COPIADO de la página fusiladosdetorrellas.blogspot.com/2012/01/los-heroes-del-exilio-4-francisco.html Trabajo elaborado por Daalla, publicado en 22 de enero de 2012 (Más FOTOS y la BIBLIOGRAFÍA en el enlace)
Los héroes del exilio (4). Francisco Ponzán, el camino de la libertad.
Tenía treinta y tres años. Aragonés, hijo de ferroviario, maestro… afiliado a la CNT desde muy joven, había combatido en el bando republicano como oficial y especialista en espionaje.
Cartel de homenaje a los "passeurs" del Pirineo, situado en la muga del Col de la Cuarde entre Aragón y el valle francés de Aspe. Pirineo de Luis
Como todos los miembros de los servicios secretos, era conocido por muchos nombres. "Paco", "Gurriato", "El gafas". Mi preferido, sin embargo, es “el maestro de Huesca”. Era Francisco Ponzán Vidal, uno de los más legendarios resistentes españoles que, durante la Segunda Guerra Mundial, organizaron desde Francia redes de evasión a España a través de los Pirineos.
Estas redes permitieron a miles de personas escapar del horror nazi y evitar así la deportación y la muerte. Pero como casi siempre, Ponzán es un desconocido en su propio país.
Al acabar la Guerra Civil pasó a Francia, estuvo unos meses en el campo de concentración de Vernet d’Ariège, de donde se escapó, y después se instaló en Toulouse. Desde ese mismo instante, empezó a tejer una organización de guías y pasadores que sacaba personas de España por el Pirineo. También ayudo a huir del país vecino a centenares de personas a cambio de dinero y armas con las que continuar la lucha contra Franco.
Cuando los alemanes ocuparon la Francia libre se establecieron a lo largo de toda la frontera con España. Inmediatamente ordenaron el despliegue de aduaneros y militares a fin de impermeabilizar los pasos fronterizos.
Cruzar la frontera nunca había estado exento de problemas. Desde aquel momento, a la dificultad derivada de la orografía de la propia cordillera y de las inclemencias meteorológicas, se unía la siempre temida delación seguida de la detención y la posterior repatriación al país de salida.
La estancia en el sur de Francia se convirtió en arriesgada y peligrosa, y los guías tuvieron que adoptar las máximas precauciones. Sortear la vigilancia se convirtió en su principal objetivo, por lo que se estudiaba hasta el último detalle de cada expedición y se abandonaban algunos itinerarios para pasar por otros menos vigilados.
Poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Ponzán entró en contacto con los servicios de inteligencia británicos y empezó a organizar, desde Toulouse y junto a su hermana Pilar, la más importante de las redes que facilitaban el paso de evadidos de Francia a España.
Se trataba de una amplia tela de araña que comenzaba en Bruselas y terminaba en Lisboa, tenía como centro Toulouse y se ramificaba hacia los Pirineos franceses y Andorra y, en la costa mediterránea, llegaba hasta Banyuls, muy cerca ya de la frontera española.
Ponzán contó con la colaboración de sus contactos anarquistas españoles y sus hombres guiaban a los evadidos hasta los consulados del Reino Unido, Bélgica o Estados Unidos en Barcelona y Madrid, desde donde se les facilitaba el viaje hasta Lisboa o Gibraltar y la salida de la península hacia sus nuevos destinos.
El “Grupo Ponzán” era el último eslabón de la cadena Pat O'Leary, la más amplia e importante red de evasión, información y correo al servicio de la resistencia y los aliados entre 1940 y 1944. La red O'Leary tomó el nombre del pseudónimo por el que se conocía en los medios de la resistencia a Albert Guérisse, general de división y médico del ejército belga.
La labor del Grupo Ponzán dentro de la organización Pat O’Leary se centró mayoritariamente en recoger aviadores aliados que caían en suelo francés, ocultarlos y facilitarles una residencia, procurarles ropa, comida, asistencia médica y documentación falsa, para que después de cruzar los Pirineos pudieran regresar a territorio aliado vía Portugal y Gibraltar.
