Javier Martín Pastor ha compartido un enlace. elsaltodiario.com
Portbou (Gerona) es un pequeño pueblo próximo a la frontera franco-española donde, literalmente, se detuvo la historia. Pese a todas las iniciativas sobre memoria que ha albergado, no es un lugar en el que la cultura se manifieste. Más bien, donde se muestra de manera cristalina que en sus documentos aún reside la barbarie. No es otra la razón que el hecho de que sus habitantes presenciaran —una vez más— la victoria de los dominadores.
Concretamente, durante la última batalla de la Guerra Civil, acaecida muy cerca de Portbou, cuando la historia se decantó en favor del bando franquista, es decir, uno que no solo exhibió los rasgos tecnocráticos propios del fascismo, sino que contó con su apoyo explícito. Digamos que aquellas ideologías del siglo XX tomaron una situación política dada, excepcional, para impedir que se culminara una sociedad sin clases, eliminando así el derecho de las masas a transformar las relaciones de propiedad y perpetuando un historicismo que tantos han tratado de revivir para dominar en el presente, especialmente la socialdemocracia, impulsora habitual, constante, ingenua… de la modernización.
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Por entonces, si el estado de salud en el que se encontraba el pensador era deplorable, no lo era menos su economía, la cual complicaba el mantenimiento de su estatus de intelectual independiente. Digamos que Benjamin confrontaba con sus escritos al fascismo al tiempo que proponía “ganar a los intelectuales para la clase obrera concienciándolos de la identidad de sus trayectorias y de sus condiciones en tanto productores”, en lugar de asumir las labores propagandísticas que el comunismo trataba de conferirle. Y ello, además, tenía lugar en un momento en el que Adolf Hitler había firmado el pacto de no agresión con la Rusia soviética de Iósif Stalin.
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