MADRID.- Hubo un tiempo en el que
el anarquismo era top en España. La CNT tenía un millón de afiliados,
sus tesis pedagógicas eran la vanguardia europea (Escuela Moderna y
Ateneos libertarios), sus postulados sobre la emancipación de la mujer
abanderan el movimiento feminista e, incluso, una mujer anarquista, Federica Montseny,
se convirtió en la primera fémina en ocupar un ministerio de un
Gobierno español (Octubre de 1936). Eran otros tiempos. Era otra
sociedad. Prácticamente, era otro mundo. El sueño libertario de una
sociedad sin clases parecía alcanzable. A la vuelta de la esquina.
Tan
alcanzable que en los primeros meses de la Guerra Civil, Barcelona fue
tomada por los anarquistas. George Orwell, autor de 1984, describía en Homenaje a Cataluña la Barcelona de 1936: "Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas.
Casi todos los edificios, cualquiera que fuera su tamaño, estaban en
manos de los trabajadores y cubiertos con banderas rojas o con la bandera roja y negra de los anarquistas".
Eran otros tiempos. Era
otra sociedad. Prácticamente, era otro mundo. El sueño libertario de una
sociedad sin clases parecía alcanzable
Sin duda, eran otros tiempos. Era la edad de oro del
anarquismo en España. La situación actual difiere radicalmente. Rara vez
aparece la palabra anarquista en un titular sin ir asociada a una
detención por presunto terrorismo y a la criminalización de la ideología . Prueba de ello es esa Biblia del siglo XXI, llamada Google, que establece el término "detenido"
como segunda búsqueda más común asociada a anarquistas. De hecho, el
año pasado asistimos a varias operaciones policiales desarrolladas
contra grupos anarquistas acusados de pertenencia a “organización
terrorista de tipo insurreccionista-anarquista" cuyo fin "era el de
subvertir el orden público y alterar gravemente la paz”.
La última oportunidad para desacreditar, criminalizar
y tratar de borrar del mapa a la ideología anarquista ha sido la
detención y encarcelamiento de los dos titiriteros que representaron la
obra La Bruja y Don Cristóbal, de claro mensaje libertario, en
el Carnaval de Madrid. El hecho de que uno de los autores de la obra
sea afiliado de la CNT y que el mensaje del espectáculo fuera claramente
libertario ha sido aprovechado para una nueva ofensiva criminalizadora.
Algunos medios de la ultraderecha, incluso, han llegado a relacionar a
los autores de la obra de títeres con "grupos anarquistas y terroristas".
"Frente a una política parlamentaria corrupta de las élites contraponen una alternativa política fuera del parlamento"
El problema de la criminalización de las ideologías
y, en concreto, de la criminalización del anarquismo es que deja atrás,
ignorado, arrinconado y con el sello de visto para el olvido todo un
legado cultural, político, sindical y social que contribuyó a la
emancipación de las clases obreras, de la mujer y que arrancó de las
manos de la Iglesia el derecho a educar a los ciudadanos del Estado.
"El
anarquismo en España fue un movimiento antipolítico y, sobre todo,
antipolítica parlamentaria. Aquí se convierte en un movimiento de masas
tras la I Guerra Mundial porque su discurso radical frente a una
política parlamentaria corrupta de las élites
contraponen una alternativa política fuera del parlamento. Tanto los
anarcoindividualistas como los anarcosindicalistas comparten este
elemento común:
el antipoliticismo", explica a
Público el historiador
Julián Casanova, autor, entre otras obras, de
Tierra y Libertad. Cien años de anarquismo en España y del ensayo
Anarquismo y violencia política en la España del siglo XX.
Mujeres luchando en la milicia CNT-FAI
El otro elemento común que comparten las
diferentes corrientes anarquistas es "la posibilidad de que todo se
produzca a través de pactos mutuos de libre elección sin autoridad política jerárquica",
prosigue Casanova, que destaca también el legado que han dejado los
anarquistas bajo la fórmula "de críticas al Estado burocrático y
tecnocrático que tenemos en la actualidad y del Estado como un mecanismo de coerción".
