él aprendí a "caminar siempre por la sombra", a "no molestar a los animales y a "no pisar las plantas que nos regala la naturaleza". Me enseño las diferencias entre un burro, un caballo y un mulo. Recogimos manzanilla silvestre, collejas para una buena tortilla y, aprendí a probar los frutos del campo.
Este hombre, menudo pero fuerte, también vivió sus penalidades. Fue llamado a filas por el ejército republicano en 1937, por lo que tuvo que marcharse al frente de Levante en aquellos años tan penosos. Trabajador de Renfe, su destino en aquella guerra fue el de artillero ferroviario -sirviendo en una gran pieza de artillería que era desplazada sobre la plataforma de un tren militar-. En febrero de 1939 fue obligado a pasar a Francia para evitar una sangría ibérica. Ocho -8- meses estuvo recluído en un campo de concentración francés vigilado por soldados senegaleses; con un hacinamiento y una falta de noticias inquietante, sólo le quedaba una esperanza: el regreso a España como un luchador fiel e inocente de ningún tipo de "incidente político o militar" (aunque estaba afiliado a la UGT). Y fue gracias a la Cruz Roja Internacional cuando -por fín- pudo retornar a su Guadix natal.
Sin empleo (fue expulsado de Renfe por "rojo"), sin comida, sin esperanza. Casi a punto de ser "paseado" tuvo que "exiliarse" urgentemente a Granada capital, en donde uno de sus hermanos (uno de estos santos que se te aparecen en la vida) le facilitó un "salvoconducto" y le buscó vivienda y un empleo digno como baldosista. Hambres y penurias no faltaron, pero él y su familia sobrevivieron. Con fuerza, con mucho ímpetu y valentía, pero también con miedo, con mucho miedo y demasiado silencio.
Aún así, él nunca hizo sangre de sus desgracias y penurias. Jamás habló mal ni criticó a aquellos que le hicieron daño. No quiso revanchas ni odios. Sólo quiso mostrar su amor por el campo, por la naturaleza, por el respeto a todas las personas.
Recuerdo aquellos saludos a los paseantes campestres (hoy casi inusuales). Mi mejor y último recuerdo: aquel vaso de vino con un trozo de jamón y queso.
Nunca le llamé abuelo. Siempre le llamé papa. Tuvo a su lado a una gran mujer: a mi mama. Ella fue su mejor apoyo; una madre y una abuela con unos conocimientos y un tesón inenarrables.
Pápa, como tú decías : "seguiré andando -siempre- por la sombra".
Gracias por tu legado.
Gracias Paquita por publicar esta entrada tan especial para mí.
ResponderEliminarLa escribí con el sentimiento de un nieto que estará eternamente agradecido. Su contenido es una parte del legado más importante que he recibido en mi vida.
Con todo mi agradecimiento. Un abrazo.
Toni Sagrel.