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diciembre 16, 2020

John le Carré. Obituario, de Fernando Broncano

 Fernando Broncano R  

 y  Andrés Galán González   THEGUARDIAN.COM    14 de diciembre de 2020

No tuve tiempo ayer de dedicarle unas palabras a John le Carré, un escritor que confieso que me llegó muy adentro en mi juventud, especialmente en mi tiempo de becario en redacción de tesis. Tengo aún sus primeras novelas en las viejas ediciones de Bruguera todas desencuadernadas de haberlas releído varias veces, especialmente la trilogía de Smiley o las de sus comienzos (Llamada para el muerto, El espía que llegó del frío, Una pequeña ciudad de Alemania). El contexto de sus novelas como nos han repetido las reseñas españolas, era el espionaje de la guerra fría y del fin del Telón de Acero, pero su tema central, lo que le hace tan profundo, es la traición, la hipocresía, la manipulación y la decepción con los ideales de vida. Cuando lo leí asiduamente estaba viviendo el final de la política de la resistencia y el ascenso de los nuevos buscavidas de la transición, así que sentía muy cerca las historias que contaba. Su personaje Smiley le retrata: como él era especialista en literatura alemana del XVIII, como él dedicó su tiempo al espionaje en Alemania y a los infiltrados soviéticos en el partido comunista del Reino Unido, como él sintió que las columnas que sostenían su patria eran la estupidez, la corrupción y la traición sistemática a la palabra dada. Los protagonistas de sus novelas son siempre seres escépticos que terminan siendo engañados y que prefieren atenerse a sus principios morales, como en El jardinero fiel (en el que cuenta, por cierto, el desarrollo de la vacuna de la polio). Odió el mundo literario y nunca quiso competir en ese entorno a pesar de que su formación literaria le daba recursos de sobra para ello. Su maestro fue  Graham Greene con quien comparte la misma visión melancólica de un mundo crepuscular. Escriben en The Guardian que Markus Wolf, el jefe de la Stasi, modelo del Karla de la KGB estaba convencido de que le Carré tenía un topo en su cercanía porque había descrito con demasiado acierto los entresijos sus oscuros manejos. Da cuenta de un mundo que ha desaparecido y que solo algunas generaciones recordamos, pero sus personajes siguen siendo atemporales. Ha sido imitado ilimitadamente por la escritura de best sellers, pero sus novelas, bestsellers todas, pertenecen ya a esa forma de literatura que no será reconocida como tal por los cánones pero que seguirá inspirando modelos de humanos irredentos y caídos.
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