Enero 2021. Blas Mendiola M.
Encontré tiempo para leer y escribir y conversar con la gente del hotel. Cené tarde y después di un paseo por la playa hasta un extremo rocoso que las olas golpeaban suavemente; desnudo, me adentré en el mar, nadando hacia el oscuro horizonte, hasta que sentí una fuerte atracción a la profundidad que me empujaba al fondo, pero algo o alguien cogió mis manos y me llevó a la playa. Aturdido regresé al hotel y nada dije de lo ocurrido a mi mujer, pues lo último que deseaba era someterme a uno más de sus despiadados interrogatorios. Con todo, aquella noche dormí como hacía tiempo que no lo hacía. Cuando lo cuento, la gente cree que debió ser una alucinación, pero no es así, porque al despertar aquella mañana, hallé en mis manos cabellos dorados de coral, semejante a la melena de la Venus de Sandro Botticelli. Han pasado 22 años desde que, en una calida noche de julio, escuché en el patio del Hospitalillo de San José de Getafe, la melodiosa Nube de Hielo, interpretada por su autor, Benito Cabrera, un virtuoso del timple canario.
EXQUISITO, BLAS, EXQUISITO.
ResponderEliminarES UN LUJO CONOCERTE Y HABERTE CONOCIDO.