La conquista histórica de la jornada de
8 horas por parte de los trabajadores no se hubiese conseguido nunca
"sin la movilización de la CNT en las huelgas de los años 1917 y 1918"
Pero si algo ha dejado para las generaciones futuras
el movimiento anarquista español del primer tercio del siglo XX fue su
lucha por la emancipación obrera y de la mujer, la batalla por una
educación de igual a igual fuera de la Iglesia, y un espectacular
archivo artístico y cinematográfico gracias, en parte, a la
colectivización de la industria cinematográfica de 1936 y a la obsesión
de los anarquistas por la producción cultural y la contrainformación. En
estos campos destacan nombres propios que con su trabajo cambiaron a
España y cuyas contribuciones siguen siendo validas un siglo después. Se
trata de sindicalistas como Joan Peiró y Buenaventura Durruti; de Federica Montseny,
la primera mujer en ser ministra en España y la segunda de Europa; o
Francesc Ferrer i Guàrdia, creador de la Escuela Moderna a principios
del siglo XX.
La otrora periodista de El Mundo y hoy diputada por el PSOE, Irene Lozano, autora de la obra Federica Montseny. Una anarquista en el poder escribía en su blog que la conquista histórica de la jornada laboral de ocho horas por
parte de los trabajadores no se hubiese conseguido nunca "sin la
movilización de la CNT en las huelgas de los años 1917 y 1918". "Estos
detalles no se pueden olvidar y mucho menos al abordar un fenómeno como
el 15M, cuyos métodos deliberativos y de toma de decisiones son
tan deudores del anarquismo español", escribe Irene Lozano, que recuerda
que la CNT cambiaba (y aún cambia) su dirección cada año, y también
modificaba su ciudad de ubicación, de acuerdo con su carácter
descentralizado y no jerárquico, o sea, como esa asociación en red y
horizontal de los indignados.
De hecho, la respuesta más común a
la pregunta qué nos ha legado el anarquismo de los años 30 a la España
de 2016 es, en palabras del histórico anarquista Tomás Ibañez a
este periódico, "los modos de debatir, de decidir, y de actuar que están
basados en la democracia directa, en la horizontalidad, en el
asamblearismo, en el respeto de las minorías, en la no delegación
permanente y en la acción directa".
"El 15-M tuvo, sin duda, importantes
connotaciones anarquistas. El hecho de que el único sujeto político
legítimo fuese el colectivo ya situaba al movimiento en el corazón de
los principios anarquistas"
"El
15-M tuvo, sin duda, importantes
connotaciones anarquistas. El mero hecho de que el único sujeto político
legítimo en el seno de las plazas fuese el colectivo que las ocupaba y
que estaba implicado en la lucha, desautorizando cualquier instancia
exterior, ya situaba el movimiento en el corazón de los principios
anarquistas", relata
Tomás Ibañez, autor de
El anarquismo en movimiento, que apunta que también la
formación catalana CUP tiene
"algunas prácticas" que "presentan afinidades con los planteamientos
anarquistas, por ejemplo, el asamblearismo, la horizontalidad, cierta
propensión a la acción directa y un
anticapitalismo radical". No
obstante, Ibañez también señala que "la dimensión nacionalista de la
CUP" marca a su entender una "clara incompatibilidad" con el anarquismo.
Imagen de una clase de la Escuela Moderna
Una educación sin diferencia de sexos
No obstante, reducir el legado del anarquismo al asamblearismo
del 15M sería poco más que realizar una caricatura de lo que fue este
movimiento en el pasado de España. El profesor de Historia en la
Universidad Complutense de Madrid (UCM), Pablo Sánchez León, recuerda
que los postulados de Francesc Ferrer i Guàrdia con su Escuela Moderna (1901) "están por encima de lo que significa hoy la LOMCE del Partido Popular".
Montseny, como ministra de Sanidad, reguló la interrupción voluntario del embarazo y estableció 'liberatorios' para prostitutas
"Ferrer i Guàrdia arrancó la educación de las manos de la Iglesia. Estableció que hombres y mujeres tenían que estudiar juntos ["que la humanidad masculina y femenina se compenetre, desde la infancia"]
sin distinciones de clases sociales. Era un revolucionario. Llevó a
cabo una educación libre, racional y laica, integral e igualitaria en
1901", señala Sánchez León, que recuerda que en 1909, tras la rebelión
antimilitarista de Barcelona que pasó a la historia con el nombre de la
Semana Trágica, fue fusilado como chivo expiatorio. "Era un peligro
público", resume.
Los anarquistas también desarrollaron una red de Ateneos libertarios.
De hecho, uno de los fundadores de la CNT, Anselmo Lorenzo insistía en
que lo primero que debían hacer los sindicatos de cada localidad era
crear un Ateneo libertario. Estos espacios fueron casi una Universidad
popular para la clase obrera de todas las edades, donde fue adquiriendo
la educación y la cultura que le había sido negada por el Estado español
por su condición social.
