DECLARACIÓN de INTENCIONES: Dirigida a aquellos Lectores Potenciales que, al entrar en la lectura de estas Mis Criaturas, sientan que no les gusta y ni siquiera les divierte. Abandonen de inmediato. Estas páginas están concebidas para Mi Memoria, mi Divertimento y el de Unos Pocos. Si tú no estás en este segundo grupo, yo no soy la persona adecuada para ti, deja esto y date una vuelta; seguro hallarás lo que buscas *** VER http://perrosflautadelmundo.blogspot.com.es/
" A una primavera seca siempre le sucederá
un verano fatal. Las olas de calor son letales. Según la OMS, la que
atravesó Europa en 2003 mató al menos a 35.000 personas, pero hay
estudios que elevan la cifra a 70.000. La de 2010 en Moscú mató 10.000
personas; la de Chicago en el 75 mató al menos a 700. Una diferencia de
medio grado no sólo produce insolaciones y deshidratación, también
provoca fuegos e inundaciones. El efecto de la temperatura no es
aritmético sino exponencial.
El ser humano es capaz de tolerar temperaturas siempre que no se alejen mucho de los 37 grados. Tras analizar las muertes provocadas por 783 olas de calor en 164 ciudades a lo largo de 30 años, el biólogo colombiano Camilo Mora de la Universidad de Hawai publicó en la revista Nature que el 30% de la población mundial está ya expuesto a condiciones climáticas letales durante al menos 20 días al año.
Según sus proyecciones, si seguimos
funcionando como hasta ahora, en 2100 será el 74% de la población
mundial el que tenga que sobrevivir a temperaturas letales. Si cumplimos
los acuerdos de París y reducimos las emisiones tóxicas drásticamente,
será “solo” un 48%. Estamos entre Guatemala y Guatepeor, pero es mucho
mejor Guatemala. Sin embargo, mantenemos el sistema económico que lleva
derecho a Guatepeor."
" Si la temperatura sube los dos famosos grados,
la mayor parte del sur de España y de la cuenca mediterránea será
desierto. Un informe del Ministerio de Medio Ambiente dice que el 80% de España corre el riesgo de convertirse en desierto a lo largo de este siglo.
Después del fuego y la desertización,
llegan las inundaciones. Parece contraintuitivo, pero la sequía es un
trastorno bipolar cuya cara opuesta son las grandes precipitaciones, que
erosionan los montes castigados por la explotación intensiva y arrasan
las ciudades sin árboles," colonizadas por el cemento. El suelo sin
árboles no absorbe bien el agua, convirtiendo esas tormentas en
inundación. El escenario es apocalíptico. Solo puede ir a peor."
" la temperatura y la sequedad
de las ciudades ha empeorado dramáticamente por la tala de los árboles,
que proporcionan sombra y evitan que el sol golpee el suelo con
demasiada intensidad, provocando la evaporación de agua. También
mantienen la humedad ambiental expulsando agua a la atmósfera a través
de sus hojas. La humedad contribuye a la formación de nubes y a la
lluvia, que a su vez contribuye a que haya más vegetación, bajando la
temperatura y reduciendo las emisiones de dióxido de carbono. En ciudades como Madrid, miles de árboles han sido
arrancados en los últimos 30 años en favor de los coches. Una población asfixiada
ha integrado el uso de aire acondicionado en hogares, oficinas y en los
propios coches, combatiendo el calor con tecnologías que contribuyen a
empeorarlo."
"El exceso de cultivo intensivo y de
pozos ilegales que están desecando las marismas, un plan para
profundizar el cauce del Guadalquivir que podría salinizar los
humedales, otro plan para reactivar la mina de Aznalcóllar que contaminó
las aguas de la zona hace unos años y la cesión de tierras contiguas al
parque -DOÑANA- como almacén de Gas Natural, son los focos principales de una
pira que puede convertirse en funeraria si nadie hace nada por evitarlo."
"El eucalipto, árbol australiano, es una especie
foránea que crece rápidamente y consume una gran cantidad de agua,
acabando con la vegetación y la diversidad y favoreciendo la erosión
rasante. El eucalipto es una especie pirófita: no solo
genera un entorno que favorece los incendios y sobrevive a ellos, sino
que los utiliza como método de expansión. Según los
datos de la Consellería de Medio Rural, en Galicia hay hoy unas 425.000 hectáreas de eucaliptos,
un 76 por ciento más de lo que había planificado en 1992. El km 7,5 de la
Nacional 236 portuguesa donde murieron más de 30 personas el pasado
junio estaba rodeado de eucalipto, incluyendo el camino cortafuegos y
los eucaliptos silvestres que lleNaban la cuneta. En un país diezmado
por los recortes resulta imposible controlar su expansión. Según el Centro de
Investigación y Documentación del Eucalipto (CIDEU), casi la mitad están
en Andalucía, un tercio en Galicia y el resto se reparte entre
Extremadura y la Cornisa Cantábrica. "
" es fundamental la limpieza del monte, el trabajo
que los expertos apuntan como clave para la contención de incendios, y
que ha sido descuidado con la industrialización de la agricultura y la
ganadería, y el éxodo rural. Además, tampoco hay cultivos
alrededor de los pueblos, que protegían mucho contra los incendios".
"sobre todo, hace falta que las
administraciones cumplan la Ley de Transparencia y faciliten a todo
aquel que así lo requiera toda la información pertinente acerca de la
temperatura, la humedad, el consumo de recursos por parte de las
empresas, el estado de las cuencas fluviales, el desarrollo de las
explotaciones agrícolas, ganaderas y madereras, los proyectos de
extracción de gas, la gestión del monte y cualquier aspecto que facilite
la gestión del problema más grave al que nos enfrentamos todos. Cuantos
más ojos y manos haya buscando soluciones, mejor para todos. " ..............................................................................
La mejor investigación actualmente disponible
estima que hay más de 150 millones de toneladas de plásticos en el
océano hoy en día. Joaquín Cotta25 de Mayo de 2017
The plastic plague. Foto: Jason Childs
La producción y la dependencia de plásticos ha aumentado a un ritmo asombroso en los últimos 50 años.
