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abril 01, 2017

Domingos por la tarde: los odio, de Fernando Sarría.

Fernando Sarría   30/1/2017
En la aventura de vivir también caben los domingos por la tarde: los odio.


Paquita Caminante Os pasa porque sois "jóvenes" y con obligaciones. Superada esa etapa, con el tiempo a tu disposisición, no influye qué día es, sino cómo gestionas tus días. Buen día.

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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
Anonymous hackea y amenaza al club Bilderberg




Homenaje. La memoria en llamas de Angelina Gatell


La mujer libre, inteligente y feroz que fue la autora de ‘Las claudicaciones’ tuvo que pelear palmo a palmo por su libertad, y no le salió gratis. Crónica de un encuentro en 2014 con la poeta fallecida el pasado enero a los 90 años. Miguel Ángel Ortega Lucas
1 de Marzo de 2017  http://ctxt.es/es/20170301/Culturas/11307/Homenaje-Angelina-Gatell-Ortega-Lucas-poes%C3%ADa-poeta.htm

<p>Con Blas de Otero</p>
Alguien –quizás otro grande poeta–, en algún atardecer de posguerra de un campo manchego, escuchó a un viejo pastor decir que “las guerras civiles duran cien años”. (Un anciano probablemente analfabeto pero que sabría leer de carrerilla el abecedario de la desventura humana.) ¿Dura ya entonces ochenta años la guerra civil española? ¿Durará cien? No estamos haciendo literatura: ese viejo sabía muy bien lo que decía. De igual manera que dudamos, muchas veces, sobre si cabe escribir en mayúsculas ese nombre y ese apellido tan antiguos, como de una bisabuela remota: guerra civil. [“¿Qué guerra civil?”, nos preguntamos ya, en otro episodio de la misma: “la única; la del año 36, o la que empezó hace siglos”.]
No; ya acabó la guerra civil, la abuela Guerra Civil española: el 1 de abril de 1939. Ya terminó aquel capítulo ilustre de la historia universal de la infamia. Pero es cierto que algunas cosas parecen no terminar jamás. Pareciera que ciertos sucesos no dejan de supurar, como el reguero que deja la culpa. Quizás porque –decía la poeta austríaca Ingeborg Bachmann– el mal, no los errores, perdura, /lo perdonable está perdurado hace tiempo, los cortes de navaja / se han curado también, sólo el corte que produce el mal, / ése no se cura, se reabre en la noche, cada noche.
Así, también, algunos seres
Atravesados por el miedo, indefensos, perdidos en la ciudad que se llamó posguerra
Estos versos últimos son de otra poeta nacida también, como Bachmann, en 1926; testigo y notaria, como la austríaca, de un tiempo que quedó congelado en ella para siempre, como el reflejo nocturno de las farolas de gas y las sombras que susurraban en la ventana a oscuras.
Angelina Gatell, nacida entonces en Barcelona, murió el pasado 7 de enero en Madrid, a los 90 años. Noventa años de memoria arrodillada aún en aquella ciudad que se llamó posguerra. Si las guerras civiles duran cien años, Gatell la vivió prácticamente íntegra.
Porque la palabra del alma es la memoria, escribió Luis Rosales, y los poemas que decía el alma de Gatell procedían de allí en su mayor parte, de ese territorio en que el dolor sigue vagando descalzo por algún camino. “El mal, no los errores, perdura”: terminó la II República española, terminó la Guerra Civil, terminó esa posguerra y esa paz que muchos llamaron Victoria (por terminar, terminó hasta la democracia tal y como la conocíamos); pero la memoria de un ser humano no es una estatua, y puede llegar a ser un dolmen tiritando de frío.
La tarde del 8 de abril de 2014, en Madrid, el frío del invierno remitía ya pero la voz de Angelina crepitaba en su salón en penumbra como si no se hubiera ido aún –el de la posguerra–, en una conversación que no tenía más fin que la conversación en sí misma; precisamente que alguien que había vivido tanto, y que podía y sabía hablar, me contase. Fue lo que hizo durante toda su vida, con una fidelidad a la herida que quizás (es posible) le pesó en exceso. Lo hizo, también de otras muchas cosas, durante tres horas exactas. Para cuando nos despedimos, quedó la media sonrisa en el zaguán y la sensación de haber escuchado otra vez un cuento que alguien nos contó en otra vida, que se apagaba poco a poco y sin remedio, pero que quizás no iba a dejar de suceder nunca.