Montseny también quiso acabar con la
prostitución y creó los liberatorios, espacios donde las prostitutas
entraban y salían libremente
Asimismo, el profesor Julián Casanova destaca que el anarquismo fue la "ideología política más vinculada con el feminismo desde el siglo XIX". "Defendían un feminismo muy moderno y aunque Federica Montseny
nunca se declaró feminista, fue la primera mujer en ocupar un
ministerio". En este sentido, la Catedrática de Historia Contemporánea
en la Universidad de Málaga, María Dolores Ramos, recuerda que el
anarquismo tuvo muy claro desde el principio que la "revolución social
no es posible sin la emancipación femenina", ya que "quedaría privada de
su sentido igualitario y coja desde la perspectiva de clase".
"Montseny llevó a cabo reformas imprescindibles en
el terreno higiénico y de salud público, medidas pioneras sobre
prevención de la enfermedad, eugenesia, sexualidad, control de la
natalidad, destacando el decreto de interrupción voluntario del embarazo. En otro terreno, también quiso acabar con la prostitución y creó los liberatorios,
espacios donde las prostitutas entraban y salían libremente, recibían
instrucción y tratamiento médico, recuperaban autoestima y eran
preparadas para incorporarse a la esfera laboral", resume María Dolores Ramos,
flamante ganadora del premio Meridiana 2016 del Instituto Andaluz de
la Mujer "por contribuir a situar a las mujeres en la Historia".
"Pretenden modificar la relación
hombre/mujer y defienden el amor libre, por lo que se situaban en contra
del matrimonio y de la familia, a la que consideraban el origen de la
opresión"
En la lucha por la emancipación de la mujer fue especialmente importante la organización
Mujeres libres, vinculada al sindicato CNT,
que llegó a tener cerca de 20.000 afiliadas
y que hizo especial hincapié en la preparación de la mujer para el
mundo del trabajo ya que la independencia económica era una cuestión
vital para la emancipación. "
Mujeres libres fue la primera organización a escala mundial en comenzar a plantear que
había que terminar con la relación jerárquica
que asumían las mujeres dentro de la pareja. Pretenden modificar la
relación hombre/mujer y defienden el amor libre, por lo que se situaban
en contra del matrimonio y de la familia, a la que consideraban el origen de la opresión", señala a
Público Pilar Arias, miembro de la junta directiva de la Fundación Andreu Nin.
Cartel de la Guerra Civil
La violencia de los años 30
Frente a todas estas aportaciones, el anarquismo también tiene un pasado asociado a los magnicidios, al
pistolerismo y a la acción directa contra el 'dominador'.
Eran otros tiempos. "Si el anarquismo en España se limitara a la
violencia ejercida por algunos anarquistas o a la violencia que
desplegaron durante la Guerra no hubiesen pasado a la historia. Hay un
tópico y un mito entorno a eso y siempre que se habla de anarquismo se
recurre a ello. Pero, evidentemente, la historia del anarquismo es
importante porque arraigó en las masas y su importancia radica en lo que
aportó al sindicalismo obrero, jornalero y a las luchas por la
emancipación", señala el historiador Julián Casanova.
En el capítulo del terror anarquista es especialmente destacable el documental
El honor de las injurias, realizado por el pintor
Carlos García-Alix, que relata la trayectoria de un anarquista español,
Felipe Sandoval.
"Este hombre es un criminal y un revolucionario. Si me preguntan mi
opinión, fue un revolucionario. ¿Si cometió crímenes? Claro que sí. La
mayoría por decisiones de su propia organización", señala García Alix
durante el debate
Comprender la violencia de nuestros antepasados: la Segunda República y la memoria de su defensa popular celebrado en el Teatro del Barrio.
"Pedirles a esta clase, con esta
memoria de represión, de violencia, que cuando el 20 de julio de 1936 se
hacen con armas se comporten de una manera cívica y educada es un
disparate. Van a ir a ajustar las cuentas"
"La primera huelga general de Madrid se celebra en
1917. Estaba dirigida por el PSOE y UGT para derribar la monarquía. Fue
masiva. La organización obrera decide que la manifestación la encabecen
mujeres y niños pensando que los soldados del rey no actuarán. Pero lo
hicieron. Fue una matanza. Se dio una masacre que fue censurada
en la prensa. Cuando se ven algunas imágenes de aquello, se ve otro tipo
de violencia: obreros famélicos, analfabetos e ignorantes. Pedirles a
esta clase, con esta memoria de represión, de violencia, que cuando el
20 de julio de 1936 se hacen con armas se comporten de una manera cívica
y educada es un disparate. Van a ir a ajustar las cuentas. Y así
ocurrió. La izquierda tiene que reconocer esto y no abochornarse",
reflexiona el artista Garcia-Alix en el citado encuentro.