“En
1964 se produjeron 15 millones de toneladas de plástico para embalaje
en todo el mundo. Para 2014, ese número había aumentado a 311 toneladas
en un año, lo que debería duplicarse en sólo otros 20 años”.
Los
aspectos positivos, en un sentido económico, son enormes. Los envases
plásticos preservan nuestros alimentos, reduciendo el desperdicio de
productos o carnes, prolongando la vida útil de los estantes y haciendo
que el transporte de mercancías sea mucho más eficiente.
Pero el precio de la comodidad se está acercando rápidamente a un punto de inflexión para nuestro planeta, ya que casi el 100% del material de empaque que la gente usa hoy en día sólo nos sirve una vez antes de convertirse en desechos en sí.
Y en el sentido literal de la palabra, del precio, que equivale a tanto
como 120 mil millones de dólares de plásticos anualmente.
Este
número asombroso viene como resultado del estudio The New Plastics
Economy: Replanteando el futuro de los plásticos, un informe que muestra
nuestra necesidad de mirar la “economía del plástico después versus el
uso del mundo.”
¿Reciclar? Mientras
que es una práctica algo normal para muchos, el verdadero sentido es
que es altamente ineficaz, porque resulta que sólo el 14% de los envases
de plástico se recolectan para reciclar, además sólo el 5% se retiene
para un segundo uso después de los arduos pasos de clasificación y
reprocesamiento.
Por
lo tanto, nuestros plásticos de un solo uso, especialmente cuando se
trata de envasado, son un problema masivo que no se resuelve simplemente
haciendo un esfuerzo para separar tus residuos de plástico del resto de
la basura en el hogar.
El
informe está pidiendo un cambio global poniendo la responsabilidad en
las empresas líderes del mundo, las mentes académicas y los innovadores
que pueden crear a gran escala “moon shot” innovaciones.
La
alternativa “o bien”, sugieren, es que a este ritmo el océano tendrá
más plástico que pescado para el año 2050. En este momento 8 millones de
toneladas de plástico se filtran al océano cada año, lo que equivale a
un camión de basura Lleno de plástico que se vierte en el océano cada
minuto.
Sin acción significativa, ese número aumentará a cuatro por minuto:
“La
mejor investigación actualmente disponible estima que hay más de 150
millones de toneladas de plásticos en el océano hoy en día”, dice el
estudio.
“En
un escenario normal, se espera que el océano contenga 1 tonelada de
plástico por cada 3 toneladas de pescado para 2025, y para 2050, más
plásticos que pescado (en peso)”.
Las
soluciones descritas en The New Plastics Economy se basan en gran
medida en los principios de una economía circular. Un esfuerzo afirmado
para reutilizar más plásticos sería provocado por las empresas que están
incentivadas a hacerlo, reduciendo la necesidad de producir nuevos
plásticos, así como reducir las fugas.
El
coste podría ser compensado, argumentan, aumentando la reutilización en
los plásticos de negocio a negocio – lo que significa que los recursos
adicionales necesarios para intensificar los esfuerzos de reutilización
serían ganados de vuelta por los ahorros de costos sustanciales en el
embalaje.
Entonces,
¿dónde comienza esta nueva economía de los plásticos? Resulta que los
Estados Unidos, Europa y Asia se combinan para representar el 85% de la
producción mundial de plásticos, por lo que probablemente sería un buen
comienzo.
Mientras
tanto, el informe señala que más del 80% de la fuga total de plásticos
en el océano, proviene de un puñado de lugares concretos, los números
son todos sorprendentes.
The
New Plastics Economy no se enfoca en una innovación o tecnología
innovadora para cambiarlo todo, es una conversación interesante comenzar
antes de que terminemos con más plásticos en el océano que los peces.
(Fuente: The Inertia)
Joaquín Cotta es director instructor de La Madrileña de Surf (1ª Escuela de Surf de Madrid).
Diplomado
en Ciencias Empresariales y licenciado en Publicidad y Relaciones
Públicas, además es técnico deportivo de surf por la Federación Española
y NSCA-CPT, entre otras calificaciones deportivas. Emprendedor e
innovador, promotor del surf dentro y fuera de la capital.
El año pasado falleció por esta misma causa un operario. CCOO
denuncia que una cuarta parte de las empresas de la construcción
inspeccionadas incumple el convenio colectivoMaría José García / 25 jul 2017 / Sevilla /
Los golpes de calor ya han matado en lo que va de año a cuatro trabajadores en el tajo en Andalucía–uno
en Sevilla y otro en Málaga, en la construcción; y dos en Almería, en
los invernaderos–. Una cifra muchísimo más elevada si se compara con la
del año pasado, cuando falleció un operario por las altas temperaturas
en la provincia de Sevilla. En este caso también en el sector de la
construcción. MÁS EN EL ENLACE .....................................................
El diario británico precisa que el cambio climático y los trasvases han provocado que esté en riesgo de “secarse por completo”
La abogada medioambiental Soledad Gallego afirma que en términos de agua, “España vive más allá de sus posibilidades”
Información de 'The Guardian' sobre el río Tajo -
15/08/2017 http://www.eldiario.es/clm/The-Guardian-hace-colapso-Tajo_0_676132492.html
En el artículo se realiza un recorrido
histórico por su caudal, explicando el inicio del trasvase Tajo-Segura
en su cabecera, alegando que durante la construcción de esta
infraestructura, la cantidad de agua disponible “se calculó
erróneamente” y las sequías cíclicas de España ni siquiera se tuvieron
en cuenta. Así, precisa que actualmente solo existe el 47% de los
recursos hídricos que entonces se previeron y que los dos embalses de
captación, Entrepeñas y Buendía, se encuentran al 11% de su capacidad:
“demasiado escasos para permitir derivaciones”.