En un recital de poemas
En un recital de poemas

Quise saber su historia, sin guion y desde el principio. Ese principio fue Barcelona, y en su memoria era de nuevo abril, día 14 de 1931: “Hay cosas que no sé si son mi memoria o la memoria que he heredado”. Y sin embargo revivía de manera diáfana la brisa que venía del Mediterráneo, mientras otra riada de gente bajaba por las ramblas ondeando cánticos, banderas, griterío. “Y yo, como un loro, levanté mi puñito. Siempre he tenido la convicción de que en aquel momento me sentí unida a toda aquella gente”.
Heredó memoria, heredó un vínculo que no terminaría nunca; y heredó el frío. La expresión exilio interior toma todo su significado en el caso de Gatell, porque en ella empezó antes de que se acuñara el término. Desde que desahuciaran a su familia de la casa de Barcelona en que vivían, por no poder pagar (“el casero no era mala persona, necesitaba el dinero”), pasando por las casas baratas de la República, en Santa Coloma de Gramanet, y hasta la localidad de Vallès, donde pasó la mayor parte de la guerra, y donde vio de todo. “La guerra es lo más bestial que existe, porque llega un momento en que es o tú o yo. Es espantoso, pero es así”.
O tú o yo. En uno de los casi constantes traslados fueron a parar “a un vallecito” por donde pasaban los soldados y los civiles huyendo de las tropas franquistas. “Eso fue terrible; gente muerta por los caminos, gente andando con los pies envueltos en trapos ensangrentados, hambrientos. Estoy viéndolos pasar”. Y ese hombre que se detuvo a la puerta de su casa, con una súplica: Niña, dame algo de comer, que no puedo más. Le dieron lo que pudieron darle. Al cabo se oyeron unos disparos. “Son ellos”, dijo el hombre, “ya están aquí”. Qué vas a hacer, preguntó el padre de Angelina a aquel fantasma, un miliciano. “Me queda una bala, y será para mí”. Antes de irse, acarició el pelo a la niña.
“Todos preguntaban por Vic, porque iban camino de la frontera. Ese éxodo fue algo espantoso, que a mí me marcó para toda la vida. Los afortunados iban en carros; los que no, andando. La gente anciana caía muerta por los caminos. Yo lo vi. No sé si sabes lo que es eso para una niña de doce años y medio que yo tenía”.
Regresaron a Santa Coloma [su padre, un sindicalista comprometido “desde la pura experiencia” con la defensa del trabajador, había dicho: “Tengo ya la convocatoria para ir al frente, y no voy a ser nunca un desertor”; pero ya terminaba la contienda]. Allí, en la última casa que alquilaron, iban, “todas las noches, sin faltar una”, siempre cuando ya estaban acostados, un grupo de guardias civiles a hacer registro. “¡Pero si no tenemos nada!”, decía su padre. Y era cierto (aunque Angelina sí guardaba, escondido en una viga, un libro: una obra de teatro llamada Máquinas, que no descubrieron nunca; sólo mucho después supo que era una obra anarquista). Estaban ya “muy señalados” en el pueblo. Y un amigo de éste, que era practicante, a quien los Gatell habían dejado una de las habitaciones para atender a los afectados de tracoma que venían del sur (una enfermedad de los ojos producida por el esparto), fue fusilado por enseñar catalán a los niños del éxodo, “para que pudieran desenvolverse por allí”.
“Su hija era amiga mía de la infancia. Recuerdo cuando recibieron la última carta de él; unas palabras que me quedaron también tatuadas: Cada grano de arena que echen sobre mi cuerpo es un beso para vosotras. La noche antes de que lo fusilaran. Era una bellísima persona. Entonces mi padre propuso a mi madre irnos a vivir a Valencia, y así fue”.
La ‘gran lágrima secreta’
“Siete años más tarde mi padre tuvo un ictus y quedó inválido. Entonces vinieron por él. Y en vista de que no podían meterlo en la cárcel en aquella situación, lo metieron en un manicomio. El mismo que usó Lope de Vega en el siglo XVII para su comedia Los locos de Valencia. Así que imagínate”.
Más que llorar, hemos sufrido
nuestra gran lágrima secreta,

escribiría Angelina años después, en un poema titulado gravemente Generación (de su libro Las claudicaciones, 1969), dedicado a su hermano. “De mi hermano [que hizo la guerra, casi adolescente, con la CNT de Durruti en el frente de Aragón] estuvimos cinco años sin saber nada. La única noticia que tuvimos era que estaba en el campo de concentración de Argelès, porque cayó en manos de los alemanes al pasar a la Resistencia francesa. Se lo llevaron a un campo de exterminio. Pero en la frontera suiza pensó que le daba igual morir de una forma que de otra, y en un tren que se cruzó saltó, y pudo escapar. Estuvo un tiempo perdido por el Pirineo, hasta que por unos compañeros (porque los Pirineos eran toda una red de complicidades) consiguió entrar en España, en el 44”.
Cada cual hacía en su casa “la guerra por su cuenta”, cuando ya la guerra había acabado. Su padre ayudaba a los maquis. Todos los meses bajaba alguien de la sierra de Teruel y le daba ropa usada, “grandes sacos de ropa militar desechada. A mí me sorprendía. ¿Y este hombre por qué se lleva esto? Él decía que era para venderlo”. Y ella misma había entrado en el Socorro Rojo Internacional a los 17 años. Un día, allí en Valencia, jovencísima aún, sucedió algo “que pudo ser nefasto”, como lo fue para otra chica que ejercía asimismo de enlace: habían quedado ambas en una plaza para que Angelina le entregara un dinero de ayuda a los presos republicanos. Esta se sentó en el mismo banco que la otra, sin dirigirse la palabra, y sacó un libro. Mientras disimulaba leer, le pasó el sobre. “Apenas ella lo había guardado, se nos echaron encima los policías. Ella salió corriendo. Yo no, yo me quedé. Cruzó la plaza, bajó la escalera, y al cruzar la calle la mató un camión. Horrible. Sólo oí los gritos de la gente. Un policía salió corriendo y otro se quedó conmigo. Recuerdo que puso un pie encima del banco. Ahora me va a decir qué hace usted aquí. Yo sólo dije lo que se me ocurrió: Estoy esperando a mi novio. ¡Y en éstas que aparece!”.
Apareció, sí, aquel muchacho, que vino de alguna manera a salvarle la vida. Se llamaba José Sánchez Peinado. Tenía una historia personal “muy complicada”; había hecho la guerra con Franco, y al acabar le ofrecieron pasar al ejército o a la policía. Eligió lo segundo. Era “muy inteligente”, y un caballero. La quiso tanto como para jugarse la vida con ella: Angelina necesitaba documentaciones falsas para ayudar a los proscritos del régimen a entrar y salir de España. “Él entraba a la Brigada Social, robaba las cédulas, me las daba en blanco, y en una casa en la que te dejaban por horas una máquina de escribir, yo las rellenaba, se las llevaba otra vez y él las sellaba. Me decía: Niña, me van a matar por tu culpa. Pero proporcionamos cientos de documentaciones falsas, entre ellas la de mi hermano”, que tuvo que huir de nuevo, esta vez a Brasil. “Fue auténticamente milagroso que no nos pillaran”.
Pero esa energía es la prueba de que la velocidad a la que parecían atropellarse los dramas en la memoria de la escritora (una fidelidad, sí, tan testaruda como la propia herida) no llegaban a ensombrecer el carácter de una anciana, de una mujer, de una muchacha, que sin cierto fulgor irreductible de júbilo, de amor a la vida y de coraje, no hubiera podido hacer tantas cosas como hizo, ni decir tantas veces que no cuando era que no. La pasión por vivir, por amar, por descubrir, por escribir: en Valencia, siendo aún esa muchacha de apenas veinte años, sin referentes directos que la guiaran, husmeaba aquí y allá, buscando el alimento poético con más ahínco aún que el otro.
 La libertad no es una cuestión de semántica, ni mucho menos, sino de conciencia
“Yo hice sólo los primeros años del bachiller, hasta que mi padre cayó enfermo y mi hermano y yo nos tuvimos que hacer cargo. Yo escribía, tenía la ilusión de escribir, e iba a una librería que se llama Maraguat, justo delante de donde murió la muchacha aquella del camión. Iba mal vestida, con alpargatas, y a los dueños les hacía mucha gracia. El dueño era un perseguido del régimen y alquilaba los libros. Se dio cuenta de mi hambre por aquello y a veces ni me cobraba (¡Anda, lárgate y no enredes!). Un día, hurgando por allí, leyendo en el suelo (la liaba tremenda), de pronto oigo que alguien me dice, con mucho aire: “¡Deja esa porquería! ¡Toma, lee esto!”, y me tira un libro de Zane Grey. Y me entró una ira...: quién es este tío, que además me tutea y me dice lo que tengo que leer. Me pareció guapísimo, con los ojos dorados... Era José Hierro. No era aún ni premio Adonáis. Entonces nos hicimos muy amigos”. Ya había conocido también a la poeta María Beneyto (“íntima amiga, grandísima víctima del régimen”: la mejor de entonces, según Gatell), y por la misma época que a Hierro, al pintor y dibujante Ricardo Zamorano, y a otros; “nuestro grupo indisoluble”.
La anciana, la mujer, la muchacha libre, o libérrima. Sobre esto también nos dijo cosas Angelina de la España de hoy: “La libertad no está en determinadas cosas que muchos piensan. La libertad es otra cosa. Yo he salido a la calle con un cartel así que decía Soy lesbiana, y jamás he sido lesbiana. Igual con un cartel que decía Soy adúltera¸ y tampoco; todo esto en defensa de la lesbiana y de la adúltera. Digo que la mujer está todavía, creo, en una temperatura en que todavía no sabe por dónde decantarse. Yo cuando oigo decir eso de ellos y ellas, me da risa nerviosa, porque no es eso la libertad. La libertad no es una cuestión de semántica, ni mucho menos, sino de conciencia. Yo siempre he sido libre, en los peores momentos del franquismo, porque la libertad no te la tiene que conceder nadie. Si tú eres consciente de que eres libre, eres libre… Pero, y perdona la expresión, no es libre la mujer que se paga unas tetas. Eso sí me parece horroroso, porque es una claudicación más, y muy grave. Creo que está todo muy desorientado, y como soy vieja, además, te voy a decir que eso está conducido. A la mujer se la está denigrando, cargando de trabajo, pero no se dan cuenta; y eso para mí supone una tristeza, por ser un fracaso. La mujer tiene el mismo derecho que el hombre, exactamente el mismo derecho; pero ese derecho no está fundamentado en esa cosa tan pueril. Está en tener la libertad de elegir lo que le dé la gana de una forma inteligente”.

