21/11/20 Blas Mendiola M.
Ayer, veinte de noviembre,/
me levanté aturdido;/
y tras lavarme la cara,/
siempre con agua muy fría,/
el espejo me devolvió,/
inesperadamente,/
la imagen de mi padre,/
flaco y barba de varios días./
Para evitar desengaños,/
en situación tan emocionante,/
faltó tiempo para decirle/
Lo mucho que lo quise,/
pero que no me esperase,/
porque son muchas las cosas/
que todavía tengo que hacer,/
en el mundo de los vivos./
Le hablé del divertido Arán,/
y fue suya mi emoción;/
y no añadí nada más;/
me mandó una sonrisa,/
con la gracia que él ponía,/
cuando llegaba tarde a casa,/
para encandilar a mi madre./
Fin de la escena;/
apagué la luz;/
cerré la puerta;/
bajé en silencio/
Las escaleras/
a desayunar./
En la cocina,/
ella, mi mujer,/
me miró y dijo:/
"sonríes igual/
que tu padre"/
¡ PRECIOSO POEMA, BLAS !.
ResponderEliminar¡ QUÉ DESNUDEZ HAS MOSTRADO A TRAVÉS DE TU EMOCIÓN Y DE TU SENSACIÓN !.
HAS HECHO VIBRAR A MI ESPÍRITU CON SUMA PLACIDEZ.
UN ABRAZO, CHAVAL.
ROBERTO.
Gracias Roberto. Le paso tu comentario a Blas.
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