"Todos estos problemas derivan del diseño de una
transferencia de agua desde las cabeceras de un río, sobreestimando los
recursos disponibles y uniendo dos áreas con ciclos climáticos
similares", afirma también Nuria Hernández-Mora, miembro de la Fundación
Nueva Cultura del Agua. "Los trasvases solo han servido para crear un
conflicto social y político y convertir el Tajo en uno de los ríos de
peor estado ecológico de la península".
‘The
Guardian’ explica que el Gobierno actual, no obstante, permite
derivaciones de agua en cuanto hay excedente, lo que “hace imposible
almacenar agua para hacer frente a las sequías". Contrapone esta
situación con la Directiva Europea sobre Agua y recuerda el informe que elaboraron los europarlamentarios que visitaron el río, “sumamente crítico” con los continuos incumplimientos.
El diario británico incorpora otras consideraciones de la abogada
medioambiental María Soledad Gallego, criticando que la gestión del agua
en España ha estado motivada por intereses económicos y no por el medio
ambiente. "Un río no es sólo un recurso hídrico, tiene un valor
cultural, social, histórico y estético". Agrega que, en términos de
agua, “España vive más allá de sus posibilidades”, y que la demanda
agrícola en la cuenca del Segura ha estado aumentando durante décadas,
lo que ha provocado la sobreexplotación tanto de las aguas subterráneas
como de las superficiales.
“El agua será siempre un
recurso escaso en España y lo que hay que controlar es la demanda (…) En
el sureste del país, la agricultura se subvenciona en forma de
transferencias de agua. Dependen de que exista un excedente de agua en
otras partes del país y por lo tanto siempre van a tener problemas.
Necesitan vivir con la realidad de lo que las cuencas de Segura y Tajo
pueden ofrecer ", concluye. .....................................................
La memoria de los vencedores de la guerra civil española
ocupa todavía un espacio dominante respecto a la de los vencidos.
Acabada la guerra, los vencedores ajustaron cuentas con los vencidos,
recordándoles durante décadas quiénes eran los patriotas y dónde estaban
los traidores. El franquismo tiene sus lugares de memoria, calles,
monumentos y mártires. De la República y de quienes la defendieron queda
el recuerdo de los supervivientes y de algunos historiadores. Mientras
la dama de Shangai hacía brillar las salas de los cines norteamericanos,
en nuestro país lo que podía verse eran hombres en harapos, niños
sucios, mujeres enlutadas, caminos sin asfaltar y pueblos de miseria.
Fue esta España oscurísima ante la que fotógrafos como los del Grupo AFAL reaccionaron para mostrar los estragos de la guerra; un trabajo de compromiso, cargado de discurso y de lenguaje.
La fotografía de los años cuarenta se caracterizaba por un folklore y
costumbrismo arrodillados ante una ley de prensa que aseguraba que el
periodista fuese un apóstol del pensamiento y de la fe de la nación
recobrada, un digno trabajador al servicio de España. Pero en plena
posguerra hubo gente que mostró fuera de España una realidad que no era
la que la dictadura estaba ofreciendo. Con la apertura de las fronteras,
llegaron a España numerosos fotógrafos, convertidos más tarde en
grandes protagonistas de la historia de la fotografía, como Eugene Smith, Henri Cartier-Bresson, Inge Morath, Elliott Erwitt, Robert Frank o Herbert List, entre otros.
“Saura aborda sus fotografías desde una perspectiva de
empatía con un pueblo que había sufrido los estragos de la guerra civil y
seguía sufriendo la pobreza y la falta de libertades del franquismo,
pero lo hace con un enorme respeto y una mirada transparente”
También andaba por allí un fotógrafo que se definía como aficionado
-a pesar de que vivió de ello en su juventud- y que antes de convertirse
en uno de nuestros más grandes cineastas se dedicó a recorrer España
con una Leica con la que retrató “un país medieval” que
ahora sobrecogerá al espectador en la exposición que nos ocupa y que es
una de las más atractivas de PHotoEspaña: Carlos Saura. España años 50, en el Museo Cerralbo hasta el 3 de septiembre. La muestra reúne 92 fotografías que realizó en un país entrañable y triste a la vez.
De hecho, la descorazonadora sensación que deja el recorrido por sus instantáneas es la de un país mísero y abatido, pero Saura
realizó al mismo tiempo un trabajo documental sobre los pueblos,
paisajes, gentes y costumbres de España en el que a través de su
objetivo, se podía ver la vida y costumbres de estas gentes sencillas,
sus matanzas, sus novilladas, sus fiestas -como la Semana Santa y las Fallas–
y sus ritos, presentando así un país de gran riqueza cultural,
resultado de múltiples influencias, como la de la ocupación árabe. Saura
aborda sus fotografías desde una perspectiva de empatía con un pueblo
que había sufrido los estragos de la guerra civil y seguía sufriendo la
pobreza y la falta de libertades del franquismo, pero lo hace con un
enorme respeto y una mirada transparente.
“Estamos en la “era de la memoria”, tan incómoda para
muchos, en la que regresa un pasado oculto y reprimido, actualizado y
revisado por sus herederos. Y Saura siempre lo ha evocado”
Es un país pobre y apagado en el que nos resulta muy difícil vernos
reflejados, reconocernos en esos rostros tristes que son un fiel reflejo
de la derrota de aquella España de posguerra. Pero también es innegable
que la historia de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco
continúa persiguiendo nuestro presente. Estamos en la “era de la
memoria”, tan incómoda para muchos, en la que regresa un pasado oculto y
reprimido, actualizado y revisado por sus herederos. Y Saura siempre lo ha evocado también en su cine, desde La caza hasta ¡Ay Carmela!,
con esa obsesión particular con la memoria, de retratar para
inmortalizar. Para él la fotografía era un instrumento para retener
instantes. La fotografía detiene el tiempo y lo encapsula, en este caso
realizando un álbum fotográfico sobre los pueblos y gentes de España que
fue descubriendo en sus diversos viajes por el país: Cuenca, Andalucía,
Castilla, Madrid o Sanabria. Saura
documenta su país, como documenta en sus películas cualquier cosa con
alma: la música, el baile, el flamenco, las raíces, el tango, los
quinquis de los ochenta… ofreciendo el testimonio “de una época de España que ahora parece perdida en los siglos”.