Con Antonio Buero Vallejo
Con Antonio Buero Vallejo

La mujer libre, inteligente y feroz que fue Angelina Gatell tuvo que pelear palmo a palmo por su libertad, y no le salió gratis. Se diría que cada vez que la vida le daba un premio, ella misma se encargaba acto seguido de impugnar la letra pequeña. Fue Premio Valencia de poesía en 1954, por el libro Poema del soldado. Casi se lo quitan por ser la tercera mujer consecutiva en ganarlo (cosa intolerable para algunos del jurado). En la radio, hablando del libro, se atrevió a decir que el poemario, de ecos religiosos, era en realidad un ajuste de cuentas con Dios. Poco después, cuando le encargaron desde un periódico una serie de reportajes sobre la situación de la mujer en África, se atrevió a hablar de los movimientos contestatarios en Ceuta y Melilla, lo cual le costó más enfrentamientos. “No me pasó nada, pero me negaron el pan y la sal”.
Las puertas laborales se le fueron cerrando, y no pudieron seguir en Valencia. Ya estaba casada con Eduardo Sánchez, con quien levantó la compañía de teatro de cámara, pionera en España, El paraíso. Tendrían tres hijos (Eduardo, María del Mar y Miguel, este último también poeta). Fueron Pepe Hierro y Antonio Buero Vallejo quienes les insistieron en trasladarse a Madrid. Dio en trabajar como actriz para un director de televisión (“un corrupto importante” que imponía mordidas a sus actores), cuando la televisión se hacía aún toda en directo. Su actuación fue un éxito. Pero “cuando mejor estaba” firmó ciertos papeles subversivos: la carta multitudinaria dirigida a Manuel Fraga, ministro franquista de Información y Turismo por entonces (1963), en protesta por la represión brutal contra los mineros asturianos.
La firma de esa protesta pública llegó justo cuando TVE estaba en vías de emitir una serie, con guión suyo, sobre Marie Curie. La llamó Carlos Robles Piquer –cuñado de Fraga– a su despacho: éste le ofreció retractarse públicamente, diciendo que había sido “engañada” para firmar aquello, a cambio de un puesto fijo en TVE (¿Sabe lo que significa eso? Sueldo seguro, el chalet en la sierra...); si no, prescindirían de ella. “Esto se lo ofrece usted a su padre, que seguramente aceptará”, fue su respuesta. [Esa misma noche la avisaron de que estaban repitiendo palabra por palabra su conversación con R. Piquer en la radio Pirenaica: por lo visto había micrófonos cerca].
El pleito continuó con un señor “de espléndidos ojos verdes” llamado Adolfo Suárez, responsable de programación por entonces, que también se reveló como un “sinvergüenza” sin remisión, según Gatell: primero trató de atemperarla, luego de hacerle chantaje con “desacreditarla en todos los hogares españoles” (“Para que usted me desacredite a mí, tendría que estar acreditado”, le contestó). Consiguieron que TVE rectificara y cobrar sus derechos de autor. Poco después Suárez quiso hacer tabula rasa; le ofreció otro encargo: “Pero”, le dijo, “me vas a prometer que no vas a ir con firmitas ni frivolidades de éstas”. Y la cabra tiró al monte de nuevo: “Mire, tengo 38 años y haré lo que la conciencia me mande”. Y ahí se quedó su conciencia, y allá lejos las casas en la sierra.
Del hilo rojo
Yo no sé a qué he venido.
Yo no sé si he venido.
Veo la ciudad en la noche.
Veo el río en la noche.
Veo los quietos jardines de la noche.

