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julio 14, 2017

«De un padre sobreprotector sale un hijo tirano, no falla»

Fue jugador de waterpolo, oro olímpico. Combinó el deporte de élite con la adicción al alcohol y la cocaína. Se hundió y se levantó. Ejerció de ‘coach’ en el programa ‘Hermano mayor’ (Cuatro). En 2014, junto al profesor de ESO Francisco Castaño, volvió a Granada para participar de nuevo en la Escuela de Padres de IDEAL, una iniciativa de ese periódico que coordina el juez de Menores Emilio Calatayud. Fue en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.

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-Las agresiones de hijos a padres se disparan de forma inquietante. ¿Qué le sugiere ese aumento?
-Fíjate que no culpo a los chavales, que son los responsables, pero me sugiere que muchos padres no se han ganado el respeto de sus hijos, no han sabido manejar el principio de autoridad.
– ¿Qué está fallando?
-En casa, la manía que tenemos de sobreproteger a los hijos. A los niños les hacemos creer que son el centro del universo, que pueden hacer todo lo que quieran sin que tenga ninguna consecuencia y, sobre todo, les estamos transmitiendo un mundo irreal, porque no les enseñamos a manejar la frustración y a valerse por sí mismos. El resultado son chavales muy inseguros, con mucho miedo, que utilizan la violencia para conseguir las cosas.
– ¿Se les da una educación demasiado permisiva?
-Es verdad que no podemos educar como nuestros abuelos educaban a nuestros padres. Eran otros tiempos, pero sí podemos educar acorde a la realidad, utilizando el sentido común y rescatando aquello que nos sirvió en su tiempo: la paciencia, saber esperar o el respeto, sobre todo a los mayores. Hay una educación demasiado permisiva, padres que se sienten muy culpables porque trabajan todo el día y cuando llegan a casa son incapaces de poner normas. Pero sobre todo hay muchos padres excesivamente sobreprotectores: ‘que a mi hijo no le pase nada’, ‘que no se vaya a traumatizar’… Te vas a traumatizar tú cuando tu hijo te empiece a poner la mano encima, porque lo hacen. Son chavales que viven en un mundo que no es de la manera que les dijeron, así que no tienen ninguna herramienta para desenvolverse, lo que les genera una frustración y agresividad brutal y lo pagan con los padres: ‘Tú eres el que me has traído hasta aquí’.
-La adolescencia es la etapa más conflictiva, pero supongo que esas actitudes se van larvando desde pequeños. ¿Desde cuándo?
-Una cosa es que un bebé sea vulnerable al nacer y haya que protegerle, y otra un niño de dos o tres años. Con la adolescencia un chaval se puede volver más presumido, ser un poquito más rebelde, que toca, y tener juicio crítico, pero las agresiones de hijos a padres se van gestando desde el primer año. En la calle ves a niños que sabes que van a dar problemas por cómo se están dirigiendo a los padres. Los expertos dicen que de padres sobreprotectores, hijos tiranos. Y es así, no falla.
-¿Qué actitudes ve en niños que quizás vayan a ser problemáticos?
-Un cochecito de trillizos. Uno va dormido genial, pachorro; el otro es el tocapelotas que le está intentado quitar el chupete y el otro se está chivando a la madre. Los tres son diferentes, pero se tiende a educarlos igual. Y no. Hay uno que va a cumplir las normas sí o sí, porque es muy dócil; hay otro que te lo va a poner un poco más difícil pero al final las cumple y, con el otro, tienes que dar el resto. Lo que pasa es que estos son los más ‘graciosos’, de los que se dice ‘fíjate que gracioso, me ha dado una patada’. Desde ese momento el chaval empieza a generar el pensamiento de que es el rey del mambo. Con tres años puedes controlar una pataleta, con 16 no.
-¿Son los que se hacen dueños del mando de la tele?
-Tengo un caso de ‘Hermano mayor’, el de un chaval maltratador psicológico. La madre se casa en segundas nupcias. El niño tenía 5 años y dice que quiere ir a la luna de miel. Llega a ser mi hijo y le digo que no. Pues el niño no solo fue, sino que decidió adónde iban. ¿Cómo le vas quitar la autoridad cuando tenga 18? Temas como el mando de la tele o ir delante en el asiento del copiloto son fundamentales. Parecen pequeñas tonterías, pero no les damos la importancia que tienen en la estructura mental que desarrolla el hijo. Si le permites hacer algunas cosas con cierta edad, le ríes todas las gracias, no le dices nunca que no… Al final no te quiere porque no le has educado.
-¿El éxito ya no es consecuencia del esfuerzo y el sacrificio?
-Noto que mucha gente ha estado viviendo en la burbuja de ganar mucho dinero, porque fue muy bien la construcción, e inculcaron a sus hijos que dejaran de estudiar y se pusieran a trabajar. Porque cuando ganas dinero eres exitoso. Como cuando sales en televisión. Los chavales tienden a identificar éxito con popularidad, aunque sea por ser el que más insultos dice…
-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías, los teléfonos inteligentes, facebook, twitter…?
-El problema no es la tecnología, sino el uso que se hace de ella. A veces los padres pasivos dicen que qué bien les viene facebook, twitter… para que el hijo no les toque las narices. ‘Vete al ordenador hijo’, dicen. Y les ponen internet a altísima velocidad, a 100 megas ó a un giga, a 100 euros al mes, lo cual para mí es un artículo de lujo. Y los chavales no es que tengan un ‘smartphone’, es que te exigen uno, porque de lo contrario no están integrados en el grupo. Al final somos los padres quienes estamos cayendo en la trampa del consumismo.
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