La extrañeza que siente el espectador ante estos paisajes remotos y sus
gentes tiene que ver con el lejanísimo vínculo que parece existir entre
estas imágenes de una España rural perdida en el devenir de los
tiempos, con las devastadoras huellas aún visibles de una guerra civil, y
la España actual. Pero las fotos de Saura dinamitan esa barrera que tenemos con el pasado. Como afirma el cineasta aragonés: “basta
con mirar atentamente una fotografía del pasado para que inmediatamente
aparezca una parte de la historia que todos llevamos dentro”.
Germán Labrador analiza las claves de su ensayo sobre el underground de la Transición. Víctor Lenore23.05.2017 http://www.elconfidencial.com/cultura/2017-05-23/german-labrador-contracultura-culpables-po-la-literatura_1386490/
Sin prisa pero sin pausa, empiezan a publicarse ensayos fundamentales
para conocer la contracultura española. En principio, un corriente
subterránea, pero repleta de desafíos a los valores dominantes (aunque
muchos de sus líderes se acabaron incorporando los cuadros de mando del
capitalismo posmoderno). Germán Labrador, profesor de la universidad de Princeton, aporta un completo mapa social en ’Culpables por la literatura. Imaginación política y contracultura en la transición española. 1968-1986’ (Akal).
Estamos
ante un texto valioso, especialmente ahora que las instituciones se
llenan de “partidos del cambio”, conectados con estas tradiciones
antagonistas, hasta ahora poco documentadas. No se asusten por sus más
de seiscientas páginas, ni por la avalancha de datos. El texto vuela
gracias a un estilo vibrante, que no rehuye los conflictos políticos ni
renuncia a los matices. Se trata de la primera publicación de la
colección Reverso, dirigida por el prestigioso historiador Juan Andrade.
PREGUNTA.
Leyendo su libro, parece que la inmensa mayoría de figuras de la
contracultura española vienen de la clase media o alta. ¿Cómo influye
este hecho en sus posiciones políticas?
RESPUESTA.
Prefiero plantearlo al revés: la experiencia de la contracultura
incorpora desde el principio un elemento interclasista que adquiere cada
vez más importancia y constituye uno de los pocos espacios de contacto
entre clases no autoritario en el final del franquismo. Frente a la
mili, por ejemplo, disciplinaria y segregadora, aunque interclasista
también. La experiencia de desertar, sin embargo, o la de objetar, fue
también interclasista y antiautoritaria. A finales de los años sesenta,
uno de los focos más poderosos de penetración de ideas contraculturales
es la universidad, a la que comienzan a llegar los hijos de las clases
medias y obreras del país, cada vez de forma más numerosa. En muchas
ciudades hay una progresiva apropiación juvenil de calles y parques
donde el elemento de mezcla social es determinante, desde las Ramblas
hasta Malasaña. Aparecen locales híbridos -bares, garajes, locales de
asociaciones- tanto en los centros como en las periferias. Los ateneos
libertarios o algunas parroquias son lugares de porosidad social
fascinante. Los festivales juveniles y las fiestas populares también. P. Entonces, no podemos decir que la contracultura fuese una cosa de pijos. Fiel
a su tradición leninista, el PSOE vio en la cultura una herramienta de
transformación social poderosa, pero no a través del cambio de las
formas de vida, sino de la propagandaR. El conflicto
sociopolítico más importante de la época es generacional. No se da entre
obreros y clases medias, sino entre la juventud y sus mayores. Un
novelista como Rafael Chirbes, que representa él mismo esa porosidad,
dedicó todo su ciclo de novelas sobre la transición a contar esta
historia: cómo de los que estaban en las mismas asambleas y células
jugando a hacer la revolución unos acaban como diputados y otros no. Es
la teoría de la generación bífida.
Además, cuando les afecta, la
marginación de la juventud transicional implica por igual a los hijos de
la burguesía y a los chavales de barrio: la heroína y el sida fueron
fenómenos interclasistas. Las cárceles, para muchos jóvenes, lo fueron
también. Hay un elemento de desclasamiento estructural entre muchos
jóvenes de la época. Por supuesto, si hablamos de los recursos para
sobrevivir, las diferencias vuelven a importar, no viven igual quienes
tienen red de seguridad familiar y quienes no. La cultura es un valor,
está claro, a la hora de dotarse de una memoria. Y el sueño de la
contracultura era la socialización radical de la cultura burguesa, en el
que se avanzó mucho. Si hoy hablamos de “precariado” en términos
interclasistas, cabe hacer otro tanto a propósito de los años setenta.
Más que una clase, la juventud era una zona de metamorfosis social,
desde los quinquis hasta los Panero. P. Una
novedad sustancial del texto es la visión crítica de los años ochenta,
retratados como un paso atrás en el desafío a las élites. Los compara
con un baile de disfraces donde la política no está invitada. ¿Hay que
afinar el relato oficial? UCD
crea el ministerio de Cultura como reconocimiento de la importancia
estratégica que va a tener la cultura en el sistema que se está
ensayandoR. Muchas veces le echamos la culpa a la transición de
cosas que suceden más tarde. En muchos sentidos, los años ochenta fueron
años contrarrevolucionarios, de retroceso de formas de vida que
funcionaban en los setenta. Desde el ejercicio de los derechos en el
espacio público, la democracia vecinal o escolar o las condiciones
laborales, muchas rupturas de los setenta se reajustan en la década
siguiente. Por el camino hay la institucionalización de una nueva clase
política, ganadora de ese proceso, buena parte de cuyos cuadros vienen
de los partidos antifranquistas. En la cultura, sucede algo parecido. En
cierto sentido, la Movida -como la gauche divine en Barcelona- representa la institucionalización de la primera “clase creativa” española. En 2007, en plena burbuja, el PP de Aguirre homenajeaba la herencia de la Movida en el Madrid neoliberal desde esas claves.