Además de ayudarlos a salir de Francia, el Grupo Ponzán facilitaba a los evadidos una impecable documentación falsa. En su casa de Toulouse había abundante material para realizar falsificaciones: matrices metálicas, sellos de administraciones, pasaportes, certificados de casamiento británicos, documentos oficiales, etc.
Todos los que le conocieron destacan la enorme inteligencia y capacidad que demostró Francisco Ponzán en los años que estuvo al frente de esa extensa organización clandestina. Destacable fue también su tolerancia política y su convencimiento de que ayudando a los aliados éstos precipitarían después la caída del régimen de Franco.
Aquella Francia resistente era un mundo de sospechas y traiciones, de calumnias, de agentes dobles y de confidentes. Un complicado juego de estrategia en el que Ponzán, un hombre inteligente y calculador, se desenvolvía con increíble soltura.
Una de aquellas traiciones fue la causa de la detención de Ponzán en Toulouse en abril de 1943. El ir siempre desarmado le impidió hacer frente a la policía y tratar de escapar.
Nunca conoceremos los horrores que tuvo que soportar a manos de la policía política francesa primero y de la GESTAPO después durante quince meses de detención y de interrogatorios.
Sólo se sabe que el 17 de agosto de 1944, cuando ya se combatía en las calles de Toulouse por la liberación, los alemanes seleccionaron a medio centenar de rehenes de la prisión y los condujeron al bosque de Buzet-sur-Tarn, a unos 30 km al noreste de la ciudad.
Nadie sabe qué pasó en aquel bosque. Nadie sabe si cuando fueron arrojados a las hogueras encendidas por los alemanes ya habían sido fusilados o si fueron quemados vivos.
Sus cenizas fueron inhumadas en el cementerio de Buzet, donde un monumento perpetúa el recuerdo de Ponzán y de sus compañeros de infortunio.
"A nuestro hermano Francisco Ponzán Vidal, exiliado político español. Gran resistente, muerto por Francia el 17 de agosto de 1944 a la edad de 33 años". Placa en el cementerio de Buzet (Francia). Foro SGM
Francisco Ponzán recibió a título póstumo las más altas consideraciones por parte de los gobiernos aliados. La distinción de Su Majestad británica por "su valiente conducta y el servicio prestado" con el emblema de la Hoja de Laurel de la Corona y la "Medalla por la libertad" del Reino Unido, el grado de capitán de las Fuerzas Francesas, la Medalla de la Resistencia, la Cruz de Guerra y el "reconocimiento y la admiración de las naciones aliadas". Además del Certificado de Gratitud firmado por el presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower, que también recibió su hermana Pilar.
Este reconocimiento nunca le ha llegado de España.
De los cuadernos de Ponzán recuperados tras su muerte es posible conocer la identidad, y a veces incluso la fotografía, de 311 personas evadidas por su grupo, entre las que se encuentran militares de alta graduación y políticos, personalidades científicas, muchas familias judías y perseguidos de toda condición social.
La bibliografía referida a la época sitúa la cifra de evadidos por el Grupo Ponzán en torno a las 3.000 personas. Es incontable el número de servicios de correo realizados por sus miembros, de los que cerca de un centenar fueron detenidos por la GESTAPO.
El Ayuntamiento de Toulouse le dedicó un paseo en su honor.
No se pudo, sin embargo, cumplir su deseo expresado en su testamento:
…Deseo que mis restos sean trasladados un día a tierra española y enterrados en Huesca, al lado de mi maestro, el profesor Ramón Acín, y de mi amigo Evaristo Viñuales...
Que su recuerdo sea una manera de devolver a Francisco Ponzán, el maestro de Huesca, a su tierra…
Cómo echamos en falta gente así, ahora.
ResponderEliminarBesos.