Fernando Broncano R está con Mónica Benítez 5/1/21
Mi amiga Mónica Benítez escribe en su muro este maravilloso ejercicio de ironía sobre las vacunas: "Tengo amados amig@s que se han metido o se meten de todo al cuerpo: tabaco, marihuana, peyote, hongos, ácidos, tachas, coca, vino, mezcal, cerveza, whiskys y todo tipo de alcohol, además de pastas para dormir y antidepresivos, entre otras maravillas naturales y quimicas, que de vez en cuando comparto con ellas y ellos entre brindis y risas. Pero eso sí, no se pondrán la vacuna porque a saber qué daño colateral van a tener...mundo extraño, si. Yo sí me pondré en la fila. Sin lugar a dudas. Cada quién."
Parafraseando a Kant: "Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y pavor a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre mí y el movimiento antivacunas sobre todos nosotros". Macron tiene problemas en la distribución de vacunas en una Francia que encabeza la lista de resistencia a las vacunas y que muestra que los servicios públicos están en decadencia en todos los estados. Ayuso --¿cómo no?-- se ha adelantado a todas las autonomías privatizando la distribución de la vacuna destinando a ello casi un millón de euros (¡¡¡ Ayuso, no pares, no pares...!!!).
Como los dioses o el destino repartieron la estupidez humana siguiendo la curva de Gauss, convendría recordar que las objeciones libertarianas provienen de una concepción egotista liberal de los derechos que da la primacía a la voluntad personal sobre el bien común, mientras que la concepción libertaria (orden social sin necesidad de gobierno) da siempre la primacía a la fraternidad y solidaridad y el bien común sobre los deseos e intereses personales.
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