Por
el camino, toda la parte rupturista, política, comunitaria, colectiva
de la contracultura se evaporó. Si uno se descuida, te cuelan a Mecano,
que a los niños de los ochenta nos gustaba, pero no era eso. El término
Movida no aparece hasta la primavera de 1981: todo lo anterior es otra
cosa, a pesar de que se utilice para legitimar lo que viene luego. Me
importaba señalar las trayectorias desiguales, como un modo de explicar
que había otras alternativas históricas, que las opciones personales
importan, que había otra manera de imaginar la democracia en los años
setenta. Que otra transición era posible. P. Describe al
PSOE como impulsor de una verdadera “cultura de estado”. ¿Ha sido el
momento de mayor intervencionismo cultural de la historia reciente?
R.
Me importa mucho no echarle la culpa a la transición de lo que sucede
en los años ochenta. Muchas veces la falta de buenos relatos, de buenas
historias sobre lo que sucedió en los setenta nos ha hecho un poco
huérfanos de tradiciones y por ahí quiere ir mi libro. El membrete
Cultura de la Transición es muy útil para describir la cultura propia de
los años ochenta, pero no sirve para comprender la naturaleza civil,
democrática, desbordante de los procesos de producción cultural
sucedidos una década antes. La cultura antifranquista fue, en gran
medida, una cultura anti-transicional, es decir, contraria a una
transición de las instituciones. Pero fue una cultura profundamente
democrática, radicalmente preocupada por la democratización en todas las
esferas (públicas, privadas, íntimas, económicas, estatales,
medioambientales...). En la segunda mitad de los setenta hay una tensión
estructural entre la cultura democrática y la cultura de estado. UCD
crea el ministerio de Cultura, como reconocimiento de la importancia
estratégica que va a tener la cultura en el sistema que se está
ensayando entonces. P. ¿Cómo se desarrolla ese proceso? A
la derecha le pasaba con la cultura lo mismo que al PSOE con la
Iglesia: consciente de su importancia y de su hostilidad la temía cuando
habría deseado seducirlaR. Desde 1978 habrá un progresivo
“encuadramiento” de las fuerzas de la cultura en un sistema de valores
conservador-reformista, basado en la tríada normalización, progreso y
orden público.Fiel a su tradición leninista, el PSOE
vio en la cultura una herramienta de transformación social poderosa,
pero no a través del cambio de la vida, de las formas de vida, sino de
propaganda. Es difícil de comprender la España contemporánea sin el
aparato cultural que fue Prisa, una verdadera cosmovisión. La cultura de
la normalización fue la religión de la democracia, hizo para el régimen
del 78 el papel que el nacional-catolicismo había hecho para el mundo
conservador.
En cuestión de cinco años fue desapareciendo el
teatro independiente, el cine underground, la prensa alternativa, el
periodismo de investigación. O, mejor dicho, se fue encuadrando,
aceptando unos nuevos marcos económicos y morales desde los que seguir
existiendo. La descapitalización de la contracultura (y la
capitalización de las estructuras del régimen del 78 gracias al campo
contracultural) es un proceso fascinante, que genera marginados y
triunfadores. La cultura que surge después seguirá siendo en muchos
sentidos interesante, y hay que valorar los esfuerzos de crear una
institucionalidad de nuevo cuño, pero el problema es que para que se
diese una tuvo que desaparecer la otra. Por ponerlo con un ejemplo: a mí
me gusta mucho Joaquim Jordà, pero también me gusta Pedro Almodóvar,
ambos narradores finos y profundos de su tiempo. El problema no es lo
que hacen, con sus diferencias, sino las construcciones culturales que
hacen del primero un autor de culto olvidado para el público y del
segundo un icono del felipismo pop. Muchos de los supuestos revolucionarios de los setenta se entregaron a la corrupción política de las décadas siguientes P:
Los miembros de la contracultura suelen tener sensación de ser
vanguardia, aunque solo sea estética o referida a los estilos de vida.
Creo que esto impide conectar con los que ellos consideran “masas” o
“gente corriente”, a la que muchas veces ven como “vulgar” o “parte del
problema”.
R: Por la propia naturaleza, los cambios sociales
comienzan en pequeñas agrupaciones. La paradoja es que, en tiempos de
conquistas políticas, los derechos que puedan conquistarse a través de
sus luchas benefician a colectivos mucho más extensos. Mientras tanto
esas minorías participantes suelen ser las primeras víctimas de la
represión de sus luchas. Dicho esto, las minorías tienden a estar
permanentemente disociadas de lo social, y a reproducir conductas
corporativas, gremiales, pandillistas, tribales. Incluso cuando su
lenguaje sea inclusivo, igualitario, etcétera.
A comienzos de los
años setenta, por ejemplo, se da una ruptura muy fuerte entre activismos
de partido revolucionario y formas de vida contraculturales, en favor
de las segundas, porque los modos de militancia antifranquista eran
percibidos como autoritarios. Por ahí, la cuestión de la vanguardia se
redefine. Se pasa de la utopía del «héroe poeta» a la imaginación de una
«república de poetas». Era la vieja promesa lautreamoniana, de que "la
poesía tiene que ser hecha por todas y no sólo por unos". P: Ese objetivo no llega a alcanzarse. O no del todo.
R:
Después de la derrota de la contracultura, la figura del "héroe" pasa a
ser la del "último mohicano", y la vanguardia se vuelve un capital
moral en una época de traiciones y oportunismos. Hay que pensar que
muchos de los supuestos revolucionarios de los setenta se entregaron a
la corrupción política de las décadas siguientes. La dignidad de
Leopoldo María Panero en su locura es importante para la dignidad de la
democracia. Aquella frase de los maoístas, “una minoría en la línea
auténtica nunca es una minoría” encierra una fantasía delirante o una
gran verdad, en función de cómo se convoque. Desprovisto de intelectualidad orgánica, el aznarismo ofrece a muchos heterodoxos de la transición un lugar deseable P:
¿Qué opina de esas grandes figuras de la contracultura española
(Escohotado, Racionero, Dragó, Albiac..) que se han ido posicionando en
favor del neoliberalismo?
