28/11/22
EL PUTO FÚTBOL
No tengo la menor simpatía ni por la selección española de fútbol ni por ninguna otra selección. Me da igual que la roja gane o pierda, es más, preferiría que perdiera, y que ganara…, no sé, la selección de Gambia, la de Burundi o cualquier otra selección humilde de cualquier país, si es que existe, donde el fútbol no sea aún un negocio millonario y un espectáculo alienante y no pocas veces degradante. No entiendo por qué se identifica el patriotismo con un equipo de fútbol. Me caga el bazo que once tipos en calzoncillos (pertenecientes a clubes o empresas propiedad de oligarcas) corriendo tras un pelotón, y un deporte degradado y corrupto que pacta por interés con las dictaduras más inmorales y despiadadas se haya convertido en el símbolo de las esencias nacionales y del fervor y de la devoción patria. Es como si el colmo del patriotismo fuera ser forofo de Endesa o del Banco Santander. Y que encima haya tipos de espíritu guerracivilista dispuestos a matar o a dejarse matar por él resulta absolutamente delirante. Si yo fuera dictador de España -es un (mal)decir- lo primero que haría sería prohibir el fútbol y los toros, y aun no sé si no terminaría prohibiendo España. El único fútbol decente es el que juegan un grupo de niños con una pelota de trapo en un solar bombardeado.
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