[de Las claudicaciones]
Rara vez podemos intuir a qué hemos venido a este mundo, y quizás sea algo que no tenga mucho que ver con nuestras obsesiones cotidianas. Una de las obsesiones de Angelina Gatell, durante toda su vida, fue dejar testimonio; recordando, conversando, escribiendo. Pero sobre todo escribiendo: nunca fue, como podría pensarse y en algunos casos se ha insinuado, una activista política que escribía, sino una poeta que no podía dejar de decir No; una escritora cuya solidez literaria tenía mucho que ver con su solidez moral, ya que alguien incapaz de estafar en su vida será aún menos capaz de estafar en su obra, con fuegos de artificio o con fuegos apocalípticos de guerra civil.
No es objetividad lo que busco, sino pasión –declaraba a ABC tras la publicación de Las claudicaciones, en 1969–. Ese es, para mí, el resorte que pone en funcionamiento el mundo de lo poético. No comprendo la poesía cerebral, intelectual, es decir: pura. También por eso, cuando alguien dice que soy retórica, me siento reconfortada. Para mí la retórica –bien entendida– es el tercer resorte. El segundo son las ideas. Los tres bien manejados y fundidos entre sí, el poema.
La pasión, al servicio de un discurso férreamente depurado que no deja de contar la vida, de cantarla en su verdad profunda. Los poemas de Angelina Gatell gritan en voz muy baja: poeta desarraigada, en el sentido estricto del término, hundió siempre unas robustas raíces en la tradición; la que compartía con sus coetáneos de la generación del 50 José Hierro y Blas de Otero, y que heredaron todos, fundamentalmente, de don Antonio Machado y César Vallejo. Gatell veló armas en esa épica de lo cotidiano, como la llamaba Félix Grande, que tejió con hilo rojo la urdimbre de todas las soledades de posguerra, reuniéndolas, para recomponer así el rostro de una España desfigurada, huérfana de casi todo. Porque, a pesar de lo vivido –nos decía hacia el final de aquella tarde–, “el pesimismo es una forma de rendición”.
Al escritor Eduardo Moga le dijo en 2001, cuando éste quiso saber cómo había podido pasar más de 30 años sin publicar otro libro de poemas (desde aquel 1969), que “tenía que trabajar para vivir”: en todo ese tiempo, hasta su recuperación poética por parte de Manuel Rico y la editorial Bartleby, llegado ya el siglo XXI, se había dedicado fundamentalmente a la literatura infantil y el doblaje (uno de los datos que más suelen contarse es que fue la responsable de la adaptación española de la serie Heidi; al perro le llamó Niebla en homenaje al que un día siguió a Neruda por las calles madrileñas en plena guerra, que se quedaría Alberti, y que desaparecería poco después). También fue militante del Partido Socialista durante muchos años, hasta su muerte.
Pero no parece un argumento suficiente, el del trabajo y la vida cotidiana: no dejó nunca de escribir (para alguien como ella, sería como respirar). Y podría aventurarse que su distanciamiento del mundo editorial tuviera más que ver con un voluntario paso atrás; a que, en más de una ocasión, la modernidad y quienes establecen en cada época qué es lo que hay que leer le quitaran las ganas. Pero para nuestra fortuna ahí están hoy, en las librerías, muchos de sus títulos como poeta (Noticia del tiempo -2004-, Cenizas en los labios -2011-, La oscura voz del cisne -2015-; todos en Bartleby) y como antóloga (Mujer que soy - La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta -2007-, Con Vietnam, recuperada en 2016). Quizás en los próximos tiempos conozcamos muchos más versos escondidos hasta ahora.
Insistía en que se habían “cargado” su vida, aquellos que trataron de encarcelarla, de censurarla, de darle órdenes o de comprarla. Pero si ya es un éxito sobrevivir, hacerlo hasta los 90 años siendo fiel a la propia vida debe de ser el mayor de todos.
A pesar, sí, de
todo lo ya sufrido y lo que aún quedaba
por sufrir en el mapa del futuro,
trazado en la tristeza azul de las pizarras.


Autor: Miguel Ángel Ortega Lucas Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza (ficha policial). 

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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
La globalización ha muerto, de Álvaro García Linera 




marzo 31, 2017

España es el primer país europeo que aparece en el Índice Mundial de Miseria (WMI, por su sigla en inglés), de Pelayo Martín

España es el primer país europeo que aparece en el Índice Mundial de Miseria (WMI, por su sigla en inglés), estudio que valora la situación de 109 países. El Índice Mundial de Miseria, que ensombrece la Marca España, se une a los tres informes publicados la semana pasada sobre la pobreza, que señalan directamente al Gobierno de Mariano Rajoy. Desde @unicef_es, Cáritas y @OxfamIntermon ponen el dedo en la llaga sobre la penuria que afecta a millones de españoles. Por ejemplo, revelaron que un total de 11 millones 746 mil personas están excluidas o el hecho de que "las tres personas más adineradas de España tienen una riqueza equivalente a más del doble del 20 por ciento de los más pobres". Los autores sostuvieron que es innegable que las políticas de austeridad generan desigualdad, pobreza y exclusión.


La estancia de la vicepresidenta, de 73 metros cuadrados, atesora en su interior muebles del siglo XIX que podrían valorarse en más de 70.000 euros. elespanol.com - 3/3/2017
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
'Ante el saqueo de la mafia, justicia social y democracia': la Coordinadora 25S prepara su manifestación, sábado 1 de abril 19h.