R: Mi libro es una sucesión de
nombres propios y vidas concretas, pero trato de no personalizar. Me
interesa lo que de común hay en cada vida, lo que una trayectoria
singular nos dice de evoluciones colectivas. Con sus diferencias,
algunos notables, estas personas que mencionas, y otras como Jiménez
Losantos o Albert Boadella, formaron parte de la primera generación de
la contracultura y mantuvieron una cierta tensión crítica con la
hegemonía cultural del PSOE en los ochenta. Muchas de ellas acaban
integrando la intelligentsia del PP al tocar el poder. Desprovisto de
intelectualidad orgánica, el aznarismo ofrece a muchos heterodoxos de la
transición un lugar deseable.
A la derecha
española le pasaba con la cultura lo mismo que al PSOE con la Iglesia:
consciente de su importancia y de su hostilidad la temía cuando habría
deseado seducirla. En ese viaje del maoísmo o del lacanianismo hacia la
derecha orgánica habrá muchas cosas: la vuelta a la casa del padre para
unos, para otros un odio profundo al felipismo, o a sus aliados
nacionalistas, etcétera. Son viajes anímicos, profundos, en algunos
casos al menos, de personas posicionadas muchas veces más allá del
consenso constitucional alrededor de 1978. No siempre hay cinismo.
Algunas personas dan un paso más hacia el neoliberalismo. El caso de
Escohotado es realmente interesante: por momentos se diría que es el
equivalente español del perfecto libertarian estadounidense. .....................................................
NO es Venezuela .son niños del sur de Chile en una comunidad mapuches .tampoco es 1973 es 2017 señores.. .....................................................
En las últimas noches de los días de mi padre,
cuando ya el calcio viajaba
como silencioso asesino
hacia la muerte del pensamiento,
la televisión morfina narcotizaba la espera. . Un automóvil cruzó la pantalla. Una mano pájaro en diagonal. Una voz seductora quebró el silencio. "Si volviera a nacer, ¿qué le gustaría ser?" . Atravesó una descarga desde su mano a la mía, rayo mudo abrasador. Vino el niño que él fue a sentarse con nosotros; el joven que ayer saltaba desde las nubes al mar; el hombre, vino el hombre, la pasión y la pareja y la vida rezumante por los ojos. . La noche seguía abismo y callada. . De repente, un susurro: "tu padre". Mi mirada interrogante y su esfuerzo desde la paz y la sonrisa: "si volviera a nacer me gustaría ser tu padre". . Cuando en los insomnios quedo a solas con los fantasmas, vuelvo a ver la mano pájaro. Vuelvo a escuchar su voz.
.
(Para Iris Almenara, las últimas palabras de los padres)
LOS GEMIDOS DE MI MADRE
Ella gime.
Duerme y gime.
Camina y gime. Habla y gime.
Sueña un pasado que ya no es
y gime.
Va de viaje a un mundo de sombras
y gime.
Balbucea un recuerdo inventado
y gime.
Pero cuando gime,
cuando solamente gime,
cuando ni duerme, ni camina, ni habla
y solamente gime,
ni duermo, ni camino, ni hablo
y lloro
y me hundo
y vivo
en cada uno de sus gemidos.
¡POR FIN CIERRA LA CENTRAL NUCLEAR DE GAROÑA!
Otra buena noticia: se acaba de anunciar el cierre definitivo de
Garoña. El Ministerio de Energía ha denegado la renovación de la central
nuclear y se da paso a su desmantelamiento. Desde luego, el PP no la
cierra por convicción política, sino porque la ampliación de su vida no
es rentable para sus dueños. Pero igualmente celebramos que Garoña no
vaya a funcionar más, ya que decimos adios a un grave peligro en
nuestras vidas para las generaciones venideras.
Gracias a todas
las personas y organizaciones que habéis hecho posible abrir un poco más
la puerta hacia una transición energética justa, que pasa sí o sí por
un urgente nuevo modelo energético justo, limpio y seguro.
No
obstante, el ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha señalado que esta
es una decisión muy singular y apoya que Almaraz continúe funcionando
más allá de 2020, cuando cumple 40 años. Tenia hasta el 8 de agosto para pronunciarse Juan Cruz Peña
Se
cumplen 80 años de la creación de la Federación Mujeres Libres que
luchó por la emancipación durante la República y la Guerra Civil.
Para conmemorarlo, la CGT organiza unas charlas en septiembre.
Amparo Poch y Gascón, Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada fueron tres pioneras en este movimiento de libertarias.
SARA MONTERO JORNADAS para celebrar el octogésimo aniversario de esta organización anarquista de mujeres.Publicado:
Amparo Poch y Gascón
obtuvo el premio extraordinario de Medicina en 1929, escribió ‘La vida
sexual de la mujer’ en 1932 y trabajó para Federica Montseny en el
Ministerio de Sanidad. Lucía Sánchez Saornil escribió poesía vanguardista y social y vivió hasta su muerte con una mujer: América Barroso. Mercedes Comaposada comenzó su carrera siendo montadora en una empresa de producción cinematográfica y la terminó llevando los asuntos de Pablo Picasso en
Francia. Las tres fueron pioneras, anarquistas y fundadoras de la
Federación de Mujeres Libres en 1936. Sus escritos y logros fueron
después barridos por el franquismo
hasta ser borrados por completo de la memoria colectiva. Pocos jóvenes
conocen hoy quienes son ellas. Con motivo del 80 aniversario de la
creación de esta asociación de mujeres libertarias la Confederación
General del Trabajo (CGT) organiza una serie de conferencias los próximos 8, 9 y 10 de septiembre en Madrid para enfrentar a la Democracia con su propia historia.
Cartel de las jornadas sobre Mujeres Libres que organiza CNT en septiembre.
