DECLARACIÓN de INTENCIONES: Dirigida a aquellos Lectores Potenciales que, al entrar en la lectura de estas Mis Criaturas, sientan que no les gusta y ni siquiera les divierte. Abandonen de inmediato. Estas páginas están concebidas para Mi Memoria, mi Divertimento y el de Unos Pocos. Si tú no estás en este segundo grupo, yo no soy la persona adecuada para ti, deja esto y date una vuelta; seguro hallarás lo que buscas *** VER http://perrosflautadelmundo.blogspot.com.es/
Ocurrió en 1905, lo ejecutaron los alemanes y muchos consideran que fue el ensayo del Holocausto
Allí, el padre de Göring, el segundo de Hitler, era gobernador
Ahora será el juicio, en Nueva York
En septiembre de 2011 Alemania devolvía a Namibia una veintena de cráneos
que el país reclamaba desde 2008. Los cráneos, cuatro de mujeres y el
resto de varones, fueron expuestos frente al altar de la iglesia de San
Mateo de Berlín y entregados en una ceremonia a varios líderes tribales
de las comunidades herero y nama. Entre oraciones y cánticos se
agradeció el gesto, aunque no era suficiente para compensar uno de los episodios más brutales del pasado colonial alemán.
Miles de cráneos llegaron a Alemania entre 1909 y 1914 procedentes de
sus colonias para ser estudiados con el fin de confirmar la superioridad
de la raza blanca, un análisis que obsesionaba a la Alemania del káiser
Guillermo II. Los resultados nunca fueron revelados, y los alemanes
alegaron que los documentos se habían perdido durante la Segunda Guerra Mundial.
"Supimos que los restos no sólo estaban en las universidades, sino que había alemanes que los tenían en sus casas como trofeos o souvenirs", cuenta a Crónica Esther Muinjangue, profesora en la Universidad de Windhoek y líder de la Fundación Herero Genocide. Muchos alemanes le habían confesado que no sabían de dónde procedían esos restos
conservados durante años en sus familias. Tampoco podían saber que sus
antepasados obligaron a las mujeres a limpiar los cráneos antes de
enviarlos a Berlín. "Podían ser de cualquier persona que ellas conocían,
incluso de sus maridos. Fue horrible lo que les obligaron a hacer. Y lo
que hicieron aquí lo hicieron después con los judíos", señala
Muinjangue.
Nos reunimos en una cafetería en Windhoek, capital de Namibia, donde el halo germano persiste y que hoy es el principal destinatario de la ayuda humanitaria alemana. Alemania perdió Namibia y el resto de sus colonias al finalizar la Primera Guerra Mundial. Desde 1915 fue administrada por los británicos a través de Sudáfrica, adquiriendo el sistema del apartheid en 1923, hasta que en 1990 alcanzó su independencia. Namibia, que no es un país de sonrisas, es un ejemplo más de que hay masacres olvidadas en la historia, imposibles de olvidar.
Las matanzas de las tribus herero y nama fueron olvidadas por la historia,
pero grabadas a fuego por sus descendientes. Entre 1904 y 1908,
soldados alemanes acabaron con el 85% de los herero (en cuatro años
pasaron de unos 90.000 a 15.000) y el 50% de los nama (de 20.000 a
10.000) en lo que los historiadores consideran el primer genocidio del siglo XX. Su delito: estar asentados en el lugar incorrecto. A Alemania,
la Conferencia de Berlín, que en 1884 repartió África, le otorgó
Namibia, Togo, Camerún y algunos territorios de la actual Tanzania. Los
alemanes, asentados en las colonias portuarias de Walvis Bay y
Swakopmund, comenzaron sus incursiones al centro y al sur buscando
tierras cultivables y yacimientos de minerales. Namibia posee uno de los desiertos más extensos del planeta,
con lo que las partes fértiles se localizaban en las zonas centrales y
del sur, donde se encontraban los herero y los nama. Los colonos
comenzaron a ocupar las tierras con el consecuente rechazo de las tribus
locales, que en 1903 se rebelaron y mataron a 200 alemanes.
La respuesta de Berlín fue un ataque desmesurado. En 1904 el káiser
Guillermo II envió 14.000 soldados comandados por el general Lothar von
Trotha, quien llegó a decir de los herero: "Creo que esta nación debería
ser aniquilada como tal. Sólo tras esta limpieza puede emerger algo nuevo". Y así ocurrió.
Las órdenes fueron disparar hasta su exterminación si no se rendían, y los que huyeron no tuvieron mejor destino y encontraron la muerte en los desiertos Namib y Kalahari.
Se dice que los soldados envenenaron los pozos de agua para garantizar
que nadie regresaba con vida. Los que optaron por rendirse no gozaron de
mejor suerte y fueron confinados en campos de concentración, donde sufrieron abusos y malos tratos.
"La comunicación pública del genocidio como un acto heroico de los alemanes fue una importante campaña electoral en 1907.
Incluso fue aceptado que se hubiera deshumanizado de esta manera",
asegura Reihart Koesseler, profesor de Ciencias Políticas de la
Universidad de Friburgo. Para Muinjangue, el origen del
Holocausto nazi se encuentra en Namibia. Concretamente, en el campo de
concentración de Swakopmund, que creó el concepto Konzentrationslager (campo
de concentración), bajo el mandato del gobernador de Namibia Heinrich
Göring, padre de Hermann Göring, que posteriormente sería el segundo de Adolf Hitler.
Koesseler opina que no hay una línea directa entre lo que ocurrió en Namibia y posteriormente en el Holocausto,
pero sí cree que contribuyó "en cierta medida". En cualquier caso, la
diferencia es que las víctimas sionistas fueron compensadas
posteriormente y sus verdugos llevados ante la justicia, mientras que los namibios aún esperan una disculpa formal de Alemania.
"La definición de genocidio implica que ha habido un pensamiento previo de acabar con un grupo en particular, por cuestiones étnicas, políticas o religiosas. Es lo que pasó en Namibia", relata a Crónica el profesor Ngondi Kamatuka,
presidente interino de la Asociación Ovaherero contra el Genocidio en
Estados Unidos. Kamatuka creció como refugiado en Zambia y hace cuatro
décadas se trasladó a Kansas, desde donde aboga por hacer justicia con
sus antepasados. "Yo tengo sangre alemana", dice
mostrando una foto de una mujer de piel mestiza. "Mi bisabuela materna
fue violada y también mi bisabuela paterna", expone. Es uno de los
cientos de exiliados criados fuera de Namibia.
Con el centenario de la masacre, aumentó la presión hacia Alemania para reconocer la barbarie.
En 2006 comenzaron las conversaciones entre los gobiernos alemán y
namibio para acordar una compensación justa. Pero hasta ahora nada ha
sido concretado. Alemania no ha reconocido oficialmente que se trata de
un genocidio y los representantes de los herero y los nama se sienten marginados de la negociación.
Eso les motivó a presentar una demanda en un tribunal de Nueva York con
la base de que se cometieron crímenes contra la humanidad, por lo que
deberían tener ese tratamiento y esa compensación. Alemania contesta que
ya ofrece mucha ayuda económica a Namibia. Para evitar que pueda
producirse una demanda masiva en todas las ex colonias, Muinjangue
señala que "están abiertos a otras opciones", como programas de estudio en Alemania. "A principios del año pasado Alemania pidió a Turquía
que reconociera el genocidio de Armenia, pero no quiere usar el término
genocidio con lo que ocurrió en Namibia. Aquí se ve el doble estándar",
critica Kamatuka. El próximo 21 de julio ambas partes se verán las caras. ...............................................
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