Los españoles, en contra de lo que dice la propaganda patriotera, somos una raza de cobardes... , de Pelayo Martín

COPIADO de la pág. de fb. de Pelayo Martín el 1/3/2017

En términos generales, este no es el país que nos contaron, esta no es la cuna de los valientes y honestos hijos de Don Pelayo y Viriato... esto es un experimento genético dirigido por una inteligencia desconocida y algo sádica. Los españoles, en contra de lo que dice la propaganda patriotera, somos una raza de cobardes... pero no de unos cobardes de medio pelo, sino más bien la concienzuda y milenaria selección que la historia ha realizado entre nuestros ya miserables antepasados.
Somos el país que más veces ha separado el grano de la paja, somos los españoles los que más guerras civiles hemos sufrido, somos expertos en expulsar y exterminar al valiente y honesto... y hacer prevalecer al apocado, al ruin, al embustero, al servil, y al despreciable.
Expulsamos al judío y al árabe que no renegó de su naturaleza... y nos quedamos con los sumisos.
Partieron a las Américas los más valientes, los intrépidos, los osados, los criollos que no volvieron, los que hicieron revoluciones y soñaron con ser libres... y quedaron aquí los pesebreros, los mezquinos, los cortesanos, los reyes y las deformaciones que llamaban hijos.
En nuestras innumerables guerras murieron los comprometidos (confundidos o no), los honestos, los que entregaron la vida por sus principios (legítimos o no), los que antepusieron su mundo soñado a sus intereses y los de sus familias... y sobrevivieron los traidores, los canallas, los especuladores, los sin entrañas, y los parásitos...
Y gracias a esa constante selección natural (salvo muy raras excepciones) nacemos como somos... y de entre nosotros triunfan los peores... y de entre los peores de entre nosotros... nacen los que nos gobiernan... los que nos llevan y dirigen.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
La represión y las luchas por la memoria en Argentina y España



marzo 30, 2017

8 cualidades de las personas verdaderamente cultas (según Antón Chéjov)

Ser culto, una cualidad que puede ser polémica y aun peyorativa, pertenece sin embargo a un modo de ser y estar en el mundo que naturalmente nos hace más buenos, mejores, más humanos, o al menos así es como lo entendió el gran escritor ruso Antón Chéjov. Por: pijamasurf - 3/30/2013 http://pijamasurf.com/2013/03/8-cualidades-de-las-personas-verdaderamente-cultas-segun-anton-chejov/

chejov
Hay un concepto de cultura que nos remite de inmediato al humanismo del Renacimiento y probablemente al progreso de la Ilustración, esa idea que probablemente tenga raíces un tanto más remotas (pero no tanto) y la cual entiende la cultura como el conocimiento que cultiva y engrandece, que nos da más recursos para entender nuestro mundo pero también ―en un sentido moral, que lejos de ser censurable, merece, por el contrario, alentarse― nos vuelve ipso facto más compasivos, más humanos.
Por desgracia, sabemos bien que el mundo está más o menos poblado de personas que fundamentan cierta ilusoria superioridad en la cultura que poseen. “Listillos”, los llama Irvine Welsh en varias de sus novelas, ironizando en torno a ese tipo de comportamiento en que, según sea la ocasión y el entorno, toma la forma de la arrogancia, el desdén y en general el desprecio por todos aquellos que no se encuentren a la par de las lecturas hechas, las películas vistas, la música escuchada, los países visitados y un amplio aunque paradójicamente limitado etcétera.
¿Qué significa ser culto? Quizá, en última instancia, nada de eso, al menos no si nos inclinamos por esa tradición del pensamiento que no teme combinar conocimiento y moral para que ambos formen mejores personas. En algún punto de nuestra cartografía personal, leer una o diez novelas está o debería estar conectado con nuestra capacidad para prestar algún tipo de ayuda a un desconocido en la calle. ¿Podemos escuchar una pieza de Bach, quedar arrobados por su belleza, sentir que gracias a Bach la vida vale la pena ser vivida y, aun así, no actuar en consecuencia y, digamos, ser capaces de cuidar de una planta y regarla todas las mañanas? Hasta cierto punto, algo tiene de condenable e hipócrita el sibarita estéril que dice amar la belleza y sin embargo no hace nada para asegurar su presencia y persistencia en este mundo. “Belleza más piedad: eso es lo más cerca que podemos llegar a una definición de arte. Donde hay belleza hay piedad, por la simple razón de que la belleza debe morir”, dijo alguna vez Vladimir Nabokov.
La lista que presentamos a continuación enumera las 8 cualidades que, según el gran escritor ruso Antón Chéjov, distinguen a una persona verdadera, auténticamente culta, alguien que de algún modo ha comprendido que la sapiencia es tal cuando enaltece pero no ensoberbece, cuando nos distingue de los demás pero no nos pone, en modo alguno, por encima de nadie.
Los puntos provienen de una carta que un joven Antón de 26 años escribió a su hermano Nikolai cuando éste tenía 28 y comenzaba a ganar fama como pintor en la capital rusa. Fechada en Moscú en 1886, la misiva pretende ser una serie de consejos para un artista incipiente que, según el modelo romántico, se quejaba de que nadie lo entendía. “La gente te entiende perfectamente bien. Si tú no te entiendes a ti mismo, no es culpa de ellos”, le escribió entonces Chéjov, en un tono recriminatorio, pero también totalmente lúcido y, lo más importante, coherente.
Se trata, en suma, de un documento que vale la pena conocer y reflexionar, confrontar con nuestras propias actitudes y preguntarnos en qué medida convertimos lo que sabemos en acciones que hacen bien a nuestro mundo ―nuestro pequeño, íntimo mundo.