“Para
conocer el origen del anarcosindicalismo hay que remontarse varias
décadas antes de que apareciera la Federación Mujeres Libres,
aproximadamente al año 1870. Las mujeres empezaron a vincularse al
sindicalismo, con importantes referentes como Teresa Claramunt
(quien dijo que la mujer obrera era “la esclava del esclavo”). Entonces
surgieron grupos en los pueblos y las ciudades. Vieron que se
ninguneaba a las mujeres y comenzaron a crear organizaciones femeninas,
aunque tienen una duración breve”, explica Laura Vicente, autora del libro ‘Mujeres Libertarias de Zaragoza. El feminismo anarquista en la Transición’. Aunque
en las raíces del anarquismo está el fin de las jerarquías y el control
social, este grupo de mujeres se negó a esperar a que la revolución
social trajera la igualdad entre sexos, como decían sus compañeros. Para
ellas, eran procesos paralelos y no sucesivos. Tampoco aceptaban la
palabra “feminismo”, ya que lo relacionaban con el sufragismo, y
preferían hablar de “humanismo integral”. La
Federación Mujeres Libres fue el resultado de la unión entre el grupo
de anarquistas madrileñas y el Grupo Cultural Femenino de Barcelona. En
1938 ya contaba con 20.000 integrantes. Esta organización independiente
no solo se preocupó de luchar por los objetivos libertarios, también
batalló contra los problemas específicos de la mujer, tal y como relata
en el libro ‘Mujeres Libres: el anarquismo y la lucha por la
emancipación de las mujeres”, de la investigadora Martha Ackelsberg,
que será una de las ponentes de la conferencia de septiembre. Los
miembros más veteranos de Mujeres Libres organizaban cursos de mecánica o
conducción para capacitar a las obreras para un nuevo oficio, ofrecían
charlas de puericultura para las madres y les daban nociones de
sexualidad, enseñándoles, por ejemplo, a explorar su propio cuerpo. Para
difundir estos conceptos contaban con la revista ‘Mujeres Libres’, que
llegó a lanzar 13 números.
Para
ellas, la emancipación de la mujer en el plano económico era lo
principal, pero no lo único: había que llevar la igualdad también a los
hogares y la vida privada. Mujeres Libres quería “emancipar a la mujer
de la triple esclavitud a que, generalmente, ha estado y sigue estando
sometida: esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud de
productora”. Esta federación también puso en marcha los ‘Liberatorios
de prostitución’. Las prostitutas eran para ellas mujeres que se habían
visto obligadas a ejercer el oficio por falta de recursos económicos.
Para salir de la pobreza, las reclutaban y las formaban en otros oficios
donde se pudieran ganarse la vida. También
debatieron sobre temas que aún no están resueltos: como la igualdad
salarial, la coeducación, el reparto de tareas o el polémico amor libre,
que rechazaba el matrimonio y que hoy aún sigue escandalizando a
muchos. Otro de los temas que les hacían ganarse el rechazo de los
conservadores eran sus charlas sobre el aborto o el uso de los
anticonceptivos: estas mujeres luchaban porque las obreras tuvieran el
control de la natalidad y el sexo no fuera únicamente una herramienta de
procreación. La Guerra
Civil lo cambió todo. “Comenzaron también a formarlas para el frente y a
hacer campañas para que, por ejemplo, se acogieran refugiados”, explica
Vicente. Sin embargo, Mujeres Libres tuvo que enfrentarse también a sus
propios compañeros en la batalla, dentro y fuera del anarquismo, que
creían que ellas serían más útiles en la retaguardia, dedicándose a
vendar a los heridos y a dar de comer a los soldados y no cogiendo un
fusil, algo irrenunciable para ellas. La
imagen de la miliciana con un arma está inserta en el imaginario
colectivo gracias a la película ‘Libertarias’, de Vicente Aranda, que
versa precisamente sobre las mujeres de esta organización. Tres nombres para no olvidar: Amparo Posch, la virtuosa médico Esta
federación contó con un potente instrumento para llegar a las obreras y
las campesinas: la revista Mujeres Libres, donde solo escribían
féminas. Únicamente había un hombre: Baltasar Lobo, que
se encargaba de la parte gráfica y que posteriormente se convertiría en
un escultor de reconocimiento internacional. Sus fundadoras fueron la
médico Amparo Poch y Gascón, la poeta Lucía Sánchez Saornil y la abogada
Mercedes Comaposada, tres mujeres cultas e inteligentes que fueron
referentes morales e intelectuales para muchas de sus compatriotas.
