La dispersión compromete no solo el sueño, el descanso y el estilo general de vida, también la convivencia y, acaso, hasta la historia de la cultura, ahora algo más ágrafa, acrítica y, por tanto, más expuesta al despotismo. Una estructura mental habilitada solo en la competición, el ataque, la defensa o en el cálculo de pérdidas y ganancias cancela tanto el proceso civilizador como la posibilidad de encontrar la raíz de un nuevo humanismo capaz de encarar el pathos de este confuso escenario de entre-época. Su incompatibilidad con estados serenos de conciencia estraga los posibles logros culturales. Y el estímulo creativo, que germina en el légamo fecundo de una intensa atención, se vuelve limo pegajoso en ausencia de esos espacios de silencio y libertad. La mente inquieta no crea más allá de copias espurias. Y el arte de vivir o el cultivo de la trascendencia y la compasión, como formas elevadas de libertad humana, quedan al socaire de las preocupaciones por el peculio.
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noviembre 05, 2017
Una estructura mental habilitada solo en la competición, el ataque, la defensa o en el cálculo de pérdidas y ganancias cancela tanto el proceso civilizador como la posibilidad de encontrar la raíz de un nuevo humanismo, de Esteban Fernández-Hinojosa
Párrafos extraídos del texto: Mundanal ruido, de Esteban Fernández-Hinojosa. 5 Septiembre, 2017 http://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/Mundanal-ruido_0_1169883447.html
La dispersión compromete no solo el sueño, el descanso y el estilo general de vida, también la convivencia y, acaso, hasta la historia de la cultura, ahora algo más ágrafa, acrítica y, por tanto, más expuesta al despotismo. Una estructura mental habilitada solo en la competición, el ataque, la defensa o en el cálculo de pérdidas y ganancias cancela tanto el proceso civilizador como la posibilidad de encontrar la raíz de un nuevo humanismo capaz de encarar el pathos de este confuso escenario de entre-época. Su incompatibilidad con estados serenos de conciencia estraga los posibles logros culturales. Y el estímulo creativo, que germina en el légamo fecundo de una intensa atención, se vuelve limo pegajoso en ausencia de esos espacios de silencio y libertad. La mente inquieta no crea más allá de copias espurias. Y el arte de vivir o el cultivo de la trascendencia y la compasión, como formas elevadas de libertad humana, quedan al socaire de las preocupaciones por el peculio.
La dispersión compromete no solo el sueño, el descanso y el estilo general de vida, también la convivencia y, acaso, hasta la historia de la cultura, ahora algo más ágrafa, acrítica y, por tanto, más expuesta al despotismo. Una estructura mental habilitada solo en la competición, el ataque, la defensa o en el cálculo de pérdidas y ganancias cancela tanto el proceso civilizador como la posibilidad de encontrar la raíz de un nuevo humanismo capaz de encarar el pathos de este confuso escenario de entre-época. Su incompatibilidad con estados serenos de conciencia estraga los posibles logros culturales. Y el estímulo creativo, que germina en el légamo fecundo de una intensa atención, se vuelve limo pegajoso en ausencia de esos espacios de silencio y libertad. La mente inquieta no crea más allá de copias espurias. Y el arte de vivir o el cultivo de la trascendencia y la compasión, como formas elevadas de libertad humana, quedan al socaire de las preocupaciones por el peculio.
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