1. Respetan la personalidad humana y, por lo mismo, son siempre amables, gentiles, educados y dispuestos a ceder ante los otros. No hacen fila por un martillo o una pieza perdida de caucho indio. Si viven con alguien a quien no consideran favorable y lo dejan, no dicen “nadie podría vivir contigo”. Perdonan el ruido y la carne seca y fría y las ocurrencias y la presencia de extraños en sus hogares.
2. Tienen simpatía no sólo por los mendigos y los gatos. Les duele el corazón por aquello que sus ojos no ven. Se levantan en la noche para ayudar a P. […], para pagar la universidad de los hermanos y comprar ropa a su madre.
3. Respetan la propiedad de otros y, en consecuencia, pagan sus deudas.
4. Son sinceros y temen a la mentira como al fuego. No mienten incluso en pequeñas cosas. Una mentira significa insultar a quien escucha y ponerlo en una posición más baja a ojos de quien habla. No aparentan: se comportan en la calle como en su casa y no presumen ante sus camaradas más humildes. No son proclives a balbucear ni obligan la confidencia impertinente de los otros. Por respeto a los oídos de otros, callan más frecuentemente de lo que hablan.
5. No se menosprecian por despertar compasión. No tensan las cuerdas de los corazones de los demás para que los otros giman y hagan algo (o mucho) por ellos. No dicen “Soy un incomprendido” o “Me he vuelto de segunda mano” porque todo eso es perseguir un efecto simplón, es vulgar, rancio, falso…
6. No tiene vanidad superflua. No se preocupan por esos falsos diamantes conocidos como celebridades, por estrechar la mano del ebrio P.*, por escuchar los arrebatos de un espectador extraviado en un espectáculo de imágenes, o ser reconocido en las tabernas. […] Si ganan unos centavos, no se pavonean como si estos valieran cientos de rublos, y no alardean de poder entrar donde otros no son admitidos. […] Los verdaderamente talentosos siempre se mantienen en las sombras entre la muchedumbre, tan lejos como sea posible del reconocimiento. Incluso Krylov** dijo que el barril vacío da un eco más sonoro que el lleno.
7. Si tienen un talento, lo respetan. Le sacrifican el descanso, las mujeres, el vino, la vanidad […]. Se sienten orgullosos de su talento […]. Además, son fastidiosos.
8. Desarrollan para sí la intuición estética. No pueden ir a dormir con la misma ropa, ven las grietas de las paredes llenas de insectos, respiran un mal aire, caminan en el piso recién escupido, cocinan sus alimentos sobre una estufa de aceite. Pretenden tanto como sea posible contener y ennoblecer el instinto sexual. […] Lo que quieren en una mujer no es una compañera de cama. […] No piden inteligencia ahí donde se manifiesta la mentira constante. Quieren, especialmente si son artistas, frescura, elegancia, humanidad, la capacidad de la maternidad. […]. No tragan vodka a todas horas, día y noche, no huelen los armarios porque no son cerdos y saben que no lo son. Beben sólo estando libres y en ocasión […]. Porque ellos quieren mens sana in corpore sano [“mente sana en cuerpo sano”].

Y así sucesivamente. Así es como son las personas cultas. Para ser culto y no quedar atrás, no es suficiente con haber leído Los papeles del club Pickwick o haber memorizado el monólogo de Fausto […]. Lo que necesitas es trabajar constantemente, día y noche, leer constantemente, estudiar, voluntad […]. Cada hora es preciosa para ti […]. Ven con nosotros, tira la botella de vodka, descansa y lee… Turgenev, si quieres, a quien además no has leído.
Tienes que deshacerte de tu vanidad, ya no eres un niño… pronto tendrás treinta.
¡Es tiempo!
Te espero… Todos nosotros te esperamos.
[Rúbrica]


Productos locales: los más seguros

Un estudio reciente refleja que la presencia de residuos en los productos vegetales frescos de importación es mayor que en los artículos locales. 30/dic/16 
Vanesa Luis Ravelo  http://eldia.es/canarias/2016-12-30/8-Productos-locales-seguros-Menos-plaguicidas-aunque-peor-utilizados.htm

En los últimos años ha surgido un movimiento social para promover "lo local", lo hecho "mas natural". Gracias a la nueva era de la comunicación en tiempo real, este movimiento se ha fortalecido al evidenciar y denunciar productos dañinos al medio ambiente y a la salud.
Se ha despertado el interés por leer las etiquetas y cuestionar de dónde viene el producto o de qué esta hecho. Y si hay algo claro es que el consumo de productos locales contribuye a mantener y desarrollar la economía de la zona, el tejido social que lo envuelve, y a preservar el medio ambiente.
Un estudio reciente, PERVEMAC, sobre la presencia de residuos de productos fitosanitarios y micotoxinas en los productos vegetales que se consumen en el ámbito geográfico de la Macaronesia, ha dado como resultado que la presencia de residuos en los productos vegetales frescos de importación es mayor que en los productos locales.
PERVEMAC es un proyecto de cooperación en investigación y desarrollo, financiado con fondos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), que se construye sobre un amplio y exhaustivo -como no se ha realizado anteriormente en la región- programa de monitorización de residuos de productos fitosanitarios (plaguicidas) y micotoxinas en los productos vegetales (frutas hortalizas y cereales) que se consumen en la Macaronesia, bien sean de origen local (agricultura) o bien de origen externo (importación), tomando muestras que fueron objeto de análisis en puntos de venta directa al consumidor.
Con los resultados de los análisis de residuos se realizó una evaluación de la ingesta e impacto en la salud, que aportó una estimación de aquellos riesgos en materia de salubridad alimentaria a los que está expuesta la población.
A lo largo de un año completo de muestreo, se realizaron análisis a 1.260 muestras de frutas y hortalizas, 866 procedentes de Canarias, 179 de Madeira y 215 de Cabo Verde.
En cada una de las muestras de Canarias se analizaron un total de 140 plaguicidas diferentes en el laboratorio de residuos del departamento de análisis ambiental del Instituto Tecnológico de Canarias.
Los resultados obtenidos en los tres archipiélagos han sido similares: mayor presencia de residuos de plaguicidas en los productos de importación respecto a los artículos de la agricultura local.
Para el caso de Canarias los resultados obtenidos son los más concluyentes. Marcan evidentes diferencias entre el producto local y el de importación. Atendiendo a la generalidad de las muestras y entrando únicamente a distinguir entre el producto local y el de importación, encontramos que la presencia de residuos de plaguicidas es mayor en productos de importación que en los locales: en los productos de importación la presencia promedio de residuos de plaguicidas es de 2,31 residuos por cada muestra, mientras que en los locales es de 1,38 residuos.
Para el conjunto del proyecto, el promedio de residuos de plaguicidas en las frutas y hortalizas consumidas en Canarias es de 1,72 residuos por cada muestra, cifra que está dentro de los intervalos de presencia de residuos que se encuentran en los resultados del Programa Coordinado Europeo que marcan un límite de 2,00 residuos de plaguicidas por muestra como promedio.
Las conclusiones definitivas que arroja el proyecto PERMEVAC demuestran que el consumo de producto local no sólo tiene las ventajas ya conocidas de cercanía (menos emisiones por transporte, más sostenibilidad), frescura y calidad (el producto madura en planta), sino que además es un producto más seguro en lo que a residuos de plaguicidas se refiere, al menos atendiendo a la cantidad de residuos.
Con el fin de garantizar que la utilización de las sustancias químicas es segura para los consumidores, se establecen los Límites Máximos de Residuos (LMR) marcados por la UE.
Es importante destacar que estos LMR no son límites toxicológicos, sino que son límites toxicológicamente aceptables, basados en una buena práctica agrícola y que representan la cantidad máxima de un residuo que es posible encontrar en un producto alimentario de origen vegetal, como consecuencia del uso legal y racional de ese plaguicida evaluado.
En Pervemac también se han estudiado las violaciones de estos LMR en los archipiélagos de la Macaronesia, encontrándose una tendencia justo a la inversa: más violaciones de los LMR en el producto local respecto al producto de importación. La explicación de este resultado es obvia, en el producto local se emplean menos productos pero se utilizan peor, con menor rigor.
En el caso de Canarias, las parcelas agrícolas están muy atomizadas. A este condicionante se suma la convivencia de varios cultivos diferentes a la vez, o la rotación en una misma parcela de varios cultivos durante un periodo anual. El agricultor utiliza el mismo producto que le resulta eficaz para combatir determinada plaga en un cultivo y en otro (por ejemplo pimiento y berenjena). A pesar de estar autorizado, desconoce que no lo está para ser utilizado en todos sus cultivos, produciéndose la violación del LMR.
El estudio refleja la necesidad de aportar mayor formación y asistencia técnica al agricultor en el uso de productos fitosanitarios, para no incurrir en usos no autorizados, aunque nunca intencionados.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Ni olvido ni perdón