“Amparo
era una médico aragonesa que venía de una familia donde todas sus
hermanas eran beatísimas. Su madre nunca se hizo una foto porque creía
que eran cosas del demonio. Ella nació en aquella casa como esas flores
que nacen en un estercolero, entre la negrura”, cuenta la investigadora Antonina Rodrigo,
que ha dedicado su vida y su talento a desenterrar aquellos personajes
femeninos que el franquismo se encargó de hacer desaparecer de cualquier
libro. Posch hizo mucha pedagogía sobre salud sexual. Iba a las
fábricas a explicarle a las mujeres su cuerpo, qué sucedía cuando un
hombre y una mujer tenían sexo o a hablarles del aborto. Colaboró
estrechamente con Federica Montseny en el Ministerio de sanidad y
escribió manuales como ‘La cartilla de consejos a las madres’ (1931) o
‘La vida sexual de la mujer’ (1932) en una época donde la regla era el
sexo para la reproducción y hablar del método Ogino, que usa los ciclos
naturales para evitar quedarse embarazada, era un escándalo. En
1939 y tras el fin de la Guerra Civil, Posch cruzó la frontera
francesa, donde sobrevivió sus primeros años bordando pañuelos o
pintando sobres. Recayó finalmente en Toulousse donde convivió durante
una época con el libertario Francisco Sabater. Hasta que en 1945 se
estableció por fin el Estatuto Jurídico de los Refugiados Españoles, no
pudo ejercer oficialmente su profesión de nuevo. En 1965 le
diagnosticaron un cáncer cerebral y tras intentar volver a la casa
paterna en Zaragoza y ser rechazada por sus hermanas, murió en Francia
en 1968. Mercedes Comaposada: la abogada protegida por Picasso “Mercedes
era una abogada que a los 30 años militaba en la CNT y se encargaba de
formar a grupos de hombres y mujeres, tanto ideológicamente como en
cuestiones educativas básicas. Pero se dio cuenta de que en sus clases
las alumnas no hablaban ni intervenía. Se lo comentó a Lucía y a Amparo y
formó un grupo femenino de jóvenes”, explica Laura Vicente. En
la revista Mujeres Libres, Comaposada escribía críticas sobre productos
culturales, una industria que conocía bien, ya que en su juventud había
sido montadora en una empresa de producción cinematográfica. Esta
abogada creció oyendo hablar de justicia e igualdad: “Su padre era
zapatero, pero fue un hombre muy sabio. Su madre se quejaba porque la
casa estaba siempre llena de gente”, recuerda Rodrigo. La historiadora
rebusca en su memoria sentimental la imagen de esta libertaria catalana:
“Era muy inteligente, muy fina y muy elegante, tanto físicamente como
espiritualmente. Tenía una enfermedad del intestino, por lo que era
delgada como un hilo. Se ponía unas chaquetas cruzadas que le quedaban
muy bien”. En 1939 se vio
obligada a exiliarse junto a su marido, Baltasar Lobo, a Francia, donde
vivió bajo la protección del pintor Pablo Picasso y se convirtió en su
secretaria. Se sabe que comenzó a recopilar testimonios sobre Mujeres
Libres para un libro, pero toda la documentación se perdió, para
desgracia de los historiadores.
Lucía Sánchez y América Barroso con Emma Goldman en su visita a España.
Lucía Sánchez Saornil: la poeta contestataria “Lucía era muy cañera. No tenía formación académica y era telefonista. Fue poeta vanguardista, pero aprendió de manera
autodidacta. Trabajaba en Telefónica y tras una dura huelga fue
represaliada y trasladada a Valencia en los tiempos de Primo de Rivera”,
explica Vicente. Cuando se proclama la República, vuelve a Madrid y
continúa con su contribución revolucionaria y literaria en revistas como
Ultra y Umbral. En Mujeres Libres, escribía poesía social y, probablemente, los editoriales. En
Valencia conoció a la mujer que la acompañaría durante toda su vida,
América Barroso. Tras la guerra, ambas se exiliaron a Francia. Sin
embargo, vuelven a la España franquista, aunque nadie sabe bien por qué:
“Decidieron no quedarse en el
exilio y volver a Madrid en el 41 o 42. Ella no puede trabajar, no tiene
documento de identidad ni le interesa. Malviven durante un tiempo en el
que solo trabaja América. Lucía piensa en un momento dado que la han
reconocido y se van a Valencia, donde está la familia de América. Rompen
la conexión con el resto de la organización, supongo que por motivos de
seguridad, y viven juntas hasta la muerte”, narra Laura Vicente. El anarcofeminismo: ¿una vía muerta? El
franquismo, que gobernó durante 40 años en España, consiguió su
objetivo: el trabajo que muchas mujeres y hombres realizaron en la
República quedaron sepultados durante ese periodo. El esfuerzo de los
historiadores y de los investigadores que escarban en la memoria
histórica ha hecho que no se olviden. En los años 60, las libertarias Sara Berenguer,
en Francia, y Consuelo Portales, en Londres, decidieron resucitar la
cabecera Mujeres Libres. Con la llegada de la democracia surgieron
varios grupos que parecían querer continuar con la filosofía libertaria,
pero acabaron diluyendo su influencia. Son
de los pocos núcleos anarcofeministas que quedan en la actualidad.
Antonina Rodríguez se muestra pesimista en esta cuestión: “Ahora el
anarquismo no tiene raíz. El fascismo provocó un vacío muy grande y se
instaló en la incultura. No hay ideales. Hoy un político puede decir una
cosa y al día siguiente otra”, se lamenta. La
Transición dejó la puerta entornada a los exiliados y a la cultura
republicana que vino con ellos: “Yo pensaba que cuando muriera Franco se
iban a abrir las puertas para esas personas que habían estado toda su
vida viviendo en la nostalgia, pero no pasó nada. Solo vinieron los
importantes. Solo se jaleaba a Alberti y a Pasionaria”, explica Rodrigo.
La escritora cristaliza este sinsabor en una anécdota personal: “Cuando
presenté mi libro ‘Mujeres de España: las silenciadas’
(1979), me llamaron para decirme que a Federica (Montseny) no la
dejaban venir. Yo monté en cólera porque ella ya estaba ciega y hasta
necesitaba un lazarillo, mientras esta gente pensaba que iba a venir con
una bomba debajo del brazo. Al final le dieron permiso”, recuerda
emocionada en el que fue para ella uno de los momentos más importantes
de su vida: “Vino gente de todas partes, de los exilios, llevaban sin
verse desde la guerra. Se besaban y abrazaban, algunos no se reconocían
porque la vida les había pasado por encima”. Rodrigo
también habla de un “amor a la cultura” que se ha perdido y recuerda a
esas obreras y campesinas que, tras largas jornadas de trabajo, acudían a
cursos o grupos de lectura. “En la Guerra Civil los maestros eran los
primeros fusilados porque se les tenía respeto y eran transmisores de
conocimiento y valores. El primer hijo de cada familia también porque
había mamado las ideas de los padres. Los periodistas también fueron
duramente castigados”, recuerda la investigadora. En
la cansada voz de esta escritora pesa cierto desasosiego, aunque
concede la entrevista con la esperanza de que sean los jóvenes los que
recojan los testimonios que a ella no le ha dado tiempo a escribir. Deja
antes de colgar la llamada una última reflexión: “Hoy la cultura no
cuenta para nada. Estamos en un mundo salvaje. En la casa de los
exiliados siempre había una biblioteca porque decían que el libro
salvará al mundo”, ríe pocos minutos antes de colgar el teléfono.