Del libro Lázaro se sacude las ortigas.
A Amalia Iglesias la conocí, con ocasión de un recital que dio, en el centro de poesía al que acudo irregularmente desde hace años, el José Hierro de Getafe, en donde curso, ahora sí regularmente -los martes- el arte de la recitación (Debuté, junto a mis compañeros, el 23 de marzo 2010)
Fue todo un gusto escucharla, algo que no siempre se consigue. PAQUITA
bohemika.blogcindario.com/2006/11/00940-amalia-iglesias-serna-v.html Si tus olas no hubieran venido a defender mis brazos
del cloroformo nocturno,
tal vez hubiera podido fingir
un cuerpo decúbito que nunca tiembla.
Atrás quedaban los versos residuales
coagulados por las musas en las losas,
sus giros de golondrinas, sus zumbidos de ofrenda
y una ciudad indiferente a la inquietud.
Ahora volvía a ser amable el roce de los rosales silvestres
sobre la piel desnuda, el arañazo de existir después de todo
en su pequeño manantial de sangre.
Virgilio nos miraba desde el puente del limbo,
su aliento duraba en nuestra sed,
quemaban sus palabras en las venas profundas.
Subimos despacio
para empezar el tiempo al otro de la arcilla,
la noche se hace cobijo entre los brezos,
balbuceo de vida alrededor,
guarda toda la luz desperdiciada en otra parte
para venir a amanecer contigo.
¡Gracias, querida Caminante, por este tu buen oficiarnos como zahorí alumbrando corrientes de viva poesía enterrada -bajo ese farfollar épico de la ‘Odisea del Amanecer’, que hoy pretendería el monopolio consensuado para inhumanos discursos únicos- desde nuestro sanchopanzesco Reino de España!
ResponderEliminarSobre Amalia Iglesias tuvimos una primera muestra desde hace más del cuarto de siglo ya, por la grande e imprescindible antología ‘Las diosas blancas’... Y tanto en aquella como en su siguiente similar ‘Ellas tienen la palabra’ coincidió entonces con, entre otras, Amalia Bautista... De quien -a su vez- son estos versos que tuvimos el gozo de oirle, tan bien, durante un recital no lejano en la Libre Alberti:
TRES DESEOS:
ver el alba contigo,
ver contigo la noche
y ver de nuevo el alba
en la luz de tus ojos.
Salú, ale... y abrzzz!
Quedé encantada de verla porque, como ya digo, no en todos los recitales se disfruta escuchando las palabras de otro; por su contenido, por su continente -la forma en que las transmita-.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta pronto: PAQUITA