CÉSAR JAVIER PALACIOS PERIODISTA EXPERTO EN MEDIO AMBIENTE
Ver más en: http://www.20minutos.es/opiniones/cesar-javier-palacios-tribuna-parques-nacionales-parques-tematicos-3161696/#xtor=AD-15&xts=467263
César Palacios -periodista experto en medio ambiente-, 20minutos.es, 17/10/2017 http://www.20minutos.es/opiniones/cesar-javier-palacios-tribuna-parques-nacionales-parques-tematicos-3161696/Ver más en: http://www.20minutos.es/opiniones/cesar-javier-palacios-tribuna-parques-nacionales-parques-tematicos-3161696/#xtor=AD-15&xts=467263
Este verano la hemos petado. España recibió hasta agosto 57,3 millones de turistas extranjeros, casi un 10% más que en 2016. Bienvenido, mister Marshall. Pero, en lugar de seguir tocando campanas, a muchos estas cifras les empiezan a tocar las narices. Turismofobia lo llaman. El problema empieza a extenderse como preocupante reacción social a la masificación turística de algunas ciudades. ¿Qué hacer para impedirlo? En Baleares, que recibió 2,4 millones de turistas extranjeros estivales, un 2,6% más, pretenden reducir estas cifras. Decrecer en verano y aumentar en invierno para poner fin a la temporalidad. Cambiar cantidad por calidad. No quieren ser el destino turístico con más visitantes del mundo, sino el de mayor calidad de vida. Quieren desarrollo sostenible. La aplicación de un impuesto turístico (ecotasa) va en esa línea. Parecido problema se da en los espacios naturales. Allí la biodiversidad también sufre turismofobia hacia un número creciente y excesivo de visitantes que acaban con la tranquilidad de lugares extremadamente frágiles donde se refugian seres vivos muy amenazados. En apenas 15 años el turismo de naturaleza ha aumentado en España un 30%, algo muy positivo para nuestro depauperado mundo rural, pero desconocemos los límites. Sólo en los 15 Parques Nacionales son casi 15 millones de visitantes anuales. Se han convertido en grandes atracciones turísticas. Todo el mundo quiere visitarlos y eso también es muy bueno. Pero somos muchos. Demasiados. Por eso sus gestores hacen cabriolas para compatibilizar la conservación de los recursos naturales con la difusión de sus valores, asegurando al mismo tiempo su disfrute. Algo así como la cuadratura del círculo porque, de momento, no está previsto cobrar ecotasa o entrada en ellos. Lo que sí hay son cupos máximos, como los 250 diarios para entrar en autobuses todoterreno a Doñana, los 200 para poder coronar la cima del Teide, los 50 permisos de fondeo en Cabrera o los 2.000 al día del Parque Nacional de las Islas Atlánticas (Pontevedra). Se dice fácil, pero cumplirlo es más complicado. En las Cíes, la presión de los miles de turistas que quieren visitarlas y la avaricia de las navieras ha permitido este verano la llegada de miles de personas más por encima de las cifras autorizadas. Durante los meses de julio y agosto recibieron el impacto de más de 130.000 visitantes y casi 50.000 campistas, además de los cientos de trayectos de las embarcaciones que fondean o navegan de un lado a otro de la ría de Vigo. Pero difícilmente se puede organizar esta marabunta cuando llevan 15 años esperando la aprobación de un Plan Rector de Uso y Gestión. Plan que debería incorporar un estudio fiable respecto a la capacidad de carga que pueden asumir estos ecosistemas marinos y terrestres sin degradarse. Porque no nos engañemos. Lo de los 2.000 al día está calculado poco más que a ojo, sin una base científica fiable. No quieren ser el destino turístico más visitado, sino el de mayor calidad de vida. Lo mismo ocurre en el Parque Natural de Lobos, diminuta isla localizada entre Fuerteventura y Lanzarote. Una maravilla que también está muriendo de éxito. En teoría solo pueden visitarla 200 personas diarias, pero como nadie controla el acceso este verano recibió a más de 2.000. Para tratar de solucionar el problema, en lugar de mejorar la gestión se quiere aumentar el límite máximo a 700 personas, cifra igualmente decidida sin estudios científicos y que, como se temen los ecologistas, tan solo permitirá que en lugar de 2.000 puedan llegar 7.000, 10.000 o todos los que las barcas y zódiac-taxis sean capaces de transportar para destrozo de este delicado volcán en medio del Atlántico. Ni te imaginas las toneladas de basura que se sacan de allí cada poco, el pisoteo y ruido sufrido en unos valiosos espacios que entre todos hemos decidido conservar para disfrute de esas generaciones que aún no han nacido. Me temo que les vamos a dejar un estercolero por herencia.
Un saludo.
ResponderEliminarCreo que estás en lo cierto. La naturaleza cada vez recoge más y más gente... la gente tira más y más basura... los parques están siendo masificados... es una pena, y difícil solución tiene esto.
Creo que te seguiré a partir de ahora. Gracias, y salud.
Muy amabla. El texto, por si cabe duda, no es mío sino del periodista que figura al principio, junto al enlace en que lo copié. Buen día.
ResponderEliminar