marzo 29, 2017

Los intereses de una clase económicamente dominante nunca van desnudos.

Compañia Argentina De Teatro Libertario
 13 de enero ·

TEXTO: Los intereses de una clase económicamente dominante nunca van desnudos. Se encuentran envueltos en la bandera, fortificados por la Ley, protegidos por la policía, nutridos por los medios, enseñados en las escuelas y bendecidos por la Iglesia.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
La despoblación aumenta: media España cabe en medio Madrid




Marzo del 39, la lluvia, la tristeza... de Marisa Peña

COPIADO de la pág. de fb de Marisa Peña, el 1/3/2017 
Marzo del 39, la lluvia, la tristeza... En mi familia, como en tantas otras familias de vencidos tras la guerra incivil que provocó aquel golpe de estado, en marzo del 39 comenzó un largo invierno, una "larga noche de piedra" de la que muchos (como mi abuelo y mis bisabuelos) ya no pudieron despertar. Y ahora me pregunto si realmente hemos despertado o simplemente nos cambiaron un poco el escenario para seguir representando su papel. El terrible genocidio al que se sometió a todos los que habían formado parte de los instrumentos representativos del pueblo (sindicatos, partidos políticos de izquierda, grupos culturales, casas del pueblo, ateneos, etc) no dejó más que un yermo panorama para la reconstrucción y la recuperación de la democracia tras la muerte del dictador. Diezmados, despojados, divididos, reprimidos y pisoteados, tampoco se contó realmente con ellos, los pocos que aún quedaban, cuando hubo que retomar lo perdido. Yo, como mi abuela, sigo pensando que todo quedó allí parado, atrapado en un tiempo al que nadie se atrevió a volver. Todo cuanto ocurre es fruto de nuestra historia, de aquel marzo, de aquella lluvia, de aquella tristeza, y de todo el silencio, el miedo, la muerte y la venganza que se impusieron por doquier y enfangaron la tierra para siempre.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
Podemos y lo nuevo en la política, de Fernando Broncano 



Para ganar la Lucha de Clases hemos creado distintas clases entre los Pobres...

Fidel Guevara Chavez ATENTAMENTE, EL CAPITALISMO: en En Cadiz Capital. 30/1/2017

TEXTO: Para ganar la Lucha de Clases hemos creado distintas clases entre los Pobres.
Estupendo, pero no hay que bajar la guardia. Ahora, sigan troceando la pobreza.

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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
El Cenajo, otro pantano construido por esclavos del régimen



marzo 28, 2017

Vuelta a casa. Refugio Meicín-Tuiza-León, 19/3/2017

Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Lo copiado aparece "entrecomillado". Crónica anterior http://paqquita.blogspot.com.es/2017/03/cornisa-cant-bajada-pena-ubina-via.html


77.- Domingo, mañana. Cuatro perros al sol, de los guardas.


78.- Grupo preparando la salida. La quinta, perra, madre de dos pequeños, negros.


 79.- A dcha. de anterior. La Peña Fontán Sur (2412 m)


 80.- Foto de Juanjo. Día previo. Peña Cerreos


81.- Foto de Juanjo. Tomada p/voluntario. Los 8. Alto Terreros+Peña Cerreos, izda.


82.- Grupo familiar: padre, con alforja, madre y dos pequeños + perro blanco con alforja


83.- Bajando: los perros y dos guardeses hombres (Cristian y ¿ )


84.- Peña Ubiña (2411 m) y Peña Fontán Sur. En el suelo Narcissus asturiensis


85.- Tomada el día de ida al refugio.

Caseta de piedra, quizás en desuso.
A dcha. senda, sentido bajada.

De interés sobre el territorio https://www.asturnatura.com/naturaleza/parque-natural-de-las-ubinas-la-mesa.html


86.- Continuación macizo, a izda., en bajada. Parque natural de Las Ubiñas-La Mesa


87.- Más abajo. Muro de piedra, aquí y más allá. Tina, Juanjo y Blas.

88.- Carteles indicación caminos.
En salida Tuiza. Refugio Meicín, izda.
Vuelta Valle Xomezana/Jomezana y Puertos de Agüeria /Lindes, dcha.

* El domingo, desayunamos sin prisas y nos bajamos al pueblo.
En el apcto. nos despedimos de los ocupantes del otro coche, que marchan directamente a Madrid. Nosotros... ya veremos lo que hacemos.


89.- Tomada el día de ida al refugio. Duchas estoicas, en apcto. Ovejas en prado.


90.-  Tomada día ida refugio. La Mesa, enfrente Parque natural de Las Ubiñas-La Mesa


91.- Foto de Juanjo. Fondo anterior ampliado. La Mesa, a dcha.


92.- Catedral de León. Fachada principal. Tina y Geir.

* De bajada a Campomanes, se me ocurre que podíamos hacer un recorrido distinto de vuelta a Madrid; por ejemplo, pasar por el puerto de Pajares
Como desembocamos directos a León, aprovechamos para hacer visita gastrocervecultural.

