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mayo 09, 2011

Mentiras sumergidas: Antonio Martín Cascán

Publicado en andalán www.andalan.es/?p=4277 Autor: Antonio Martín Cascán

Hoy, día 9 de abril (hace un mes), los regantes de Altos Riegos de Aragón han convocado una manifestación para exigir la construcción del pantano de Biscarrués. La campaña mediática y política a favor de este proyecto ha sido brutal. No se han reparado en gastos, por dinero va a ser, para publicitar una reivindicación que excluye los intereses de gran parte de los habitantes de la Galliguera y que supondrá la extinción de su forma de vida y la degradación del entorno natural de estas tierras. Anuncios a media página en los periódicos, apoyo de la mayoría de los grupos parlamentarios, menos IU, dando la impresión de que no existen alternativas y que el sacrificio medioambiental y social de los pobladores del territorio es inevitable. Agua para el progreso, reza su slogan. Pero, ¿qué hay de verdad en todo esto? ¿cuáles son los verdaderos objetivos de los impulsores de esta idea? Ni la ministra, ni ningún gobernante aragonés, se ha dirigido a los habitantes de la zona para explicarles la necesidad de este proyecto.

El pantano de 35 hm3 que ahora se defiende se realizará en el mismo sitio donde estaba proyectado el de 192 hm3. La población de Eres puede que no quede sumergida pero sí rodeada por las aguas, los puentes de Santolaria y Murillo desaparecerán bajo el caudal y, al ser recrecible, acabará siendo recrecido arrastrando las gravas y la tierra con el peligro que ello conlleva.

La demanda de los regantes acabará con la actividad de las aguas bravas lo que supone hipotecar el motor económico de la zona y toda la vida de la Galliguera. No solo el negocio de los que viven de este entorno quedará afectada. Hoteles, restaurantes, casas rurales y toda la actividad económica que genera el turismo también resultarán seriamente dañadas.

Es un proyecto altamente costoso que pagaremos entre todos y que solo beneficiará, aparentemente, a unos pocos. Los que ahora reclaman ese agua deberán pagarla, sumando los costes iniciales más los derivados de la construcción, a unos 0´23 euros m3 frente a los 0´02 que pagan actualmente. ¿Podrán los regantes afrontar un precio cien veces superior al de ahora?

Existen alternativas más económicas y efectivas al pantano que no quieren ser contempladas:

- Flexibilizar las concesiones hidroeléctricas del Gállego de Marracos y Salto del Lobo en años de sequía.

- Batería de pozos de sequía sobre el acuífero del Gállego para reforzar la aportación de agua.

- Extracción de bombeo en el embalse del Grado para poder utilizar toda su capacidad cuando escasee la lluvia.

- Retirada del regadío de superficies salinizadas o con bajo rendimiento, con compensaciones a los regantes afectados.

- Flexibilizar la gestión del embalse de la peña modernizando sus compuertas para operarlas remotamente en el sistema SAIH y así optimizar desde la Peña la captación de las puntas de crecida.

La conclusión, después de analizar las posibilidades y el alto coste que supondrá para todos los aragoneses y para los mismos regantes la materialización del pantano, es que se trata de un proyecto político que se doblega a intereses oscuros que nada tienen que ver con el progreso de esta tierra. Una vez más, la política de embalses y pantanos heredada del régimen franquista se impone a base de argumentos torticeros y de la manipulación de los agricultores.

Los regantes, en su obcecación, están propiciando su propia desgracia pero también la de los principales afectados por la construcción de Biscarrués y la de todo el pueblo aragonés que veremos como, de nuevo, las mentiras sumergen nuestro patrimonio, riqueza natural y económica para beneficiar la desaprensión de unos pocos.

A pesar del profundo amor que me despierta esta tierra hay días, como hoy, que no encuentro motivos para sentirme orgulloso de la trayectoria que estamos escogiendo.

Días en los que mi aragonesismo se ahoga bajo el mismo caudal de mentiras que anegará el futuro de los habitantes de la Galliguera.

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