Tras la derrota de la Guerra Civil, todo rastro
anarquista fue borrado del mapa. Los pocos que sobrevivieron a 'la
limpieza' fascista se tuvieron que esconder en montes y montañas, desde
donde continuaron su lucha contra la dominación franquista e iban siendo
eliminados uno a uno por un régimen mucho más fuerte, armado y con más
hombres. El exministro Joan Peiró fue capturado a España por la Gestapo y extraditado a España para su ejecución. Juan García Oliver murió en 1980 en el exilio mexicano. Juan López
regresó a España en 1967, sin sufrir persecución, y murió en 1970,
mientras que Federica Montseny regresó a España en 1977 y continuó con
su activismo en pro de la CNT y del anarquismo. Así terminaron los
cuatro ministros anarquistas de la II República.
Militantes Anarquistas de la CNT durante la Guerra Civil.
Quedan para el recuerdo los multitudinarios mitines de Federica Montseny en San Sebastián de los Reyes en 1977,
cuando todavía no estaban legalizadas las organizaciones sindicales, o
el que ofreció en Montjuic en el mismo año y cuya fotografía encabeza
este artículo. Estos mitines, además del éxito puntual de publicaciones
culturales como la revista Ajo blanco hicieron pensar que podía
haber un nuevo auge del anarquismo en el país, pero no fui así. Además,
el incendio provocado en la sala de fiestas Scala de Barcelona el 15 de enero de 1978,
que causó la muerte de cuatro personas, y en el que se intentó inculpar
a las organizaciones anarquistas CNT y FAI alejaron a las masas obreras
del anarquismo, que volvía a quedar criminalizado..
"Somos herederos y continuadores de lo que fue aquella CNT"
La CNT actual, cuyo secretario general es Martín Paradelo,
se reclama "heredera y continuadora" de la tradición
anarcosindicalista. Asume la violencia ejercida como "hechos que se
dieron en un determinado momento histórico" y saca pecho por las grandes
conquistas que los anarquistas trajeron a España. Ahora, dice Paradelo,
no se puede pensar como en los años 30 que es posible derrumbar el
capitalismo y, por tanto, hay que trabajar "en la resistencia creando
redes entre trabajadores y nuevas formas de vida". "Pensar en una alternativa al capitalismo en Europa es ahora mismo imposible", dice.
Los anarquistas de hoy día han
aprendido que "el valor de las luchas no depende tanto de las promesas
que encierran sino que radica en su propio acontecer"
Paradelo explica que la CNT rechaza las elecciones
sindicales y considera que "los modelos de representación lo que hacen
en realidad es eliminar la capacidad de actuación autónoma de los
trabajadores. Asimismo, desde el sindicato apoyan y desarrollan "
grupos de consumo alternativos, redes de economía alternativa e intentan poner en desarrollo consejos económicos y consejos de economía alternativa".
¿Queda
algo de aquel anarquismo en la actualidad? La pregunta parece
pertinente viendo cómo ha cambiado España y Europa. El histórico
dirigente de la CNT Tomás Ibáñez considera que
el anarquismo de hoy día tiene "semejanzas notables" pero
que también difiere en otros aspectos para poder "entroncar con la
realidad social en la que está insertado y luchar contra las formas
actuales de la dominación". Considera que los anarquistas de hoy día han
aprendido que "el valor de las luchas no depende tanto de las promesas
que encierran sino que radica en su propio acontecer, en sus
características substantivas, y en lo que
permiten crear en el presente".
"Lo que el anarquismo contemporáneo deja atrás es, entre otras cosas, un
conjunto de ideas heredadas de la Ilustración,
tales como la fe inquebrantable en el Progreso y el encumbramiento
acrítico de La Razón. Atrás queda también una concepción demasiado
simplificadora del poder, unas prácticas de lucha ordenadas en torno a
una d
esaparecida centralidad del trabajo, y un imaginario revolucionario construido en torno a la gran insurrección del trabajo", dice Ibáñez.
Si
esto es lo que deja atrás, el anarquismo lega para el presente y el
futuro su lucha por unas condiciones de trabajo dignas, por la
socialización de los medios de producción, su tarea alfabetizadora de
unas clases obreras depauperadas, su esfuerzo por llevar la cultura a
todas las clases sociales y por impulsar el libre pensamiento de la
mujer en la búsqueda por superar el patriarcado.
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