"La catedral de León es conocida sobre todo por llevar al extremo la «desmaterialización» del arte gótico, es decir, la reducción de los muros a su mínima expresión para ser sustituidos por vitrales coloreados, constituyendo una de las mayores colecciones de vidrieras medievales del mundo"
 

93.- Catedral de León. Puerta Sur.

Blas, Geir y Tina







94.- Palacio arzobispal. Embellecedor cerradura.


94.- Zona de encuentro ciudadano. Cántabros.



95.- Ambas fachadas

* En la catedral no entramos, está atascada de gente. Acaban de desembarcar 4 mil cántabros en la capital, luciendo sus mejores galas: bufanda verde de su equipo y camisetas a juego. Caminamos bajo la guía de Geir y Tina, que estuvieron pocos meses antes, y preguntamos a un nativo dónde tomar algo de interés. Después de tomarse su tiempo, menciona, entre tres posibles, Los Cazurros. Reconocemos el nombre al pasar cerca y allí nos metemos. Está concurrido  y bien.



96.- Tirador puerta. Forma lagarto. Cerca de anterior

PAQUITA
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
Cinco claves para enfrentar a las empresas transnacionales 

 

Los países pobres financian a los ricos




marzo 27, 2017

Cornisa Cantª. Bajada Peña Ubiña. Vía Normal Leonesa y variante. Club Montaña Getafe, 18/3/2017

Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Lo copiado aparece "entrecomillado". Crónica subida d.d. http://paqquita.blogspot.com.es/2017/03/cornisa-cantabrica-pena-ubina-via.html


43.- Megi, en paso que cruzaremos.


44.- Desde posición anterior, mirada a izda. Tirso, bajando corredor mencionado antes


45.- Tirso, en mí posición anterior. Corredor detrás, cruza por ángulo inferior izdo.


46.- Megi en mismo paso de foto 43. También Juanjo. Peña Ubiña Pequeña, izda.


47.- Vista al otro lado del paso. Peña Ubiña Pequeña, al frente.


48.- Caminando por ladera izda. de foto anterior. Tirso y Megi.


49.- Foto de Juanjo. En imagen: yo = Paquita, echando foto 48.


50.- Llegando a siguiente paso, visto en foto 47.


51.- Este paso, para más detalle.


52.- Y otro paso, más adelante. En imagen: Juanjo.


53.- A dcha., más abajo. Megi, abajo de la canal. Punto de separación.

* Tras fraccionarnos en dos grupos, vamos enlazando una pendiente con otra. No hay problema. En un paso que parece delicado, Megi decide bajar la canal previa, para estudiar el asunto. Desde abajo nos dice que se va a quitar los crampones y que le llevará algo de tiempo. Eso entendí. Damos por hecho, salvo Tirso, que continuará por roca. Bajamos el paso, desechado inicialmente, ayudados de la cuerda que lleva Juanjo.


54.- Juanjo, colocando su cuerda, para asegurar la bajada. Paso de foto 52.


55.- Mirada atrás. Paso cruzado, a dcha.


56.- Siguiente canal bajada. En la cuerda: Tirso. Aquí: Juanjo.

57.- Arriba de corredor: Megía

* Transcurrido un tiempo, escuchamos unas voces. Es Megía, al que hemos dejado solo.
Menos mal que él es el experto.









58.- Otra pendiente con nieve, asegurada con cuerda. Arriba: Megi y Juanjo.








59.- Misma pendiente.

Los mismos bajando.






60.- Mirando hacia abajo, desde posición anterior.


61.- Tirso bajando canal izda. de foto anterior. Sentado en la roca: Juanjo.



62.- Misma canal, vista desde abajo.

Juanjo, recogiendo la cuerda.

* Por suerte, pudimos rodear las rocas, sin necesidad de bajar hasta el Collado de Ronzón.
Llegados al último de los pasos, un minicollado, encontramos un hito y vemos a los otros de nuestro grupo, casi a nuestra altura, bajando por la nieve.
Y nosotros, alguien lo mencionó, pensando que ya estarían en el refugio.
Son las 14h. 30´. Ha transcurrido hora y 45´ del inicio bajada.

63.- Desde mi posición anterior, mirando a dcha. Megi en paso a cruzar, Tirso en camino.


64.- Desde posición anterior de Tirso, mirando atrás. Juanjo.


65.- Contacto visual con grupo de ruta normal. En la nieve: Blas y Geir.


66.- A dcha. de anterior. Corredor, camiseta verde fluorescente, baja tras Blas. Peña Cerreos, centro. Fondo: Picos de Europa


67.- Variedad de narciso, para mí desconocida.
Narcissus asturiensis

* Juntos ya, nos cuentan que su bajada no ha sido sencilla. Han tenido que colocarse y quitarse los crampones en dos ocasiones, en que había que cruzar palas de nieve.
Cerca de la valla del Alto de Terreros, se han sentado a descansar. Hacemos lo propio. La tomada por ellos es la vía Normal Leonesa. Nosotros hemos hecho una variante.
A la media hora caminamos de nuevo.


68.- Blas. Otros por delante, 2 ajenos. Peña Cerreos ( 2101 m) al frente.


69.- Canchal. Grupo descansando. Cerca ganado. Otros. Vega del Meicín, abajo.


70.- Tras sortear la cerca, bajando.


71.- Más abajo. El que faltaba.


72.- A dcha. de anterior. Seis haciendo prácticas de autodetención en hielo/nieve.


73.- Llegando al refugio del Meicín. Dos perretes, junto al medidor de viento.


74.- Tenemos visita.

* Éramos pocos y...
Se ha incorporado un montón de gente este sábado. También ha venido Tania, la guardesa. Ayer se encontraba mal.
Son las 16h. 15´
Hemos tardado 3h. 30´en subir y 3h. en bajar.


75.- Foto de Juanjo. Posando: Tina, Tirso, Paquita, Abel y Geir.


76.- Foto de Juanjo. Caminando en la noche estrellada ¡ con linternas ! Alto de Terreros


Crónica siguiente http://paqquita.blogspot.com.es/2017/03/vuelta-casa-refugio-meicin-tuiza-leon.html

PAQUITA
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Public. nº 2000. PERÚ. MARIO VARGAS LLOSA: EL ENCUBRIDOR DE LA MASACRE DE UCHURACCAY

 

De la batalla del Jarama a la II Guerra Mundial